20 de agosto de 2016

Cerámica decorada griega regional (IV): Grecia oriental




Imágenes (de arriba hacia abajo): ánfora de estilo Fikellura, con un hombre corriendo. Hacia 530 a.e.c. British Museum; otra ánfora, de figuras negras, de Clazómene. Entre 540 y 525 a.e.c.; también en el Museo Británico y; enocoe del sur de Jonia, de Estilo del Macho Cabrío Salvaje, datado entre 630 y 620 a.e.c. Institut für klassische Archäologie.

En el espacio de la Grecia oriental, las categorías mayores de cerámica figurada son el Estilo del Macho Cabrío Salvaje, Fikellura y las figuras negras. De lo poco que se conoce de la cerámica Geométrica Tardía del este de Grecia, existen ejemplos con esquemas decorativos en metopas y con paneles centrales divididos en frisos.
Los meandros, pájaros, ocasionalmente el árbol de palma, así como otros motivos geométricos, son relativamente habituales. Una escena de prothesis se puede ver sobre un cántaro samio. Aunque las escenas figurativas no son comunes, se ha constatado un cazador de un león sobre un fragmento de crátera de Quíos y una hilera de danzantes masculinos sobre otra pieza hallada en Mileto.
Las formas más comúnmente decoradas son las cráteras, enocoes, kotylai y esquifos. Algunas jarras para ungüentos de las islas de Cos y de Rodas son notables porque derivan de prototipos chipriotas y fenicios y aparecen decorados con motivos geométricos y esquemas derivados del este (aunque existe algún ejemplo con figuras). 
Desde el primer cuarto del siglo VII a.e.c. los rasgos orientalizantes, que habían aparecido a finales del siglo anterior, se incrementan. Las figuras, primariamente animales e híbridos, son bastante raros. Se conoce algún ejemplar con figuración humana.
El Estilo del Macho Cabrío Salvaje, trazado desde los comienzos del siglo VII a.e.c., se desarrolló en el sur de Jonia. Mileto es el centro principal de producción, si bien Éfeso y Samos también pudieron ser referentes importantes. La fase Antigua (corresponde a la fase Jónica Arcaica Meridional Ia), se conoce gracias a la presencia de enocoes y ánforas, además de algunas cráteras. Las piezas presentan animales confrontados y las figures humanas son raras. Las vasijas muestran una zona figurada, mientras que el resto es decorado con motivos geométricos y curvilíneos. El último cuarto del siglo VII vio el advenimiento de la fase Media del estilo (coincidente con el Jónico Arcaico Meridional Ib y c). Se mantiene el enocoe, pero hay también otras formas, que incluyen la crátera, el dinos, las copas, el ánfora piriforme y lekánides tardías. El enocoe puede llevar ahora un segundo friso con animales bajo la zona posterior. El primero, sin embargo, sigue siendo el campo primario. A menudo lleva elementos florales centrales a cada lado de los cuales se localizan varios animales e híbridos heráldicos. En ocasiones, se muestra un felino con su presa sin vida. La segunda zona figurada puede llevar perros que acosan a varios herbívoros, o una serie de cuadrúpedos-
En las últimas piezas del Estilo del Macho Cabrío Salvaje Medio II (y del III), en el primer cuarto del siglo VI a.e.c. (Jónico Arcaico Meridional Id), el segundo friso de animales puede ser reemplazado por una serie de bandas horizontales. El fin de esta tradición estilística  acontece en la mencionada sexta centuria antes de nuestra era. Sufrió una transformación que conllevó la creación del estilo Fikellura.
Recientes descubrimientos han demostrado que las fases más antiguas del Estilo del Macho Cabrío Salvaje se produjeron también en el norte de Jonia. En esta región las vasijas combinaban los frisos con la técnica del Macho Cabrío con la de figuras negras corintia. A pesar de su denominación como Macho Cabrío Tardío (Jónico Arcaico Septentrional Id), el estilo es paralelo a las últimas formas del Jónico Medio Meridional. Incluye cráteras, dinos, copas, platos y enocoes. El estilo admite frisos con animales e híbridos, con la presencia de alguna figura humana y divina. Algunos platos, probablemente votivos, muestran una Potnia Theron, mientras que fragmentos de un enocoe excavado en Egina enseñan una serie de figuras femeninas, tal vez danzando y cantando. Se trata de un motivo que luego sería muy popular en las cerámicas de figuras negras del norte de Jonia. 
