23 de diciembre de 2014

Las fábulas sobre Roma: su mítico pasado

En las fuentes de la antigüedad (Virgilio, en Eneida, Tito Livio, Varrón, en De re rustica, Estrabón) se han conservado una serie de noticias legendarias o fabulae relativas a Roma. La más arcaica de ellas habla de un reino de Saturno cuya sede se encontraba en el punto más alto del Capitolio, denominado Arx. Este Saturno (como Volturno o la ninfa Iuturna, hermana de sangre del rey Turno de los rútulos), era una divinidad agraria de origen etrusco, cuyo culto estuvo muy extendido entre los esclavos y los campesinos. Es por eso que en las Saturnalia se concedía licencia especial a los esclavos para hacer las veces de personas libres y comer al lado de sus dueños. Saturno acabaría confundiéndose con el Kronos griego quien, una vez expulsado del Olimpo por Júpiter, llegaría al Lacio, en donde reinaba, a la sazón, Jano (cuya sede estaba en el Janículo). Como enseñó a los habitantes del Lacio las actividades agropecuarias, Jano le ofreció compartir su reino.
La segunda de estas fabulae menciona el reino del rey griego Evandro, fugitivo, con su hijo Palas y un conjunto de seguidores, de la localidad de Palanteo, en Arcadia. Se establecen en una colina que recibe, gracias a ellos el nombre de Pallantium, luego Palatium. Evandro poseía el arte de la escritura, mientras que su madre, la ninfa Carmenta, era poseedora de singulares dotes proféticas. En desconocimiento de la Sibila, todavía ausente, Carmenta resultó ser muy benéfica para la población. Una tercera fabulae habla de Hércules, quien vadea el río Tíber conduciendo los bueyes de Gerión, deteniéndose a descansar en un paraje un tanto accidentado en el que sobresalía una gruta. Un ser semi monstruoso, de nombre Caco (mencionado por Virgilio en la Eneida) le hurta una parte del ganado y lo esconde en su guarida, pero dejando un rastro visible. Finalmente, Hércules mata de un brutal garrotazo de su clava a Caco.
La cuarta de estas noticias señala la institución del Ara Máxima a los pies del Palatino. Los pastores, amigos del ladrón de ganado Caco, llevan a Hércules ante el rey Evandro acusándolo de asesino. Evandro conoce por su madre el destino del héroe griego, y sabe que allí mismo tendrá un altar al que llamarán Ara Máxima. A sabiendas, Hércules erige y dedica el ara. Más tarde, este culto será el único ritual extranjero que acepte Rómulo en la ciudad que acababa de fundar. Las familias de los Pinarios y los Poticios se convertirán en los oficiantes a perpetuidad del ceremonial. La quinta fábulae, conectada con las anteriores, nos muestra a un Evandro muy viejo y a un Eneas que ya ha desembarcado en el Lacio, quien acude al anciano rey para solicitar su ayuda contra Turno y sus aliados etruscos. Evandro le enseña a Eneas el lugar donde se va a erigir la futura Roma, alojándolo en la cabaña en la que había morado durante un tiempo Hércules. Palas y los arcadios se suman a las fuerzas de Eneas, pero de Roma ya no se hablará hasta unos siglos más tarde.
La leyenda habla de un Eneas que se salva del incendio de Troya, y conduce a su padre Anquises, a los dioses penates de la ciudad, a su hijo Iulo (o Ascanio), además de un conjunto de sobrevivientes troyanos, hasta el Lacio. Protegidos por Venus (su madre) y Júpiter, tienen como destino fundar una nueva Troya, Roma, que heredará, entonces, los penates de Troya. El viaje está plagado de peripecias de diferente índole: pasan por Macedonia, luego Sicilia (según Virgilio, también por Cartago) y, finalmente, el Lacio, donde son acogidos por el rey Latino (cuya sede está en Laurentum, al lado de Ostia) quien le concede a Eneas como esposa a su hija Lavinia. En el lugar en el que encuentra una cerda blanca (sus alba) funda la ciudad de nombre Lavinium, en honor a su nueva esposa (la primera, Creusa, muere durante el viaje). Una serie de pueblos del Lacio, a cuyo frente estaba Turno, el rey rútulo, declaran la guerra a los latinos y troyanos. En el primer enfrentamiento vencen los latinos pero pierden a su rey (Latino). Turno pide ayuda a los etruscos y Eneas a Evandro. Tras varias luchas, triunfan los latinos, en tanto que Eneas desaparece al modo de una divinidad o un héroe divinizado. Desde ese momento, el pueblo le llamará Júpiter Indigete y le rendirá el consabido culto.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB, Caracas

