21 de mayo de 2014

La Cultura del Danubio y la Cultura de los Kurganes II


IMÁGENES: ENTERRAMIENTO EN CÁMARA FUNERARIA EN UN KURGAN. SMITHSONIAN MUSEUM; DISTINTOS TIPOS DE SEPULTURA EN FOSA CON TÚMULO FUNERARIO (KURGAN).

En las fases más recientes, las tumbas de la cultura de los Kurganes se construyen sobre el suelo y en forma de choza, sostenida por varios postes de madera. El piso se cubre de guijarros, capas de ocre o cenizas, en tanto que el túmulo puede ser de piedra o tierra. Cada túmulo contiene varias inhumaciones. En el centro un varón, y alrededor mujeres y niños. Estos últimos, quizá su mujer e hijos, aunque en otras ocasiones adultos que pudieran ser sus esclavos, pueden indicar un sacrificio honorífico reservado al hombre. Los jefes se inhumaban acompañados de puntas de flecha hechas en sílex, cuchillos de piedra, puntas de lanza y hachas de batalla, confeccionadas en cobre o piedra. Además, suelen aparecer mazas de piedra, habitualmente en forma de cabeza de caballo, y diversos ornamentos pectorales (formados con dientes de animales, como osos, lobos, perros, zorros o jabalíes), o anillos de diferentes metales. El cadáver se muestra en posición fetal o contraída sobre su espalda en las fases I y II; del lado izquierdo para las mujeres y derecho para los hombres, en las fases siguientes, III y IV. En todos los caso, predomina la orientación hacia el oeste.
Gracias a las agrupaciones de las tumbas se puede corroborar que la población vivía conjuntada en pequeñas tribus, asentada en casas en forma de choza, semi enterradas, hechas de madera y con forma rectangular, agrupada en poblados de pequeño tamaño. De hecho, correspondientes a las fases I a III han salido a la luz diversos y notables enclaves, hábitats y tumbas, entre los cuales se destaca, sobre manera, Dereivka.
Ya se ha dicho que las poblaciones Kurganes parecen haber extendido profusamente sus influencias (modo de vida, modos funerarios) por Europa, a través de varias etapas, no del todo seguras. Una primera, que contemplaría los primeros movimientos de personas, se ubicaría cronológicamente en la fase Kurganes II, entre 4400 y 4300 a.n.E. Las improntas de esta movilización son detectables a lo largo del río Danubio. Los esteparios alcanzan lo que hoy es Hungría y Macedonia, hecho que demuestra que los kurganes se encuentran en este etapa en el territorio de la, para ese momento ya antigua, Cultura Danubiana. Varias culturas locales se ven alteradas y transformadas: es el caso de la Cultura Cucuteni-Tripolje en Rumanía y en Bulgaria la cultura, típicamente danubiana, de Karanovo, cuyos miembros emigran hacia territorios hoy rumanos, dejando su lugar para la conformación de una cultura nueva llamada Cernavoda I. Es altamente probable que el afán de lucro sea el real motivo se estas movilizaciones kurganes.
Una segunda oleada tendría lugar un milenio después, entre 3400 y 3200, aunque ya no parece proceder de los lugares originarios de los kurganes, sino de territorios y zonas diríamos, “kurganizadas” del norte del Mar Negro. En Ucrania se desarrolla ahora la Cultura Usatovo, cuyos representantes se asientan también en la Bulgaria actual, dando lugar a la cultura Cernavoda II. Con posterioridad, habrá una fusión de Cernavoda II y la Cultura Danubiana. En el III milenio un nuevo movimiento de población se extenderá directamente desde las estepas hasta la Europa danubiana. En la región de la exYugoslavia se configuran nuevas facies: se destaca la Cultura de Vucedol, representada por hachas de combate, cuchillos romboidales en cobre y puntas de flecha. Ya con posterioridad al 2000 a.n.E. no hay presencia arqueológica de expansiones directas de gentes que portan los elementos kurganes, sino de culturas mixtas surgidas de la fusión de las poblaciones kurganes y otros pueblos neolíticos indígenas.
En definitiva, entonces, los que llamamos indoeuropeos son, con muchas probabilidades, los hombres de lo que arqueológicamente se denomina como cultura de los Kurganes.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia y en Ciencias Sociales, UCV 
Escuela de Letras, UCAB