La cerámica pintada de Eolia es relevante a partir del siglo VII a.e.c. Tras un período Subgeométrico, la producción eolia (Eolio Arcaico I), puede dividirse en dos categorías principales: la cerámica del Estilo del Macho Cabrío Salvaje y la del Estilo Punto. 
El inicio del Estilo del Macho Cabrío Salvaje eolio se localizan en el tercer cuarto del siglo VII, y finaliza hacia mediado el VI a.e.c. Aunque sus formas habituales son los enocoes, dinos, platos, stamnoi, lekánides y cráteras-esquifos, su forma más significativa es el ánfora, que presenta un campo primordial que puede contener animales, formas humanas e híbridos en cada uno de sus lados. Las más antiguas ánforas pueden llevar intrincados patrones en las zonas decorativas del cuello y de la parte inferior de la vasija. En las fases media y tardía del estilo esas áreas llevaban motivos geométricos más simples o bandas horizontales.
En el Estilo Punto, las escenas figuradas de animales son excepcionales, en tanto que  abundan los motivos geométricos y florales, que dependen de los prototipos del estilo del Macho Cabrío Salvaje. 
Los pintores sobre vasos eolios de los siglos VII y VI a.e.c. representaron algo más la figura humana que sus contemporáneos jonios. Un grupo de dinos dio nombre al Grupo A de Dinos de Londres. En este grupo, un determinado número de fragmentos muestran figuras humanas. Incluso se ha identificado una escena como el juicio de Paris. Los talleres eolios principales se localizaban en Cime y en la región colindante.
La cerámica de Quíos tuvo también una fase del Macho Cabrío Salvaje Antiguo y Medio. Se conocen enocoes con cuello en la forma de una cabeza de bovino, y también formas como los cántaros, fiales y platos. La decoración de figuras negras, con ciertos rasgos corintios, en las que se ejecutan técnicas miniaturistas y se retratan animales e híbridos en frisos, aparece en torno a 600 a.e.c. Los cálices más simples, con uno o dos animales, y con humanos ocasionalmente, se continúan produciendo hasta más o menos 530 a.e.c. La primera mitad del siglo VI a.e.c. conoce la producción de una serie de cálices decorados con figuras, a menudo en escenografía mitológica, con procesiones rituales y danzantes. Entre los rasgos característicos de este estilo se encuentra el uso extensivo de la policromía, quizá por influencia de la pintura mural monumental.
La pintura vascular de Quíos incluía, primariamente, frisos simples con ornamentos de hojas y bandas. En Cnidos y en Rodas muchos fragmentos de platos portan representaciones en silueteado de barcos, un tema muy apreciado en los asentamientos marítimos. De la región doria oriental, a pesar de su inscripción en alfabeto argivo, es bien conocido el plato Euforbo, en el que se representa el duelo entre Menelao y Héctor acerca del cadáver de Euforbo, si bien no es la versión conocida de la Ilíada. La policromía del plato y su figuración son reminiscentes de los desarrollo cicládicos contemporáneos. Por otra parte, el motivo del par de ojos sugerentes entre los dos guerreros combatientes es un rasgo destacado.
Las sítulas se atribuyen al área doria oriental. Las formas deben sus orígenes a Egipto, y también egipcios son los ecos que se identifican en algunas escenas que se observan en las ellas. Las piezas más antiguas conocidas, que se fechan entre los siglos VII y VI a.e.c., fueron excavadas en Samos y estaban decoradas en el Estilo del Macho Cabrío Salvaje Medio. La mayoría de los ejemplos son tardíos y están decorados en figuras negras, a menudo con temáticas mitológicas. Los ejemplos tardíos llevan en la parte inferior zonas oscuras en las cuales hay motivos florales incisos. Esta técnica es conocida como Vrouliana y es observable en copas y ánforas atribuidas a Rodas.
