El fundamento lingüístico esencial de la literatura de India antigua es, sin duda, el sánscrito, lengua integrante de la familia lingüística indoeuropea, en su rama aria, que comprende, a su vez, lenguas indoiranias e indoarias. El sánscrito está estrechamente emparentado con los dos dialectos más antiguos del iranio antiguo, el avéstico, la lengua de Zaratustra-Zoroastro, y el persa antiguo, que fue la lengua de las tablillas aqueménidas cuneiformes. En relación a las lenguas indoarias se habla, convencionalmente, de tres estadios. Se trata del indio antiguo (védico y sánscrito), medio (pali y lenguas prakritas) y moderno, con las lenguas indoarias actuales, como el bengalí, el marathi o el hindi.
El védico, espontáneo y morfológicamente muy rico, se basó en un dialecto popular, aunque en los Vedas acabó siendo una lengua culta. El sánscrito (que significa reglamentado, bien ordenado), es una lengua culta y literaria. El sánscrito resultó ser la modificación de un dialecto de la región de Madhyadesa. En el momento en que los gramáticos indios antiguos fijaron el sánscrito con sus reglas, su ulterior desarrollo interno se frenó, aunque siguió modificándose a través de la adquisición de préstamos dravídicos, mundas y griegos. Nunca ha sido, hay que señalar, una lengua muerta; todavía hoy es una lengua oficial y, por consiguiente, principal en India, incluso en el ámbito académico.
Prakrito significa lengua popular y, por ende, natural. Se trata de lenguas derivadas de dialectos védicos y, por tanto, no proceden del sánscrito, como anteriormente se creía. Se distingue prakrito antiguo, medio y moderno. Al antiguo (desde el siglo III a.e.c., y hasta el II) pertenece el pali (que se traduce como ordenación), la lengua del canon búdico y de la literatura a él asociado. Fue, en origen, un dialecto occidental del centro de India. Otra de las lenguas prakritas medias, que pasó de ser una lengua popular a otra literaria, es la ardhamagadhi, también llamada prakrito arsa o jaina. Corresponde a la lengua de las secciones más antiguas y relevantes de las sagradas escrituras de los jainas. También se encuentra la maharastri jaina, en la que se han puesto por escrito los comentarios al canon jaina, así como las obras seculares de los jainistas. La secta jaina de los digambara, por su parte, redactó sus escritos en la sauraseni jaina, mientras que la lengua prakrita del territorio maratha, tanto para la lírica como para la épica, fue la maharastri.
Aunque durante mucho tiempo las obras literarias del indio antiguo, especialmente el Veda, se transmitieron únicamente por vía oral, la escritura se empleó desde períodos arcaicos, si bien se limitaba a determinados ámbitos de la vida cotidiana. La técnica de la escritura debió de conocerse, con toda probabilidad, ya en el siglo V a.C. De ello dan testimonio, por ejemplo, la gramática de Panini, los jatakas y el famoso Tripitaka budista.
Durante bastante tiempo concurrieron en el desarrollo de la escritura india dos tipos de escritura, por un lado la kharosthi y por la otra la brahmi. La primera, restringida a sectores del noroeste de India, se escribía de derecha a izquierda. Su uso se constata desde el siglo III a.e.c. y hasta comienzos del V. Muy probablemente procedía de la escritura aramea. Se conoce sobre todo gracias a las monedas. La segunda se convertiría en la auténtica madre de los alfabetos indios. En la gran mayoría de los casos su grafía es de izquierda a derecha. Es muy posible que la escritura brahmi represente una antigua forma de la escritura semítica del norte. Habría sido introducida a través de mercaderes indios desde regiones mesopotámicas entre principios del siglo IX y mediado el VIII a.e.c. Inicialmente se destinó a un uso burocrático y comercial. Diversos intereses de casta impidieron su uso para poner por escrito producciones espirituales brahmánicas. En cualquier caso, hacia mediado el siglo III a.e.c. esta escritura ya se encontraba extendida por toda India.
