En las imágenes
(arriba), el templo jaina de Melguti, en Aihole; (abajo), el templo
Kailashanatha, dedicado a Siva, en Kanchipuram.
En
claro contraste con la fragmentación imperial Gupta del norte de India, el sur
asumirá preeminencia con el surgimiento de dos reinos históricamente
relevantes, el de los Chalukyas, quienes siguiendo los pasos de los Satavahanas
y de los Vakatakas, establecieron su autoridad en el Decán, y el de los
Pallavas, ubicados en el más profundo sur.
Los
reinos del Decán tuvieron una poderosa tradición comercial. Durante siglos llegaron
a ser grandes beneficiarios del comercio en el Océano Índico con el cada vez
más eminente poder de los árabes. La fundación de estados, así como el
surgimiento de reinos en el lejano sur fue más tardío que en el norte, pero su
desarrollo se acomodó a factores únicos de la cultura y la geografía sureñas.
Desde el siglo VI los reinos meridionales se fortalecen a partir de su próspera
base agraria, sus beneficiosos vínculos comerciales con el mundo exterior, y su
fuerte cultura templaria, que crearán y consolidarán su propio estilo de
autoridad.
Los
Chalukyas se originaron en la región de Kadamba, en Karnataka, que fue su
asentamiento principal. Penetraron, no obstante, en las tierras que
anteriormente los Satavahanas y los Vakatakas habían dominado. Existieron tres
familias distintas de Chalukyas. La primera, la de los Chalukyas Antiguos de
Badami (525-757); la segunda la de los Chalukyas Orientales de Vengi (624–1020);
y la tercera, la de los Chalukyas Tardíos de Kalyani (973–1200). La principal,
con diferencia, fue la correspondiente al período antiguo.
Su
poder regio comenzó con Pulakeshin I (543–66), aunque el momento cumbre
corresponde al reinado de Pulakeshin II (609-642). El reino fue consolidado por
gobernantes de gran prestigio como Vikramaditya I (654-668), Vijayaditya (696-733)
y Vikramaditya II (733-744). El último mandatario fue Kirtivarman II (744-757),
quien fue derrocado por otro poder regional, en este caso, los Rashtrakutas. Pulakeshin
II estableció su soberanía sobre Malwa y
Gujarat. Sus resonantes victorias han quedado enmarcadas para la posteridad en
el prasasti de Aihole (Karnataka),
realizado por el poeta cortesano Ravikirti, y en la inscripción del muro
oriental del Templo Meguri de Aihole. Atacó el poder emergente meridional de
los Pallava pero esta iniciativa tuvo como consecuencia su derrota y muerte en
642.
A
partir de la literatura Sangam de los
tamiles se sabe que, al menos desde el siglo III a.e.c., hubo tres distintos
reinos en el sur de India, los Chola, en la costa sureste; los Chera, en la
costa suroeste, en Kerala, y el reino de los Pandyas en la región de Madurai.
Estos tres reinos, sin embargo, no tuvieron excesivo impacto sobre la escena
política india, salvo en el caso, eso sí, de Sri Lanka. La situación política
cambió dramáticamente en el siglo VI con el surgimiento del reino Pallava en la
zona nuclear del sur llamada Tondaimanadalam, que hoy corresponde a la
porción norteña de Tamil Nadu. Kanchipuram fue el centro urbano
principal. Acerca de los orígenes de los Pallavas dos teorías se han venido
manejando. Una de ellas los convierte en descendientes de un grupo de partos
iraníes, mientras que la otra los describe como descendientes de migrantes
brahmanes del norte de India. Sea de una manera o de la otra, se convirtieron
en una de las grandes dinastías regionales meridionales.
Aunque
la dinastía ha sido datada, en sus inicios, en 275, su gran época tuvo su
despliegue entre los siglos VII y VIII, cuando gobernantes como Narasimhavarman
I (630-668), Parameshvaravarman I (670-700) y Narasimhavarman II (695-728)
dejaron una marca indeleble en la historia.
