13 de mayo de 2013

Principios básicos de la cosmología budista (II)



Cosmología budista. Representación del Universo, con los cuatro continentes en el centro, los mundos subterráneos abajo y los estratos del mundo de las apariencias, arriba. Pintura sobre papel tailandesa. Primer tercio del siglo XIX.

El Cosmos es para el budismo el informe tejido a partir de todas las experiencias posibles, de todos los estados mentales por los que pasan los seres en su particular deambular por la existencia, esto es, por samsâra. El espacio y sus ámbitos vitales son creación del temperamento, el carácter y las acciones de los seres conscientes que lo habitan. En este sentido, el ser no es el que mora en el espacio, sino que es el espacio el que habita en el ser. Así, el espacio no es una categoría anterior a los conceptos que actúa como escenario teatral para la dramatización de la vida humana, sino el resultado de una creación mental. De este modo, una acción del pasado podría materializarse a través de la traza que dejó en la mente. Ello explicaría la emergencia de lo material desde lo mental.      
Los ámbitos cósmicos no poseen una completa y total estabilidad, sino que el espacio cósmico experimenta ciclos recurrentes de contracción y repliegue que son desencadenados por tres elementos fundamentales, el fuego[1], el agua y el aire, que van reduciendo los mundos en sentido ascendente; es decir, desde abajo hacia arriba, desde los ámbitos de existencia elementales a los más sutiles y desarrollados. La desaparición o extinción es de los ámbitos de existencia, de los seres vivos, y de los ámbitos receptáculo, de la materia inanimada a la par. Así, conforme desaparecen los seres lo hace también el espacio físico. Solo los ámbitos que corresponden al cuarto dhyâna permanecen al margen del repliegue cósmico. Las moradas puras o suddhâvâsa, así como los cuatro estados inmateriales (ârûpya), nunca se repliegan, conformando un universo latente cuando todo desaparece. Esto significa que es en estos estados en donde permanecen, en custodia, las potencialidades de los seres, cuyo sendero kármico sobrevive a las transformaciones cósmicas cíclicas, itinerario que es, de nuevo, efectivo en una nueva era de despliegue. Según Vasubandhu, los seres sometidos a tal contracción renacerían en ámbitos equivalentes de otros universos que no están en repliegue, preservando así la ley del karma.
Los períodos cósmicos de larga duración, asociados a los diversos ciclos de expansión y contracción del universo, son referidos con el vocablo sánscrito kalpa. Hay, según el Abhidharmakosa, cuatro eras o eones cósmicos. La era de repliegue se llama samvarta-kalpa, mientras que la de expansión vivarta-kalpa. Existen también, en relación a su duración, eras menores y mayores. El mundo tiene una duración de veinte eras menores. Transcurrido ese tiempo, comienza la fase de repliegue. La era de expansión, que dura veinte eras menores, se inicia con la aparición de un viento primordial, una ligera brisa que se manifiesta en el espacio vacío. Paulatinamente, esta suave brisa aumenta su intensidad y forma un círculo ventoso, formándose los receptáculos en los que se acogerán los ámbitos de existencia. En otras palabras, se genera el espacio físico y van a apareciendo los seres humanos  en los cuatro continentes. 
En definitiva, el universo en la concepción búdica no tiene origen, aunque se repliega[2] y expande de modo cíclico. Es el mapa mental, el conjunto de estados de ánimo. El “tiempo”, en tal sentido, se concibe entonces como la distancia que media entre la mente y el universo, mientras que el “espacio” es una actitud, un auténtico modo de ser.

Lecturas recomendadas

-Arnau, J., Antropología del budismo, edit. Kairós, Barcelona, 2007         
-_______., Cosmologías de India. Védica, sâmkhya y budista, edit. F.C.E., México, D.F., 2012
-Blacker, C. & Loewe, M. (edits.), Ancient Cosmologies, edic. George Allen & Unwin, Londres, 1975
-González Reimann, L., Tiempo cíclico y eras del mundo en la India, El Colegio de México, México D.F., 1988
-Sadakata, A., Buddhist Cosmology. Philosophy and Origins, Kaisei Publishing, Tokio, 2004
-Tola, F. & Dragonetti, C., Filosofía de la India, edit. Kairós, Barcelona, 2008
                                                                                                      
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB

[1] Una vez ya agotadas las consecuencias del accionar colectivo de los seres, que son los responsables del mundo físico, surgen siete soles y consumen con sus llamaradas el mundo.
[2] El repliegue de lo material y sensible concreta un mundo no percibible y sin forma, pero con entendimiento. En él, los estados de conciencia siguen subsistiendo, “suspendidos”, al margen de lo material.

No hay comentarios:

Publicar un comentario