16 de diciembre de 2014

Mitos griegos en el arte romano del siglo IV: el vaso diatreta de Licurgo y el tesoro de Kaiseraugst (plato de Aquiles)



ARRIBA, VASO DIATRETA EN VIDRIO, DATADO EN EL SIGLO IV, HOY EN EL BRITISH MUSEUM; ABAJO, PLATO DE PLATA DE AQUILES, DEL TESORO DE KAISERAUGST, DATADO HACIA 350. AUGST RÖMERMUSEUM, BASILEA, (SUIZA).

Los centros de producción de la industria romana del vidrio, que alcanzó un esplendoroso refinamiento, se encontraban en Alejandría, la Península itálica, la costa de Siria y en la región de Colonia. Son, sin duda, los vasos llamados diatretas los que alcanzaron las más elevadas cotas del arte del vidrio romano. En estos vasos de grababan, en forma de redes de estructuras de ornamentos, escenas figurativas e inscripciones, dando la sensación de que la decoración flotaba delante del cuerpo del vaso, estaba superpuesta. Uno de los más notables ejemplos es el denominado Vaso de Licurgo, en el que se representa al rey tracio (soberano de los edonios en los trágicos) de ese nombre. Licurgo persiguió al séquito de Dioniso y provocó la huida del dios hacia el mar. Acosó a las ménades y los sátiros, y capturó a las bacantes. Una de las ménades, de nombre Ambrosía (en la versión de Nonno en las Dionisíacas), solicitó la ayuda de su madre, Gea, quien abrió una hendidura por la que cayó la ménade para posteriormente resurgir en la forma de una vid (en honor al dios Dioniso) y apresar a Licurgo, matándolo. Las imágenes del vaso representan tres episodios del mito[1]: Ambrosía pidiendo ayuda a su madre; Pan y Dioniso con una pantera que parecen estar tramando el acciona contra el rey, y la imagen de Licurgo, barbado y desnudo que está siendo apresado por las ramas de una vid.
El tesoro de plata de Kaiseraugst, que contenía cerca de doscientas monedas y casi cien piezas de vajilla (bandejas, cucharas, platos, vasos, copas), había sido escondido y enterrado a mediados del siglo IV en una caja de madera entre los muros del Castrum Rauracense bajoimperial[2], a la sazón devastado y conquistado por los alamanes. Las inscripciones sobre alguna de las piezas mencionan dos propietarios, ambos oficiales del ejército, uno de los cuales era un tribuno de nombre Marceliano. Entre los diversos objetos, destaca sobremanera el llamado Plato de Aquiles, hecho en plata, cuyo orfebre fue un tal Pausilypos de Tesalónica, y que pudo haber sido un regalo del propio emperador. Se representan en el borde del plato, octogonal, diversas escenas, enmarcadas entre columnas, de la vida de Aquiles antes de su preparación para acudir a la Guerra de Troya. En el medallón central se plasma el momento preciso en que Odiseo desenmascara al héroe guerrero en Esciros, quien se había disfrazado de mujer para pasar desapercibido. Pero Odiseo-Ulises, hace sonar las trompetas de guerra y provoca que el héroe se desprenda de las vestimentas femeninas y empuñe las armas. En la época del Bajo Imperio, Aquiles, como Alejandro Magno, simboliza el ideal de virtud, belleza y valor. Eso podría explicar cómo objetos cotidianos y refinadas obras de arte con temáticas de esta índole hayan sido destinados a los dignatarios y oficiales militares.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia y Doctorado en Ciencias Sociales, UCV-Caracas


[1] La Ilíada, Esquilo, Higino, en sus Fábulas (para el que Licurgo pone en duda la divinidad de Dioniso, y de ahí su castigo), Diodoro (que ofrece una versión evemerista) y Nonno, tratan el mito de Licurgo en sus diversas versiones.
[2] Campamento en las cercanías de Augusta Raurica, en Basilea, Suiza, en donde estuvo la Legio I Marcia. Desde aquí, los ejércitos de Constancio II y Juliano emprenderían batalla contra los alamanes.