14 de mayo de 2014

La Cultura del Danubio y la Cultura de los Kurganes I


IMÁGENES, DE ARRIBA HACIA ABAJO. MAPA QUE MUESTRA LA INFILTRACIÓN Y EXTENSIÓN KURGAN HACIA EL CENTRO Y ESTE DE EUROPA EN TORNO A 3000 A.C.; VASO DEL KURGAN DE MAYKOP CON ANIMALES INCISOS. CULTURA MAYKOP (3500-2500 a.C.), EN EL SUR DE RUSIA. MUSEO HERMITAGE.

En el Neolítico, en una región que comprende desde el río Rhin hasta el mar de Aral, tuvieron asiento dos relevantes culturas que pudieron haber sido los ancestros de las culturas indoeuropeas. La Cultura Danubiana, cuyo ámbito esencial es la neolitización de los Balcanes hacia fines del VII milenio a.n.E. (evidenciada en asentamientos como Nea Nikomedia en Macedonia), adquiere su facies arqueológico-cultural en el V milenio en la llamada Cultura de Starcevo-Köros, cuya extensión territorial máxima abarca los Balcanes, y los actuales países de Rumanía, Hungría y parte de Ucrania. Desde el Calcolítico se verifica ya a través de un conjunto más o menos heterogéneo de culturas que se diferencian por sus tipos cerámicos. La Cultura Danubiana se mantendrá activa en el I milenio a.n.E. en culturas de tipo indoeuropeo, como el caso de los ilirios y tracios. La neolitización de Europa se debió, con toda probabilidad, a esta Cultura Danubiana.
La Cultura de los Kurganes aparece en el V milenio a.n.E. y se caracteriza, principalmente, por sus tumbas, coronadas por un túmulo. De tales sepulturas recibe su denominación. Esta cultura se organiza desde una serie de influencias del Próximo Oriente, que van desde el Dnieper al Ural, extendiéndose por ciertas regiones del Kazajistán actual. También se mantendrá en el I milenio, como el caso previo, en culturas de tipo indoeuropeo, en esta ocasión, en los cimerios y escitas.
La arqueología parece señalar que entre el IV y el II milenio a.n.E., se evidencian aportes culturales sistemáticos de ambas culturas, sobre todo en lo tocante a las armas y a la tipología funeraria, reflejados en la Europa nórdica, central y mediterránea. En consecuencia, los antecesores de los indoeuropeos parecen haber habitado Asia occidental.
Según una mayoría de especialistas, se puede identificar a los indoeuropeos y su época de expansión con la Civilización de los Kurganes. Los kurganes más arcaicos se ubicaron al sur de los Urales y en ambas orillas del Volga. Es el momento en que configuran la fase llamada cultura de tumbas de fosa, cuya expansión se produce hacia lo que es hoy Ucrania, en donde se encuentra con una cultura neolítica previa, quizá de origen danubiano, con la que se mezcla, y que aparece representada en el asentamiento de Seredni Stog. La fase II de esta cultura es denominada Cultura de Seredni Stog II o Kurganes I (inicios del V milenio). Se caracteriza por presentar tumbas excavadas en el suelo que culminan en un pequeño túmulo pétreo bajo. En ellas han aparecido esqueletos humanos espolvoreados de ocre. La economía de la época parece estar claramente asociada a la cría de ganado y a la agricultura.
La fase Kurganes II, en la segunda mitad del V milenio, corresponde a las primeros movimientos poblacionales esteparios hacia Europa, concretamente hacia el Danubio, en tanto que Kurganes III, en la primera mitad del IV milenio, supone la constatación de la destrucción de las culturas de centro Europa y su remodelación a partir de las influencias de las poblaciones esteparias. Ya la fase Kurganes IV, en el III milenio muestra el apogeo de las gentes de la estepa, verificado en sus riquezas y aspecto militar. Esta fase IV agrupa culturas diversas (Cultura de las Hachas de Combate, Cultura de la Cerámica Cordada, entre los Cárpatos y Escandinavia, Cultura de Fatjanovo en el centro de Rusia, Cultura de Poltavka en Ucrania, y Cultura de las Tumbas de Catacumba en el sur de Rusia), cuyo nexo en común es el predominio guerrero, el rol desempeñado por el caballo y su vocación expansionista.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV-Caracas