Un grupo de cerámicas finas con rojos y blancos como colores básicos llevan la denominación de Vasijas Efesias. Sus ejemplares principales proceden de Éfeso y Sardes. Lidia también produjo su propia y específica versión del Estilo del Macho Cabrío Salvaje, adoptado entre fines del siglo VII y comienzos del VI a.e.c., y conocido en enocoes y stamnos. Se trata de un estilo claramente provincial.
Algunos hallazgos carios emparejan los frisos figurados del Estilo del Macho Cabrío Salvaje con zonas modeladas características del Estilo Fikellura (Jónico Meridional-Milesio Arcaico II). Las piezas excavadas en Mileto muestran que esas piezas carias reflejan desarrollos originados en los talleres milesios. Hacia 560 a.e.c. el Estilo Fikellura es reconocible ya como independiente. Aunque primariamente conocido a través de escenas ejecutadas en pequeña escala, también existen vasos decorados con miniaturas en los hallazgos en Mileto. El estilo finalizó con la destrucción aqueménida de Mileto en 494 a.e.c. 
En las vasijas más antiguas de Fikellura las escenas que representan primariamente humanos, pero también híbridos antropomórficos como un hombre con espada con cabeza de perro y varias figuras aladas con cabeza de falo, acompañadas de humanos, hombres y mujeres, son bastante comunes. Las escenas de komastes danzantes, y otras en las que se representan elegantes hombres reclinados en divanes y mesillas decoradas mientras beben y son acompañados de músicos, aportan conocimientos clave de las prácticas milesias. Los participantes en los banquetes y escenas de symposion pueden aparecer nombrados por inscripciones. Los temas mitológicos son relativamente importantes, como se evidencia por la presencia de sátiros y centauros, una Potnia Theron y, tal vez, un Heracles en lucha con Busiris en Egipto. Hubo una marcada tendencia a retratar figuras antropomórficas aladas volando.
Las cerámicas de Estilo Fikellura pueden estar decoradas en un buen número de diferentes maneras, tanto con zonas horizontales, con una o más llevando escenas figuradas y con una o dos figuras en campo libre, como con el cuerpo enteramente cubierto de ornamentos, tales como cadenas de volutas y palmetas, en especial sobre enocoes, que imitan el plumaje de las aves. En ocasiones, zonas secundarias de fondo oscuro pueden mostrar motivos discretos, del tipo de flores de loto o rosetas de puntos. Una pareja de ojos pueden aparecer representados en las vasijas. Con este motivo se las dota de ánimo y pone bajo escrutinio a sus usuarios.
El rango de las formas de Fikellura es bastante extenso: enocoes de varios estilos, ánforas, cráteras, dinos, copas, hidrias, stamnoi y cántaros. La mayoría de esas formas encuentran un lugar concreto en los symposia o banquetes. También se conocen los aríbalos esféricos usados para los arreglos personales. La mayoría de las piezas Fikellura provienen de excavaciones en Mileto, concretamente de santuarios.
Con posterioridad a las vasijas bilingües de Estilo del Macho Cabrío Salvaje y Fikellura, aparecieron estilos transicionales entre los estilos de figuras negras del Macho Cabrío Salvaje Tardío y del Jónico Septentrional Arcaico II. La producción de figuras negras del Jónico Septentrional parece haberse focalizado en Clazómene, aunque también en Ceos y en Esmirna.
Las figuras negras transicionales se datan hacia 560 a.e.c., y se aplicaron sobre dinos, enocoes, cráteras, píxides y aríbalos. Una temática común son los komastes, así como las carreras de carros y las hileras de jóvenes doncellas danzantes. En las décadas posteriores las filas de mujeres se convirtieron en la enseña de las figuras negras del Jónico Septentrional. Pueden ser contempladas como el equivalente femenino de las filas de jóvenes varones jinetes. Ambos temas pudieran representan ceremonias, en un presumible contexto religioso, en las que el énfasis eran puesto en la presentación de la juventud de la comunidad. En las etapas más arcaicas los animales aparecen con regularidad en las zonas secundarias. Las escenas míticas, por el contrario, no fueron prominentes[1].