12 de diciembre de 2014

Arte budista del sudeste asiático (II). Arquitectura Thai


ILUSTRACIONES: ARRIBA, PRANG DE ESTILO JEMER EN WAT RATCHABURANA, AYUTTHAYA; ABAJO, VISTA DEL UBOSOT DEL WAT KONKHARAM, CON GRUPOS DE PEQUEÑAS CHEDIS, RATCHABURI, TAILANDIA.


El wat, o monasterio thai, se compone de varios edificios ordenados en el interior de un recinto cerrado. El más relevante es el ubosot, una sala para asambleas en donde los nuevos monjes son iniciados. Este edificio tiene una naturaleza sacra, hecho que aparece marcado por ocho piedras en las esquinas (sema), que suelen tener la forma del pétalo de un loto. Al oeste de esta edificación se ubica una sala principal de reuniones (viharn), en la que se guarda la principal imagen de Buda. A esta sala pueden entrar los miembros de la comunidad laica. En ocasiones, el complejo monástico tiene una biblioteca para guardar textos sagrados, así como una torre con campana.
La mayoría de los monasterios incluyen dos espacios o estructuras destinados a proteger reliquias sagradas: prangs y chedis. El primero simboliza la potencia, sugerida por un loto cerrado (reminiscencia también del lingam asociado al Siva hinduista). El prang consiste en siete niveles, una referencia a los estratos celestiales. El chedi, en realidad una stupa, suele estar sobre una plataforma de tres niveles que representan el Traiphum o tres mundos. Sobre ellos se encuentra el mongkut, capitel de treinta y tres discos, referidos, simbólicamente hablando, a los treinta y tres cielos búdicos, habitados por seres que se encuentran en variadas etapas en el viaje hacia la liberación.
La arquitectura es deudora, en esencia, de los precursores Jemer, Mon y de Sri Lanka. Desde mediados del siglo XIV la arquitectura Thai desarrolló un estilo distintivo en el reino Ayutthaya (cuyo centro estuvo en el sur, alrededor del valle Chao Phraya, y que posteriormente fue conocido como Siam). Durante esta época se construyeron más de doscientos wats, muchos con diseños jemer, con un prang central rodeado por patios y pequeños prangs en un recinto vallado. Se construyeron en ladrillo y fueron cubiertos con estuco y encalados.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV. Escuela de Historia, UCV, Caracas

7 de diciembre de 2014

Arte budista del sudeste asiático (I). Escultura





IMÁGENES, DE ARRIBA HACIA ABAJO: BUDA CORONADO DE PIE EN ABHAYA MUDRA (POSTURA DE DISIPACIÓN DEL TEMOR). EN LAS PALMAS DE LAS MANOS, LA RUEDA DE LA LEY. JEMER, ESTILO ANGKOR WAT, CAMBOYA; BUDA SENTADO SOBRE LAS ESPIRALES DE LA SERPIENTE MUCILINDA, EN DHYANA MUDRA, ANGKOR, CAMBOYA; ESCULTURA EN PIEDRA DEL BUDA EN DHYANA MUDRA, MEDITANDO BAJO EL ÁRBOL BODHI Y ENTRE DOS ESTUPAS. DONG SI MAHAPHOT, TAILANDIA; E IMAGEN EN BRONCE SUKHOTHAI DEL BUDA CAMINANDO CON VITARKA MUDRA, POSTURA DE LA ELUCIDACIÓN (EL PRIMER DEDO Y EL PULGAR FORMAN UN CÍRCULO), TAILANDIA.