9 de mayo de 2014

Hallazgo arqueológico: pintura mural en Oxirrinco

PINTURA MURAL DE OXIRRINCO, EGIPTO. Cortesía Universidad de Barcelona

El reconocido arqueólogo Josep Padró y un equipo de especialistas de la Universidad de Barcelona hallaron recientemente una pintura mural que presenta una imagen que muestra el retrato de un hombre joven de cabellos rizados que porta una túnica como vestimenta. Además, el hombre del retrato parece estar haciendo un movimiento con su mano semejante al de una bendición. La imagen, que apareció en una tumba copta de Oxirrinco, la actual El-Bahnasa, cerca de El Cairo, ha sido datada entre los siglos VI y VII. Se ha apuntado que podría tratarse de un arcaico retrato de Cristo o de algún determinado santo, si bien no es fácil constatar esta apreciación. Se ha encontrado también una tumba de un escriba y otra llena de momias de la época romana con algunos cartonajes pintados.

Prof. Dr. Julio López Saco
Mayo, 2014

6 de mayo de 2014

El Dinástico Arcaico en la antigua Mesopotamia

Estela en alabastro de U-umgal. Período dinástico arcaico, en torno a 2900-2700 a.C.

Este período, que abarca cronológicamente desde 2800 a 2340 a.n.E. (momento de conformación del reino acadio por Sargón), se caracteriza por el desarrollo de las ciudades en la Mesopotamia meridional. La Lista Real sumeria menciona que tras el diluvio la realeza, en sí misma un don celestial, se establece en la ciudad de Kish. Algunos historiadores son de la opinión de que hubo una anfictionía de ciudades (koiné) sumerias centralizadas en torno a Nippur, un centro eminentemente más religioso que político. El nombre de Sumer, Kenger, es una denominación, precisamente, de la región de Nippur, ciudad que nunca fue capital de estado o sede de la realeza, sino un prestigioso centro religioso. Otros estudiosos, por el contrario, creen que al comienzo del período del Dinástico Arcaico el país de Sumer estuvo unificado en torno a la autoridad de Kish. De hecho, el título “rey de Kish” acabará siendo una referencia de la soberanía sobre Sumer y Acadia.
El período se puede definir, en cualquier caso, a partir de la presencia de un régimen político concreto, el de las ciudades-estado, siempre celosas de su independencia y continuamente en conflicto entre sí. Se conoce la historia de alguna de ellas, como Uruk, cuyos reyes portaban el título de en y se desempeñaban como sacerdotes de la diosa Inanna. Varias epopeyas asocian al trono de Uruk a un personaje semi heroico denominado Enmerkar, y a su sucesor Lugalbanda, aunque su monarca más renombrado fue el héroe legendario Gilgamesh. De Kish se conoce el nombre de su antiguo rey Mebaragesi, quien según la Lista Real encabezó una campaña contra Elam, y de Ur un rey llamado Mesanepada, que porta el título mencionado de “rey de Kish”.
A partir de 2550 a.n.E. las guerras contra Elam son habituales y constantes, aunque también otros conflictos, de carácter fronterizo, se destacan ahora, particularmente, el que opone Uruk contra Ur y el que enfrenta a Umma con Lagash. El soberano de Ur, Enshakushana se apodera de Uruk, e inaugura una doble realeza en ambas ciudades, que se extenderá hasta la época de Sargón. También Kish y Nippur pudieron estar sometidas ahora a Ur. Un tiempo después, no obstante, Lugalkisalsi será derrotado por el monarca de Umma Lugalzagesi.
La dinastía de Lagash es fundada en 2550 a.n.E. por Urnanshe, aunque el apogeo dinástico acontece con su sucesor Eanatum. Es al mando de este rey cuando Lagash somete al ejército de Umma y obliga a esta ciudad a ceder varios territorios. Al tiempo, también se apodera de Kish y se atribuye el prestigioso título que ya hemos mencionado. Sin embargo, bajo el siguiente rey de Lagash Umma se subleva, aunque el nuevo rey de Lagash, Entemena, logra estabilizar la situación creada, en torno a 2430 a.n.E. Además, para garantizar la defensa de la ciudad firma un pacto de alianza con Uruk. Tras Entemena empieza, sin embargo, el declive de Lagash. Le sucede un usurpador (Urukagina=Uruinimgina), pero acaba siendo expulsado por el rey de Umma, Lugalzagesi (que ataca Ur y Uruk, apoderándose de la doble realeza), aunque el usurpador logra mantenerse estableciendo una nueva capital en Girsu. Lugalzagesi, tras apoderarse de Ur y Uruk, establece en esta última la capital, y obliga su reconocimiento como rey por parte de los sacerdotes de Nippur. Reúne, así, bajo su poder y autoridad, todo el país de Sumer.
Hacia el final del período vemos que ninguna ciudad se impone a las demás de forma duradera, pues están de continuo en conflicto unas con otras. Aunque existen alianzas, no dejan de ser habitualmente efímeras.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCv-UCAB, Caracas

1 de mayo de 2014

El budismo antiguo en Tíbet (II)