Pallavas
y Chalukyas tuvieron mucho en común en términos de sociedad, economía y
religión, aunque no por ello fueron capaces de convivir en completa paz entre
sí. Ambos reinos estuvieron enzarzados en interminables conflictos
durante casi cien años. Hacia la mitad
del siglo VIII, cuando sus energías estaban bajo mínimos, fueron presa de un
poder emergente, el de los Rashtrakutas. Los Pallavas sobrevivieron durante un
siglo más, aunque en realidad fue una agonía debido a su agotamiento por los
conflictos con los Chalukyas y los Pandyas de Madurai. En la centuria
siguiente, quedaron marginados por los mencionados Rashtrakutas y por otros
rivales más antiguos, los Cholas.
Las
historias más convencionales de los reinos del sur de India describen al reino
de los Pallavas y a sus sucesores, los Cholas, como estados burocráticos
centralizados. Sin embargo, los
reyes indios meridionales disfrutaron mayormente de un poder simbólico y
ritual, legitimado por las nociones del reinado dhármico (de la ley moral).
El poder real, fáctico, permanecía en las comunidades campesinas o en las
estructuras de poder local auto gobernadas y casi independientes del sur de
India, conocidas como nadus. A
pesar de la denominación de reinos burocráticos, un término apropiado podría
ser el de segmentarios, porque la autoridad política y el control fueron
siempre altamente locales.
Las relaciones
interesatales entre los estados indios del período estuvieron organizadas sobre
el principio de lo que se denomina mandala. Se trata de un principio
articulado en el Arthashastra de Kautalya y en el Niti-sara de Kamandaki, y que presupone la
existencia de un círculo u órbita de estados alrededor de un reino. El círculo
normalmente consistía en doce estados, incluyendo el reino dominante.
Comenzando desde el estado más cercano y en movimiento hacia afuera, los cinco
estados con fidelidades cambiantes en frente del reino se presumía que eran el
enemigo, el amigo, el amigo del enemigo, el amigo del amigo y el amigo del amigo
del enemigo; desde el más alejado del reino, de nuevo en orden de ubicación,
estaría posicionado el enemigo posterior, el amigo posterior, el amigo del
enemigo posterior, y el amigo del amigo posterior. En la órbita, pero cercano
al reino principal y al enemigo, se encontraba un estado intermediario.
Finalmente, un estado neutral se ubicaba en algún lugar más allá del territorio
de todos los otros estados.
Los reyes eran participantes activos del sistema mandala adoptando estrategias clave, que
podrían incluir alianzas, declaración de guerra, permanecer neutral, prepararse
para un ataque sin declarar previamente la guerra, buscar protección de otro
estado o hacer uso de una doble política, que consistía en mantener la paz con
un estado y guerrear contra otro. Cada rey tenía que intentar asegurar su
posición en el mandala adoptando una
u otra de estas seis estrategias.
En relación a las actividades económicas hay que
señalar que el reino Pallava estuvo constituido por veinticuatro localidades de
Tondaimandalam, llamadas kottams. Cada kottam era una zona única de economía agraria y pastoril basada en
la villa y sostenida por un sistema de irrigación fundamentado en reservas y
pequeños lagos.
En el océano Índico oriental hubo grandes
oportunidades comerciales abiertas para los mercaderes del sur de India. Hacia
el siglo VII se habían establecido en el sureste de Asia una serie de prósperos
reinos, como Kambuja y Funnan, en la Camboya actual, Champa (Vietnam) y
Sri Vijaya al sur de la
península de Malasia, en Java y Sumatra. Allí hubo una poderosa influencia
cultural y comercial india durante siglos. En tal sentido, los gobernantes
Pallavas construyeron muelles y desarrollaron una armada que capacitó a los
marineros para disfrutar de un monopolio mercantil hasta que los musulmanes lo
dinamitaron en el siglo VIII. De acuerdo al testimonio del monje peregrino
budista chino Xuanzhang, las mercancías de intercambio consistieron,
esencialmente, de oro, plata y pequeñas perlas.
En lo tocante a la religión, el devocionismo de visnuistas
y shivaístas (Nayanars shaiva y Alvars vaishnava) influyó enormemente en el sur de India. El
movimiento bhakti se puede contemplar, en este sentido, como una
reacción contra las estructuras de poder y las elites en el seno de los reinos
del sur de India, como en el de los Pallavas. La literatura religiosa
nacida de este movimiento de intense devoción y de sumisión a dioses
personales, permaneció en el eje de la adoración llevada a cabo en los grandes
centros templarios meridionales. Una consecuencia de esto fue el progresivo aumento
del sectarismo y de la rivalidad sectaria entre sus respectivos seguidores.
La cultura literaria en el sur fue promovida por
instituciones educativas y monasterios administrados por monjes y eruditos
jaina y budistas. A partir del avance del vaisnavismo y el shaivismo por la región,
un esencial aprendizaje brahmánico en sánscrito se producía en una institución
que llevaba por nombre matha. El
sánscrito disfrutó de un relevante patrocinio regio. A las cortes
Pallavas llegaron célebres sanscritistas como Dignana, y excelsos poetas con
Dandin. No obstante el tamil permaneció como el medio esencial de instrucción
en el sur, con mucha mayor incidencia que el kannada en el reino de Chalukya.
La poesía lírica y la épica fueron compuestas en tamil. En contraste a las
antiguas historias de violencia heroica, ahora se destacan las virtudes de la
no violencia y el deber.
Los poemas tamiles fueron completados con bellas
descripciones del campo y las ciudades, así como de las actividades y el estilo
de vida cotidiana de las gentes en las diferentes esferas laborales. Durante el
período de desarrollo del reino de los Pallavas los himnos, los mantras y las
canciones devocionales entonadas por los Nayanars, los Alvars y sus devotos seguidores del vaisnavismo y
el shaivismo, fueron recopilados en grandes volúmenes.
Los grandes templos indios
suelen clasificarse en tres estilos arquitectónicos, el del norte, el del Decán
y el meridional. Todos ellos poseen rasgos comunes, como el vimana
(santuario), el garba griha (cámara interna para la estatua) el mandapa
o pabellón y la torre (shikhara). Sin
embargo, existen algunas diferencias clave. Por ejemplo, las torres del estilo meridional
son piramidales, y los templos del estilo del sur también poseen cercados y
grandes gopurams. Además, los
templos del Decán son en forma de estrella o poligonales, más que cuadrados.
Los estilos del Decán
comenzaron con los Chalukyas Antiguos de Badami (535-757) y se desarrollaron bajo el patrocinio de los Chalukyas Tardíos y
los Hoysalas. La arquitectura templaria meridional, por su parte, comenzó con
los Pallavas y alcanzó su apogeo bajo los Cholas y los Pandyas. En el ámbito de
la cultura Chalukya los monumentos principales fueron arracimados alrededor de
tres lugares en Karnataka: Aihole, Badami y Pattadakal, cada uno de los cuales
fue un centro de poder real. Se destaca el templo Melguti, construido en Aihole
en 634, y el templo Melagitti Shivalaya, uno de los más bellos ejemplos del
estilo templario del Decán en el siglo VII, en Badami. En muchos otros templos
pueden admirarse inscripciones que detallan las victorias de un héroe regio
como Pulakeshin II, o tratados y relaciones entre los Chalukyas y sus rivales
principales, los Pallavas.
Dos centros principales de ocupación, la ciudad
capital de Kanchipuram y el núcleo portuario de Mamallapuram (Mahabalipuram),
constituyeron el eje primordial de la cultura e influencia Pallava. Kanchipuram
es uno de los siete sitios sacros del hinduismo, dedicado a Siva y Visnú.
Además, se trata de un importante asiento de aprendizaje filosófico en toda la
región de Tamil Nadu. Entre los grandes templos que los Pallavas erigieron en
la ciudad el más llamativo es el Kailashanatha, aunque quizá el más famoso sea
el Vaikuntha Perumal. Inscripciones que narran la historia de los reyes Pallava
y que elogian sus glorias se encuentran sobre las esculturas que adornan los
muros de los templos. Otros templos relevantes son los Cinco Rathas, nombrados
a partir de los cinco hermanos Pandava del Mahabharata.
Se trata de estructuras en miniatura.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Diciembre, 2016