Las figuras negras de Clazómene, datadas en el segundo y tercer cuarto del siglo VI a.e.c., se dividen en tres grupos estilísticos principales que son sucesivos en el tiempo. El más antiguo es el Grupo Tübingen, datado entre 560 y 540 a.e.c., notablemente representado por grandes ánforas. El campo decorativo mayor es ocupado por una cadena de jóvenes mujeres danzantes, mientras que los animales se encuentran, normalmente, en las zonas subsidiarias. En 540, y hasta 520 a.e.c., el grupo dominante fue el Grupo Petrie, especializado en ánforas de cuello alto. Series de jóvenes mujeres cubren comúnmente el panel principal, al igual que lo hacen las escenas de jinetes, con jóvenes varones desnudos, acompañados de figuras como ménades y sátiros. Todos ellos forman el tema principal. El cuello de las vasijas y la zona bajo el panel principal puede mostrar esfinges y cráneos. Finalmente, el Grupo Urla (540-510 a.e.c.) es conocido en formas como cráteras, ánforas, hidrias, dinos y píxides. El grupo, decorado con los característicos temas de la cerámica de Clazómene, como jóvenes danzantes, sirenas y gallos, se ha destacado notablemente por un ánfora que muestra una esfinge que confronta a un hombre barbado, a menudo identificado con Edipo. Recientes excavaciones en Clazómene han desvelado fragmentos de otra ánfora con una figura femenina en compañía de una o varias esfinges. El corpus clazomenio incluye también un pequeño número de escenas figurativas que se pueden asociar con la guerra de Troya y con el nostos de Odiseo.
Las ánforas ovales de la clase Knipovitch, datables en el tercer cuarto del siglo IV a.e.c., muestran paneles frontales en los que aparece un caballo alado. De modo análogo, las ánforas de la clase Enmann suelen mostrar sátiros y otros temas relacionados con lo dionisíaco, así como animales y composiciones con palmetas cruciformes de loto. Ambas formas son características de los hallazgos en la región del Mar Negro.
La cerámica de figuras negras todavía fue producida en varios centros en el último cuarto del siglo VI a.e.c. Ánforas y lekanis están entre las formas que fueron decoradas con series monótonas de sirenas y animales. La posterior cerámica figurada en la Grecia oriental parece confinada a inicios del siglo IV, en cerámicas rojas y blancas de Esmirna, las cuales llevan primariamente un estilo floral y retratos de monos y toros silueteados.
Los principales recipientes de la cerámica de la Grecia oriental allende la región se encuentran en Naucratis y en sitios del área del Mar Negro, sobre todo Berezan, Tocra y también Cirene. Las concentraciones de cerámica griega oriental del siglo VII a.e.c. en algunos sitios del Levante y de piezas de figuras negras de Clazómene en Tell Defenneh, en el delta del Nilo oriental se pueden atribuir a la presencia de mercaderes más que de comerciantes. Las cerámicas decoradas pudieron desplazarse también hacia el este, hasta Anatolia. Desde fines del siglo VIII y comienzos del VII a.e.c., los kotylai con pájaros de Jonia Septentrional llegaron hasta Sicilia.
Las vasijas con el Estilo del Macho Cabrío Medio, y también Tardío, específicamente enocoes y platos surjónicos, se encuentran en numerosas regiones del Mediterráneo, sobre todo en Egipto (esencialmente Naucratis), Rodas, Creta, Chipre, el Levante (en concreto Al Mina), Tarso en Cilicia, y en asentamientos del norte de la costa egea y de las costas del Mar Negro, en Cirenaica y Sicilia.
Piezas del Estilo Fikellura (particularmente ánforas y enocoes) también están bien  representadas en Naucratis y Tell Defenneh, y, en un número menor, en sitios del Levante, en Chipre, Cirenaica, así como en Sicilia y Anatolia.
Se ha sostenido que hacia la mitad de la sexta centuria antes de la era común se produjo un éxodo de artesanos de Grecia oriental y que un determinado número de jonios del norte encontraron una base en Etruria, en donde fabricaron vasijas del Grupo de Northampton, como los dinos campanos, la hidria Ricci y las hidrias ceretanas. Por el contrario, las piezas finas greco-orientales, conocidas por los restos que llevan motivos ornamentales y florales, se documentan principalmente en la región del Mar Negro y en el Helesponto.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. Feiap, Granada. Agosto de 2016.