A partir de la brahmi se desplegaron los actuales alfabetos de India, de entre los cuales el más relevante es la devanagari, originaria del noroeste del país, en la que se escriben el sánscrito y también habitualmente el prakrito, así como la principal lengua de India hoy, el hindi. Aunque entre los soportes de la escritura se encuentran la corteza de abedul o las hojas de palma, únicamente las inscripciones en piedra, sobre monedas y otros materiales duraderos se han conservado hasta nuestros días.
El védico, espontáneo y morfológicamente muy rico, se basó en un dialecto popular, aunque en los Vedas acabó siendo una lengua culta. El sánscrito (que significa reglamentado, bien ordenado), es una lengua culta y literaria. El sánscrito resultó ser la modificación de un dialecto de la región de Madhyadesa. En el momento en que los gramáticos indios antiguos fijaron el sánscrito con sus reglas, su ulterior desarrollo interno se frenó, aunque siguió modificándose a través de la adquisición de préstamos dravídicos, mundas y griegos. Nunca ha sido, hay que señalar, una lengua muerta; todavía hoy es una lengua oficial y, por consiguiente, principal en India, incluso en el ámbito académico.
Prakrito significa lengua popular y, por ende, natural. Se trata de lenguas derivadas de dialectos védicos y, por tanto, no proceden del sánscrito, como anteriormente se creía. Se distingue prakrito antiguo, medio y moderno. Al antiguo (desde el siglo III a.e.c., y hasta el II) pertenece el pali (que se traduce como ordenación), la lengua del canon búdico y de la literatura a él asociado. Fue, en origen, un dialecto occidental del centro de India. Otra de las lenguas prakritas medias, que pasó de ser una lengua popular a otra literaria, es la ardhamagadhi, también llamada prakrito arsa o jaina. Corresponde a la lengua de las secciones más antiguas y relevantes de las sagradas escrituras de los jainas. También se encuentra la maharastri jaina, en la que se han puesto por escrito los comentarios al canon jaina, así como las obras seculares de los jainistas. La secta jaina de los digambara, por su parte, redactó sus escritos en la sauraseni jaina, mientras que la lengua prakrita del territorio maratha, tanto para la lírica como para la épica, fue la maharastri.
Aunque durante mucho tiempo las obras literarias del indio antiguo, especialmente el Veda, se transmitieron únicamente por vía oral, la escritura se empleó desde períodos arcaicos, si bien se limitaba a determinados ámbitos de la vida cotidiana. La técnica de la escritura debió de conocerse, con toda probabilidad, ya en el siglo V a.C. De ello dan testimonio, por ejemplo, la gramática de Panini, los jatakas y el famoso Tripitaka budista.
Durante bastante tiempo concurrieron en el desarrollo de la escritura india dos tipos de escritura, por un lado la kharosthi y por la otra la brahmi. La primera, restringida a sectores del noroeste de India, se escribía de derecha a izquierda. Su uso se constata desde el siglo III a.e.c. y hasta comienzos del V. Muy probablemente procedía de la escritura aramea. Se conoce sobre todo gracias a las monedas. La segunda se convertiría en la auténtica madre de los alfabetos indios. En la gran mayoría de los casos su grafía es de izquierda a derecha. Es muy posible que la escritura brahmi represente una antigua forma de la escritura semítica del norte. Habría sido introducida a través de mercaderes indios desde regiones mesopotámicas entre principios del siglo IX y mediado el VIII a.e.c. Inicialmente se destinó a un uso burocrático y comercial. Diversos intereses de casta impidieron su uso para poner por escrito producciones espirituales brahmánicas. En cualquier caso, hacia mediado el siglo III a.e.c. esta escritura ya se encontraba extendida por toda India.
A partir de la brahmi se desplegaron los actuales alfabetos de India, de entre los cuales el más relevante es la devanagari, originaria del noroeste del país, en la que se escriben el sánscrito y también habitualmente el prakrito, así como la principal lengua de India hoy, el hindi. Aunque entre los soportes de la escritura se encuentran la corteza de abedul o las hojas de palma, únicamente las inscripciones en piedra, sobre monedas y otros materiales duraderos se han conservado hasta nuestros días.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB, Caracas. FEIAP-UGR
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