Las estatuas de Buda del período de reinado de Jayavarman VII (siglos XII-XIII), en Angkor, Camboya, muestran al Iluminado a menudo sentado sobre tres espirales de la serpiente (naga) Mucilinda, siendo cobijado por su caperuza. Otra de las imágenes que prevalecieron en esta misma época lo representan coronado y decorado con aditamentos corporales, quizá al modo de un gobernante celestial, o también, pudiera ser, como una referencia al supremo Buda del tantrismo (adibuddha). La corona típica consiste en una banda central, decorada con filas regulares de modelos geométricos, como redondeles y cuentas, y con capullos de loto que emergen en el borde superior. Los ojos de las figuras se muestran alicaídos y la cara es redondeada. En el reino Dvaravati (en el centro de la actual Tailandia), se encuentran imágenes del Buda, influenciadas por los estilos de Sri Lanka, Gupta y de Sriwijayan, que lo representan también con cara redonda y ojos alicaídos. Dvaravati adoptó y asumió el budismo Theravada difundido por los Mon, y sus miembros consideraron a Sri Lanka como la fuente de la más pura forma religiosa budista. Tras cambiar la capital de Burma a Ava, las imágenes de Buda fueron hechas en materiales como el bronce o el mármol. Además, en ellas será un rasgo común ahora una protuberancia en forma de llama sobre la usnisha así como la presencia de coronas, referencia del alto estatus de Buda, como ser eminente.
Los jemer y los Mon habían dominado buena parte del área geográfica que hoy corresponde a Tailandia hasta el siglo XIII, momento en el que diversos grupos con lenguajes thai, provenientes del sur, se instalan como una fuerza relevante en la región. Surgen los grandes reinos Thai, entre los que se deben señalar Lan Na, ubicado en Chieng Mai, Ratanakosin, Ayutthaya y Sukhothai. Este último, localizado en el centro y norte de la actual Tailandia, desarrolló una estatuaria en la que las figuras de Buda, de una belleza etérea, aparecen representadas en las posturas que recomendaban los textos antiguos: sentadas, de pie, reclinadas y caminando. Se destacan las figuras de Buda en movimiento. Entre las treinta y dos marcas mayores y las ochenta menores, propias de un ser eminente, se incluía que los brazos de Buda debían ser como trompas de elefantes y sus dedos debían estar curvados como los pétalos de una flor de loto. Los acabados en bronce y los dorados de las estatuas de Sukhothai permitían a los escultores, además, sugerir la presencia de una piel lisa, sobre la cual el polvo no podría adherirse, así como la emanación radiante del Buda cuando alcanza la iluminación.

Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV-Caracas

1 de diciembre de 2014

Arte prehistórico del sudeste asiático: los bronces de Dong Son (Vietnam) y las esculturas de Pasemah (Sumatra sur)




IMÁGENES, DE ARRIBA HACIA ABAJO: TÍMPANO DE BRONCE DE UN TAMBOR DONG SON (VIETNAM); VISTA COMPLETA DE UN TAMBOR EN BRONCE DONG SON; Y ESCULTURAS EN PIEDRA EN PASEMAH, SUMATRA MERIDIONAL.

Los trabajos en bronce comenzaron a ser realizados en Vietnam desde el siglo XIV a.C. En ciertas épocas las piezas se limitaron a un variado conjunto de herramientas y diversos ornamentos para uso local. Los objetos rituales ornamentados, como gongs (a veces confundidos con los tambores, estilísticamente vinculados a los confeccionados en Yunnan, en el suroeste de China), tambores, armas (puntas de flecha), brazaletes y vasijas, fueron relevantes en el lugar de Dong Son, en el delta del río Rojo. Los más renombrados son, sin duda, los tambores. La función originaria de los tambores está conectada al ritual y al rango, puesto que muchos fueron hallados enterrados en tumbas de personalidades de alto estatus. Su decoración es muy variada. Los tímpana suelen estar embellecidos con modelos formales regulares (meandros, espirales) dispuestos en bandas circulares. Entre ellas hay bandas, a su vez, con pájaros volando, que pueden ser garzas o aves fénix. Las figuras, geométricas y repetidas, aparecen en bajorrelieve. En los laterales suele haber escenas que representan casas o barcos en los que se observan hombres emplumados, que podrían identificarse con guerreros, músicos o danzantes.
En las tierras altas de Pasemah, en el sur de Sumatra (Indonesia), se encuentran esculturas en piedra que representan seres humanos y animales en vigorosa interacción. Algunas muestran hombres luchando con serpientes o con un elefante, otras a personas montadas sobre búfalos y paquidermos e incluso una muestra dos tigres copulando. Hay tanto grupos humanos 8que incluyen niños), como figuras individuales. En general no parecen ser una transformación de modelos previos hechos en madera. Pudiera ser que las esculturas representasen gigantes legendarios locales, héroes o demonios, como es el caso de los héroes Lidah Pahit (Lengua Ácida) y Mata Empat (Cuatro Ojos), cuya rivalidad finalizó cuando ambos fueron convertidos en piedras.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB