Imágenes,
de arriba hacia abajo: Aquiles y Memnón luchando entre Tetis y Eos.
Ánfora ática de figuras negras. Hacia 510 a.C. Vulci; Heracles
matando a Busiris y seguidores. Hidria ática de figuras rojas, 480
a.C. Staatliche Antikensammlungen; y Jarra ática con Melampo y tres
Prétides. Museo Nazionale di Archeologia, Nápoles.
Además
de efímeros pasos por el país del Nilo, como ocurre con el dios
Dionisos y con los hijos de Helios, tras cometer un asesinato, o
como acontece con la célebre reina babilonia Semíramis, quien viajó
a Egipto para consultar al oráculo de Amón, o también con la
llegada desde Egipto de héroes y heroínas, como Libia (padre de
Lélege, ninfa
epónima del África septentrional y hermana de Asia y Europa), que
habría venido de Egipto a reinar en Mégara, varios personajes,
guerreros, héroes especialmente, reyes y hasta deidades, son
frecuentes en la mitología griega, sobre todo en el marco de
aquellos mitos referidos a los confines y a las semi desconocidas
regiones africanas. Sin ir más lejos, los numerosos hijos de Egipto
(Imbro, Hipótoo, Fantes, Linceo, un Euríloco, Euridamante, Lampo,
Hipocoristes, y otro muchos) poblarán los mitos griegos de cierto
sabor egipcio. En las siguientes párrafos trataremos aquellos
episodios míticos de mayor presencia y relevancia relacionados, de
modo directo o indirecto, con las tierras egipcias.
Una
de las hijas de Minos, amante de deidades como Apolo y Hermes fue
Acacálide. Minos, rey de Creta la desterró lejos de la isla,
enviándola a Libia, lugar en donde uno de sus hijos, de nombre
Garamante, originaría al pueblo nómada denominado garamantes.
Embarazada de otro niño, en esta oportunidad Mileto, lo abandona al
pie de un árbol, aunque se salvará gracias a unas lobas por orden
directa de Apolo. Unos pastores lo encontraron y le educaron
posteriormente. Acacálide también es llamada Acacale, que en griego
designa el tamarisco de Egipto.
Épafo
tuvo una hija, Libia (confiere la denominación de la región
africana) la cual, uniéndose a Posidón, engendrará gemelos, Agenor
y Belo. Agenor se estableció en Siria, reinando en las ciudades
fenicias de Sidón y Tiro. Casado con Telefasa tuvo varios hijos:
entre ellos una mujer llamada Europa. Belo, por su parte, asentado en
Egipto en donde fue rey, se casó con Anquínoe, una hija del dios
Nilo, con la cual tuvo un par de hijos, Egipto y Dánao. Resulta
interesante recalcar que unos pocos héroes babilonios y asirios
portaban este mismo nombre. Incluso uno aparece en la genealogía de
la reina Elisa-Dido de Cartago.
En
el mito griego, Busiris es la denominación de un rey de Egipto. Era
hijo de Posidón y de Lisianasa, y se dice que había sido
establecido en Egipto por un rey Osiris, cuando debe partir para un
viaje alrededor de la tierra. Aunque su nombre no aparece en ninguna
de las dinastías de faraones, quizá sea debido a una deformación,
precisamente, de Osiris. Busiris era un monarca despiadado y un
tirano. Se cuenta que quiso enviar una expedición con el objetivo de
raptar las Hespérides, pero Heracles encontró a estos enviados en
su camino cuando iba en pos de las manzanas de oro y les mató.
También acaba con el mismo Busiris. Toco comenzó debido a una serie
de malas cosechas sobre Egipto. Un adivino chipriota, de nombre
Frasio había aconsejado al rey que cada año sacrificase a Zeus un
extranjero para que regresase la prosperidad. Así lo hizo Busiris,
inmolando al propio adivino. Cuando Heracles pasó por Egipto,
Busiris lo prendió y quiso ofrecerlo como una suerte de víctima
propiciatoria. Pero Heracles le venció.
Los
cabiros eran deidades cuyo santuario principal estaba en Samotracia
si bien, a decir de Heródoto, eran adoradas en muchos lugares,
incluyendo Egipto, específicamente en Menfis. Hefesto suele aparece
como su padre, aunque en otras versiones se menciona al fenicio
Sidik. Divinidades de los misterios, en la época romana eran
considerados más habitualmente como una triada, correspondiente con
Júpiter, Minerva y Mercurio.
Canopo,
también mencionado Canobo, es un héroe de la localidad griega de
Amiclas que dará su nombre a una ciudad egipcia, así como a un
brazo de la desembocadura del Nilo, en las proximidades de
Alejandría. Cochero de Menelao, fue a Egipto con Helena una vez
confirmada la toma de Troya. No obstante, una tradición le hace el
piloto de Osiris. Incluso en ciertas versiones, capitanearía la nave
Argo, de ahí su elevación al rango de las constelaciones. Teónoe,
una hija del rey egipcio Proteo se enamoró de él, aunque su amor no
era correspondido. Murió mordido por una serpiente, y los mismísimos
Menelao y Helena lo inhumaron, erigiéndole una tumba en la isla de
Canopo.
Casiopea
era la madre de Andrómeda. Lo que resulta más llamativo son sus
orígenes, pues divergen las tradiciones al respecto. A menudo es
vinculada a la familia del sirio Agenor; al tiempo se considera la
hija de Árabo, hijo de Hermes, confiriendo su nombre a Arabia.
También es considerada la esposa de Cefeo, rey de Etiopía. Sea de
una manera u otra, tales genealogías relacionan su leyenda con
países meridionales Arabia, Etiopía y también el sur de Egipto.
Cetes, por su parte, se consideraba un mago rey de Egipto que poseía
la habilidad de transformarse en cualquier tipo de seres, plantas,
árboles o animales, pero también en elementos, como el fuego o el
agua.
Las
cincuenta hijas del rey Dánao, Danaides, acompañarían a su padre
en su huida a Egipto por miedo a los cincuenta hijos de su hermano
Egipto. El padre de Dánao le había asignado Libia como reino, pero
advertido por un oráculo o por miedo a los cincuenta hijos de su
hermano Egipto, escapó tras de haber mandado construir, por consejo
de Atenea, un barco de cincuenta bancos de remeros. Con sus hijas
desembarcó en Argos. Ya en Argos, sus cincuenta sobrinos le
anunciaron su propósito de contraer matrimonio con sus hijas. Dánao
consintió. En
consecuencia, celebró un banquete, entregando una daga a cada una de
sus hijas y haciéndoles prometer que matarían a sus respectivos
maridos durante la noche. Todas cumplieron su promesa, excepto
Hipermestra. Acabarían casándose con hombres autóctonos, con los
cuales engendrarían a los dánaos, sustitutos de los pelasgos.
El
hermano de Dánao, Egipto, es el héroe epónimo del país. Hijo de
Belo y de Anquínoe, desciende, por parte paterna, directamente del
dios Posidón, mientras que por su madre del río Nilo. Su padre, que
gobernaba las regiones africanas, estableció a Dánao en Libia,
otorgando Arabia a Egipto, pero este último conquistó la región de
los Melámpodes, a la que concedió su nombre, Egipto.
Io
anduvo errante en forma de vaca loca por toda la tierra, perseguida
por la cólera de Hera. Encontró un refugio a orillas del Nilo, en
donde ya con su forma humana, dio a luz a un hijo, de nombre Épafo.
Hera encargó a los Curetes que lo raptasen y ocultasen. Zeus se
enteró que lo criaba la esposa un rey en Siria. Lo recuperó y lo
volvió a llevar a Egipto, en donde fue esmeradamente educado. Ya
adulto, reinó en el país, sucediendo a su padre adoptivo, Telégono.
Épafo se casó con Menfis, la hija del dios-río Nilo, y con ella
tuvo a Libia, que da nombre al país vecino de Egipto.
El
famoso Fénix es un ave fabulosa originaria de Etiopía, pero cuya
leyenda está relacionada en Egipto con el culto al Sol. La mayoría
de los autores de la antigüedad señalan que la patria del fénix
era Etiopía. Vivía allí durante un muy largo período de tiempo.
Su leyenda concierne, en esencia, a la muerte y el renacer del ave.
Como no es igual a cualquier otro pájaro, no puede reproducirse, de
forma que cuando siente aproximarse el fin de su existencia, acumula
plantas aromáticas (cardamomo, incienso), y fabrica una suerte de
nido. Al
nacer el nuevo fénix recoge el cadáver de su padre, lo guarda en un
tronco de mirra hueco, transportándolo finalmente hasta Heliópolis.
Allí lo deposita en el altar del Sol, en donde los sacerdotes del
dios serán responsables de incinerarlo. Tras determinadas
ceremonias, el fénix joven reemprende el vuelo de nuevo hacia
Etiopía.
El
nombre Garmatone corresponde en la mitología griega al de la esposa
del soberano de Egipto, Nilo. Es madre de un niño, conocido como
Crisócoas, pero el infante fallece. Isis, en compensación por
acogerla con hospitalidad en su casa, le devuelve la vida al hijo de
Garmatone.
La
célebre Helena de Troya estuvo en Egipto dos veces. En la primera,
reside allí con París durante un tiempo, cuando se dirigían a
Troya. Posteriormente, llega a Egipto debido a un naufragio cuando se
dirigía a Esparta con su esposo Menelao. Pólibo
es el nombre del rey de Tebas de Egipto que les acoge en esta
oportunidad. El piloto del barco naufragado es el arriba mencionado
Canobo (o Canopo), quien falleció a consecuencia de la mordedura
de una serpiente. Helena mata al reptil y conserva su veneno. Canopo
pasaría a ser el héroe epónimo de canopo, en la desembocadura del
Nilo. También se decía que el rey de una vecina ciudad, de nombre
Tonis, les había acogido hospitalariamente, pero es seducido por la
belleza de Helena y Menelao, en consecuencia de un presunto intento
de violación, le da muerte. Otra explicación de la
estancia en
Egipto refiere que Helena habría huido de Troya antes de la caída
de la ciudad, suspirando por su esposo Menelao. En un barco cuyo
capitán se llamaba Faro se dirige hacia Lacedemonia, pero una
tempestad frustra el intento, arrojando a la embarcación hacia las
costas de Egipto, donde una serpiente mordió a Faro. Helena lo
enterró, dando nombre a la isla de Faros, sita en la desembocadura
del Nilo. Ulteriormente, el propio Menelao habría encontrado a su
esposa en Egipto, una vez finalizada la contienda.
Memnón,
hijo de Eos (la Aurora) era hermano de Príamo, rey troyano. Tras su
combate con Aquiles, en el que resulta muerto, Aurora obtiene de Zeus
la promesa de inmortalidad para su hijo. Retira su cadáver y lo
traslada a Etiopía. Las diversas tradiciones discrepan al respecto
del lugar de origen de Memnón. Se dice que es la región de
Bactriana, Susa, también Siria y, en ocasiones, el interior de Asia.
Sin embargo, a veces la patria de Memnón es Egipto, específicamente
Tebas. Esta identificación se encuentra detrás de la denominación
Colosos de Memnón a las ciclópeas esculturas sedentes erigidas por
Amenotep III. Se imaginó que en el momento en que los primeros rayos
de la Aurora herían la estatua, de ella salía una música que
saludaba la luz de su madre.
La
amazona Mirina, conquista con su ejército del territorio de los
Atlantes y lucha denodadamente contra las Gorgonas.
Posteriormente,
conquista la mayoría de Libia y pasa a Egipto, en la época en la
que reinaba allí Horo, hijo de Isis. Con el soberano firmó un
tratado de amistad, iniciando una expedición contra los árabes.
Devasta Siria y los cilicios se le someten. Más tarde llega a
Frigia, hasta que encuentra la muerte a manos del rey tracio Mopso.
En este particular caso es probable que estemos en presencia de una
construcción
histórica en función de la interpretación de elementos míticos
combinados de un modo coherente.