[1] Una única ánfora que muestra cartuchos del faraón Apries, así como otros motivos vinculables con Egipto, se ubica en los años formativos de las figuras negras del Jónico Septentrional.  

7 de agosto de 2016

Rasgos básicos de la religión griega de la antigüedad


La mayoría de los griegos de la antigüedad tomaban la existencia de sus dioses como algo garantizado y, por tanto, no requerían ni credo ni dogma. El lugar de la fe lo cubría el mito y el ritual, lo que implicaba una actitud más que una convicción. La religión griega ofrecía, entonces, escasa guía en la conducta y precaria explicación acerca del ordenamiento del mundo. Para responder a estos aspectos se recurrió a la filosofía. Muy pocos griegos podrían haber sido tildados de ateístas, salvo quizá el caso de Diágoras de Melos. Sócrates, hay que recordarlo, no fue, en realidad, acusado de ateísta, sino de no participar en los festivales mayores. Sí hubo muchos agnósticos, del tipo Protágoras, por ejemplo.
Aunque los dioses presidían todo tipo de asuntos humanos, su interés por tales era reducido. La buena voluntad de los dioses dependía del sacrifico que recibían. Arrogantes, crueles y hasta teatreros, los dioses olímpicos, por ejemplo, fueron descritos como sobrehumanos en poder pero infrahumanos en moral. Pero no eran ni buenos ni malos en sí mismos, sino que constituían una inestable combinación de ambos elementos.
La diferencia con el Dios neotestamentario, entendido desde esta perspectiva como un inofensivo trabajador social de género indeterminado, es casi absoluta. Los olímpicos cuidaban poco de la humanidad, con la que mantenían una relación bastante distante. No puede haber amistad entre dioses y humanos porque no hay intercambio mutuo de sentimientos. Se dirá, sin embargo, que una afinidad unía a Odiseo con Atenea, o a Hipólito con Afrodita (en el Hipólito de Eurípides), pero el primero sufrió una temible enemistad con Poseidón y el segundo con la propia diosa a lo largo del desarrollo de la tragedia.
Aunque los dioses eran antropomórficos, en origen encarnaban aspectos del mundo natural y de la psique humana. La primera generación de olímpicos (Hera al margen), es decir Zeus, Deméter, Poseidón, Hestia y Hades, personificaban fuerzas de la naturaleza, en tanto que la segunda generación, Hefaistos, Ares, Atenea, Hermes, Apolo, Artemis y Afrodita, representaban atributos humanos. Eso sí, no hubo un Príncipe de la Oscuridad a quien temer.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP, Granada. Agosto 2016

1 de agosto de 2016

Cerámica decorada griega regional (III): Creta y Grecia septentrional






Imágenes (de arriba hacia abajo): jarra minoica con motivos marinos. Museo de Heraklion, Creta; cerámica creto-minoica con decoración marina. Período Neopalacial, 1650-1450 a.e.c.; jarra de Kamares con bandas y espirales interconectadas; crátera de Kamares de amplia base con lirios decorativos; y un pithos del palacio cretense de Malia.

La isla de Creta no presenta una producción cerámica unificada, pues sus diferentes centros no son igualmente bien conocidos. La mayoría del material más relevante ha sido excavado de contextos funerarios, mientras que una minoría de piezas ha sido encontrada en santuarios y asentamientos.
Si bien las escenas figurativas o, al menos figuras aisladas, aparecen antes que en ninguna otra localidad sobre cerámica en el mundo griego de la época posterior a la Edad del Bronce, nunca fueron numerosas en Creta. La pintura vascular cretense se caracteriza predominantemente por vasijas decoradas con motivos lineales, curvilíneos y florales.
A diferencia de otras regiones en Grecia, la producción de vasos pintados cretenses parece prácticamente desaparecer durante el siglo VI, motivado, se ha dicho, por la adopción de un ethos de austeridad material por parte de las elites cretenses. Este argumento supondría identificar esas elites como los principales patrocinadores y usuarios de las finas cerámicas pintadas localmente producidas.