MONASTERIO DE TASHILHUMPO EN LA CIUDAD TIBETANA DE SHIGATSE

El proceso inicial de traducción de textos budistas estuvo a cargo de grupos de eruditos indios y tibetanos, más tarde seguido por la compilación, a fines del período imperial, en el siglo IX, por compilaciones de glosarios con equivalentes tibetanos de los términos sánscritos. El conjunto del material traducido fue compilado por el estudioso del siglo XIII Buton Rinchendrup, en dos colecciones mayores: Kangyur, en ciento ochenta volúmenes, que contienen traducciones de tantras y sutras, incluyendo, en algunas ediciones, los Tantra Nyingma, textos tántricos antiguos asociados a la escuela Nyingmapa, y Tengyur, en doscientos cincuenta volúmenes, que contienen material comentado y tratados individuales realizados por estudiosos indios. El material de sutras y tantras es considerado más significativo por sus valores espirituales que por sus contenidos textuales. Todos estos trabajos, con el tiempo, se han conservado en ediciones de colección (sungbum). Posteriormente, se produjeron toda clase de textos individuales, de carácter ritual, filosófico, sobre medicina, astronomía o historia. Incluso de redactaron guías de peregrinaje y trabajos literarios.
Las grandes universidades monásticas indias, concretamente en Bihar, Bengala y Orissa, fueron las principales fuentes de la tradición erudita budista tibetana. Los anales tibetanos mencionan dos fuentes principales de las que obtuvieron enseñanzas: una de ellas, las universidades monásticas de Vikramaslla, Nalanda y Somapura; la otra, los siddhas tántricos, que aparecen retratados en los relatos tibetanos como practicantes independientes, como el caso de Narodha, quien estableció centros de enseñanza que fueron rápidamente patrocinados por gobernantes locales.
Parece haber habido dos épocas de difusión o propagación de las enseñanzas búdicas en Tíbet, la difusión arcaica (ngadar), hasta el momento del colapso imperial en el siglo IX, y chidar o difusión tardía o genérica, que se inicia con el proceso de la actividad de traducción promovida por los gobernantes de Guge a fines del siglo X, extendiéndose hasta el período de las invasiones musulmanas del norte de India a comienzos del siglo XIII. Los primeros monjes, tradicionalmente un grupo de siete hombres de la aristocracia elegidos para dicho propósito, fueron los que, en el siglo VIII, proporcionaron el personal inicial para erigir el primer monasterio tibetano en Samye, en la región centro oriental del Tíbet.