La
tradición evemerista, por tanto racionalista, que siguen autores
como Diodoro de Sicilia, afirma que un rey, de nombre Nileo, era un
soberano que gobernaba sobre Egipto. Acabaría confiriendo su nombre
al río Nilo, que previamente se denominaba Egipto. Esta trasferencia
de denominaciones se debió al reconocimiento de parte de la
población egipcia por haber emprendido grandes obras de riego con la
finalidad de aumentar la fertilidad de las tierras de cultivo. En
consonancia con lo señalado, hay que recalcar que en las tradiciones
helénicas, Nilo es la deidad del río de igual nombre y que, como
pasa con todas las corrientes fluviales en la mitología helénica,
era un hijo de Océano. En la antigua Grecia se imaginaban a Nilo
como un monarca que había fertilizado el país canalizando el río y
construyendo diques de contención. No obstante, se consolidó una
leyenda que tendía a relacionarle con el ciclo de lo a través de su
hijo Épafo. Anteriormente se comentó que se habría casado con
Menfis, hija de Nilo, y de esa unión habría nacido Libia, madre de
la estirpe de Belo y Agenor.
Un
fabuloso pueblo según los antiguos geógrafos eran los pigmeos,
enanos que ya menciona la Iliada y que habitarían en la región
meridional de Egipto o, quizá, en la región de India. Su rasgo
principal es que luchaban contra las cigüeñas o las grullas.
Lo cierto es que los pigmeos
han inspirado el arte egiptizante, pues aparecen representados en
pinturas en el medio de una fauna nilótica, luchando precisamente
contra aves y otros animales, atacando incluso a los fieros
cocodrilos. También se muestran realizando actividades humanas, que
parodiaban por su fealdad o su torpeza. En ellas son caracterizados
por mostrar unos desmesurados órganos sexuales.
Proteo,
en la Odisea, una divinidad marina, se encargaba de apacentar los
rebaños dé focas y demás animales marinos pertenecientes a
Posidón. Se decía que moraba en la isla de Faros, cerca del delta
del Nilo. Podía metamorfosearse en cualquier forma que quisiese,
poseyendo dotes proféticas. Sin embargo, a partir de Heródoto,
Proteo aparece ya como un rey de Egipto, contemporáneo de Menelao.
Se trata del soberano que reinaba en Menfis (en la Helena de
Eurípides es rey de Faros) cuando Helena y Paris fueron arrojados
por una tempestad a las costa egipcias. Finalmente,
una leyenda que cita el mitógrafo Conón afirma que el egipcio
Proteo abandonaría Egipto a causa de la tiranía implantada por
Busiris.
Rodopis
era el nombre de una joven egipcia, famosa por su belleza. En una
cierta ocasión, mientras se estaba bañando, un águila se llevó
por los aires una de sus sandalias, dejándola caer a los pies del
rey Psamético, a la sazón el soberano que reinaba por entonces en
Menfis. Un maravillado Psamético
ordenó buscar por todo Egipto a la mujer a quien pertenecía la
sandalia. Cuando la halló, se casó con ella. Algunas tradiciones
mencionan que el verdadero nombre de Rodopis era Dórique y que, por
lo tanto, era una griega llegada desde Tracia hasta Egipto junto con
Caraxo, hermano de la afamada poetisa Safo.
Además
de un adivino originario de Argos, descendiente de Melampo, hubo otro
Teoclímeno, hijo de Proteo, rey de Egipto. A la muerte de su padre,
le sucede en el trono como rey del Bajo Egipto. Tiene fama de hombre
cruel y de ser enemigo de los griegos, así como de sacrificar sin
remordimientos a todos aquellos que caen en sus manos. Trató de
seducir a Helena cuando la heroína espartana estuvo en Egipto.
De hecho su propia hermana ayudará
a Helena a huir de Egipto, pero con tal acción incurrirá en la ira
de su hermano. Únicamente se salvará de la maldad de Teoclímeno
gracias a la intervención de los Dióscuros.
Resulta
particularmente interesante reseñar que los dioses griegos huyeron
hasta Egipto cuando constataron que Tifón, ser monstruoso hijo de
Gea y del Tártaro, atacaba el cielo. Se ocultaron en el país del
Nilo, en específico en las arenas del desierto, adoptando diversas
formas animales, al modo de las deidades egipcias. De este modo,
Hermes se convirtió en ibis, Apolo en un milano, Hefesto en buey,
Diónisos en macho cabrío y Ares, en pez. Únicamente Zeus y Atenea
resistieron sus embestidas. La dura pelea se llevó a cabo en el
monte Casio, en los confines de Egipto y de la Arabia Pétrea.
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