Un pequeño número de vasos de Knosos del período Protogeométrico, sobre todo cráteras, muestran escenas con figuras silueteadas, que incluyen cazadores, un ser humano víctima de dos leones, y otros seres míticos. Las figuras se acompañan de motivos geométricos. A mediados del siglo IX a.e.c. los pintores knosios incorporan en sus repertorios motivos curvilíneos y florales que, probablemente, derivan del trabajo sobre metal próximo-oriental y también de Asia Menor. Se trata del estilo Protogeométrico B, que finaliza su andadura hacia 800, y que también es relativamente común en la Grecia central. En un muy pequeño número de ejemplos se incluyen representaciones figurativas, entre las que se encuentran deidades femeninas, pájaros en árboles, árboles solos y peces.
Las vasijas del Geométrico Antiguo bilingües knosias llevan composiciones geométricas rectilíneas semejantes a las de piezas del Ática, así como patrones curvilíneos análogos a los de las vasijas del estilo Protogeométrico B local. Los últimos estadios del estilo Geométrico local, evidenciados en la presencia de copas y urnas del tipo pithos, se observan algunos caballos y aves. La figura humana, por el contrario, es muy rara. En el Geométrico Medio se conoce, en cualquier caso, una escena de caza.
El inicio de convencional periodo orientalizante knosio se produce en torno a 710 y finaliza, aproximadamente en 600 a.e.c. Se observa una renovada adopción de prácticas del Próximo Oriente, en especial de Chipre. Las piezas más y mejor decoradas se encuentran, usualmente, en las tumbas, en tanto que las vasijas más finas en los depósitos de los asentamientos aparecen decoradas en un estilo de círculos concéntricos y esquemas lineales.
Los componentes principales de la fase orientalizante son las vasijas polícromas, en especial las urnas-pithos, halladas en contextos funerarios. Llevan densos patrones de formas textiles, a veces poblados de pájaros y, ocasionalmente, con la presencia de animales como esfinges, abejas o leones. Un pithos tardío muestra, sin embargo, una pareja formada por un guerrero y su señora. En las últimas fases del período los ceramistas knosios imitaron, de vez en cuando, el “Estilo del Macho Cabrío Salvaje” de la Grecia oriental, al igual que las miniaturas de las figuras negras Protocorintias.
Afrati fue el más notable y conocido lugar de producción al sur de Knosos durante los siglos VII y VI a.e.c. Existen ejemplos en jarras, pithoi, dinos y sítulas. Las representaciones, muchas de ellas interpretadas como funerarias, incluyen parejas, dolientes, la Potnia Theron y bestias fantásticas.
Las figuras negras cretenses se han encontrado en Prinias, en tanto que Gortina se  han producido piezas figuras orientalizantes en las que se hallan representados animales e híbridos, aunque algunas formas humanas (jinetes) también se encuentran[1]. También son relevantes algunas copas negras del siglo VII a.e.c. del sitio de Kommos, al sur de la isla, en las que se observan complicadas escenas figuradas incisas.
Hacia el centro de Creta se destacan, en contextos funerarios, las cerámicas de  Eleutherna, un sitio que también importó vasijas de Knosos, Chipre y el Ática ya desde el siglo IX a.e.c. La cerámica figurativa local del siglo VIII es rara, aunque un pithos de cuello del Geométrico Tardío contiene el sistema decorativo en metopas en las cuales se observan aves y mariposas estilizadas. En la primera mitad del siglo VII a.e.c. se incluyen en este sitio dos categorías de vasijas, Subgeométricas en carácter, y con fuerte presencia de elementos cicládicos. Pájaros, caballos, grifos de estilo fenicio y una escena de ataque de animales se muestran sobre ánforas y pithoi de cuello alto.
La cerámica algunas veces exuberantemente decorada de Creta oriental (eteocretense), es fundamentalmente no figurativa, si bien con alguna excepción. En ella han sido detectados elementos minoicos. La limitada figuración decorativa es una innovación de la fase orientalizante. Tal y como los hallazgos de la región de Kavousi muestran, los ejemplos consisten principalmente en varios tipos de pájaros ubicados dentro de un extenso patrón, sobre todo en vasijas como dinos y jarras. La más ambiciosa pieza figurada puede ser una hidria, hallada en contexto funerario, que representa un conductor de carro y tres mujeres en duelo. Otro ejemplo remarcable es un fragmento de una vasija de Praisos en la que se representa una sirena volando (una criatura sin asociaciones funerarias).Un plato fragmentario en técnica de figuras negras de la misma localidad muestra un hombre luchando con un monstruo marino y un jinete. 