Sarmapa o Nuevas Escuelas introdujeron ciclos tántricos como Kalacakra, Cakrasamvara y Hevajra. Una variedad de estas tradiciones Sarmapa como Kadampa, fueron asociadas al ascetismo monástico Sakyapa, Jonangpa y Shalupa. Estas escuelas contaron con grandes eruditos, como Sakya Pandita y Buton Rinchendrub, entre otros. Es ahora cuando los antiguos maestros de las escuelas Kagyüdpa reivindicaron ser reencarnaciones de anteriores lamas. Comenzaron a asegurar que eran conscientes de tales renacimientos, y poseían cierta memoria de sus vidas previas. Ulteriormente, entre los siglos XIII y XIV, esto llegó a ser el fundamento del sistema de trulku o lamas reencarnados, partir del cual un determinado renacimiento debe ser encontrado para desempeñar el rol de lama principal tras un riguroso entrenamiento[1].
En conclusión, se podría decir que los budistas tibetanos han vivido en estados diferentes y en zonas sin ellos, en una extensa región en la que las comunicaciones siempre han sido difíciles y muy lentas. Aunque han existido factores unificadores en el budismo del Tíbet, como el mantenimiento de las rutas comerciales, un lenguaje escrito común, el respeto al Dalai Lama y la presencia de centros de peregrinación, han seguido persistiendo tradiciones con intereses variantes que impiden la supresión de las diferencias religiosas y el establecimiento de un estilo religioso centralizado y unificado. El dominio político de la orden Gelukpa sobre Tíbet se estableció a mediados del siglo XVII a través de la alianza militar suscrita entre el quinto Dalai Lama y el jefe mongol Gushri Khan. Tal control, sin embargo, no ha logrado impedir reacciones en las demás tradiciones budistas, verificadas en el enfoque no sectario (rimé) que se fundamenta en el principio de que la extensa variedad de enseñanzas y prácticas son una alternativa válida al fin común de alcanzar la budeidad.

Bibliografía

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Lopez Jr., D.S., Prisoners of Shangri-La: Tibetan Buddhism and the West. Chicago & London: University of Chicago Press, 1998
Ramble, Ch., The Navel of the Demoness: Tibetan Buddhism and Civil Religion in Highland Nepal. New York and Oxford: Oxford University Press, 2008
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Snellgrove, D. L., Indo-Tibetan Buddhism: Indian Buddhists and Their Tibetan Successors. 2 vols. Boston: Shambhala, 1987
Stein, R.A., Tibetan Civilization, London: Faber, 1972
Tucci, G., The Religions of Tibet London, Routledge & Kegan Paul: Berkeley, University of California Press, 1980
Walter, M.L., Buddhism and Empire: The Political and Religious Culture of Early Tibet. Leiden: Brill, 2009

Prof. Dr. Julio López Saco 
Doctorado en Historia y Doctorado en Ciencias Sociales, UCV


[1] La palabra trulku deriva de la idea mahayana de los Tres Cuerpos del Buda (Trikaya). Corresponde al tercero de ellos, nirmanakaya o cuerpo material (esto es, cuerpo ilusorio o producido mágicamente). De aquí se podría implicar que el lama reencarnado representa la presencia física del Buda.