Fueron muy pocas las cerámicas que salieron de Creta hacia otros destinos. Las que lo hicieron llegaron hasta la Cirenaica. Sin embargo, si existe más clara evidencia de cerámica fina que se desplazó entre centros dentro de la misma isla. Finalmente, los ejemplos de vasijas cretenses de figuras negras y rojas (dependientes de prototipos áticos) del siglo V a.e.c. son, realmente, muy escasos.
La cerámica figurada de Tasos se enraíza en las vasijas “Melias” de Paros. La cerámica figurada tasia fue receptiva a los rasgos de otros centros de producción. Así, las figures negras estuvieron expuestas a elementos de Quíos y del Norte de Jonia. Antes de 500 a.e.c. la cerámica figurada tasia fue exclusivamente de figures negras. Durante el siglo VI a.e.c. es dominante la influencia ática, de modo que las escenas figurativas pueden ser áticas en su apariencia. La forma tasia mayor es el lekane, que puede aparecer ricamente decorado con un número de frisos determinado. Ha sido desenterrado en santuarios y también en áreas domésticas. Las cráteras tasias deben su inspiración a la tradición cicládica, mientras que el píxide fue adoptado de Corinto. Otras formas cerámicas incluyen enocoes, esquifos y cráteras de columnas. 
En los estadios más antiguos de las figuras negras tasias son comunes los animales, en tanto que la figura humana es rara. En las etapas posteriores (tercer cuarto del siglo VI a.e.c.), aparecen divinidades, a menudo asociadas con los cultos locales, al igual que héroes como Heracles, de especial significación para los tasios. Las escenas de guerreros, de komastes, danzantes, escenas de matrimonio, de la palestra y de caza, son también bastante representadas. Las piezas fuertemente ornamentadas, en concreto aquellas en técnicas polícromas, parecen haber tenido una función votiva.
Un escaso número de restos de estilo idiosincrático de Karabournaki, en el Golfo Termaico, atestiguan algún interés en la cerámica figurada en silueteado por parte de ceramistas regionales en el siglo VII a.e.c. En Torone, en la península de la Calcídica, diversos motivos (Subgeométricos, esquemas en bandas, motivos florales y curvilíneos) se encuentran en vasijas del siglo V a.e.c. con silueteados de pájaros o híbridos. Un escaso número de vasijas halladas en Pyrgadikia, en el centro de la mencionada península, indican la presencia de un taller que usó prótomos humanos.
La producción mejor conocida en el noroeste del Egeo es la de figuras rojas de la Calcídica, la mayoría de la cual fue probablemente elaborada en Olinto desde 430-420 hasta la primera mitad del siglo IV a.e.c. El repertorio se restringió a formas conocidas en Ática, como el esquifo, el askos, la hidria y la crátera de campana. La mayoría de esas vasijas locales de figuras rojas presentan escenas simples compuestas de una o dos figuras, incluyendo un par de figuras en un altar y un atleta y su entrenador. Otro esquema característico se refiere a la superficie del vaso cubierta con la cabeza de una mujer, una oriental o un arimaspo. La dependencia inicial ática de las vasijas de figuras rojas de Calcídica es clara, aunque desarrolló sus propias características.
En Elimea, en la Macedonia superior, se documenta una producción sostenida. La base consistía en esquifos y jarras decoradas con modelos florales y escenas figurativas (jinetes, aves). Las excavaciones en Vergina y Pella han sugerido, aunque con cierta cautela, que un pequeño número de vasijas de figuras rojas del siglo IV a.e.c. encontrado en esos sitios pudo haber sido confeccionado en Macedonia, muy posiblemente por parte de un ateniense itinerante.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Agosto, 2016.



[1] Es el caso de una hidria del Protogeométrico B que presenta una serie de herbívoros.