25 de noviembre de 2017

Fuentes de la antigua mitología china



Los mitos chinos más antiguos nos han llegado por escrito. No obstante, ese detalle no implica que no hubieran existido mitos orales. Incluso se ha especulado al respecto de cómo habrían sido dichos mitos en el contexto de la oralidad. En tal sentido, es probable que los mitos de época Shang narrasen las aventuras de determinados héroes fundadores de clanes, de las grandes dinastías, lo cual supondría la irremisible pérdida de los mitos que relatarían la fundación de otros clanes que nunca llegaron a convertirse en dinastías históricas o en relevantes familias. Estos héroes habrían tenido, inicialmente, formas zoomórficas, como fue el caso de Nüwa y Fuxi, ambos en forma de serpiente, Yu el Grande, que habría sido un dragón, luego humanizado, o de Gun, que fue un gran oso.
Por otra parte, también hay que destacar que China no produjo ninguna mitología, entendiendo por tal un sistema de mitos, hasta la época dinástica Han (Han Anterior), por tanto, hasta el siglo I a.e.c., momento en el que los letrados confucianos, en función de concretos ideales políticos, produjeron una mitología, totalmente historizada y racionalizada.
La mayoría de los mitos de la China antigua que han sobrevivido los conocemos por fuentes escritas (unos pocos también por fuentes arqueológicas e iconográficas). Las fuentes más arcaicas corresponden a textos que fueron elaborados entre la época de la dinastía Zhou Oriental y el inicio del primer imperio (Qin), entre los siglos VII y III a.e.c. Muchos de los títulos se enmarcan en los clásicos de la filosofía, de la historia y de la poesía. Es el caso particular del Libro de Mencio, de Analectas, del Libro del maestro Han Fei, del Libro del Maestro Mo, Libro del Maestro Zhuang, Libro del Maestro Huainan, Libro del Tao  y los Anales del Caballero Lü (entre los filosóficos); de la Crónica de los Estados, Los Comentarios de Zuo y el Libro de los Documentos, entre los históricos; y de los Cantos del Reino de Chu y del Libro de los Cantos entre los poéticos. Aunque los mitos aparecen en todas estas obras, no se conoce ninguna de esta época, al menos hasta la fecha, que se haya dedicado exclusivamente a la recopilación de mitos.
Otro grupo de fuentes de mitos se encuadra cronológicamente entre fines de la dinastía Han Anterior y el final de la Han Posterior (siglos I a.e.c. a I de nuestra era). De esta etapa mitopoética despuntan títulos como las Memorias Históricas de Sima Qian (146-86 a.e.c.); Los debates en el Salón del Tigre Blanco, compilado por Ban Gu (mediado el siglo I a.e.c.); Las Refutaciones de la opinión común, de Wang Chong (mediado el siglo I); El Libro del Maestro Lie, Libro de los Ríos y Los registros históricos de Tai el anciano sobre los rituales.
No obstante, hay también un par de textos, con una enorme cantidad de textos mitológicos, que deben añadirse a los mencionados. Se trata de Los viajes de Mu, Hijo del Cielo, una narración en prosa que puede datarse en el siglo IV a.e.c., y el célebre, y anónimo, Libro de los montes y los mares, cuya composición final puede ubicarse a comienzos de la dinastía Han Posterior.
Entre el año 100 y el 600 contamos con un conjunto de obras tardías en las que se incluyen analogías, enciclopedias, textos exegéticos escritos por eruditos sobre los clásicos, historias regionales, relatos de casos extraordinarios, tratados geográficos y una serie de obras misceláneas redactadas en prosa. Los títulos más renombrados serían Relación de las cosas del mundo, de Zhang Hua, del siglo III, e Investigaciones en el mundo de los espíritus y las deidades, obra de Gan Bao, del siglo IV.
En términos generales, los autores de estos mitos escritos son los autores de los clásicos de la historia y el pensamiento, poetas, eruditos que realizan exégesis a los clásicos y los autores de un género prosístico que suele denominarse relatos de sucesos extraordinarios. Los primeros, autores de las grandes obras del pensamiento y la historia, no suelen singularizarse, pues lo habitual es que esas obras hayan sido escritas por varios. El mismo fenómeno ocurre en los libros de poemas, tal vez en donde mayor cantidad de mitos podemos hallar (como en los Cantos de Chu y en el Libro de los Cantos). Sin embargo, el texto más relevante tal vez sea La antología literaria, una compilación que fue realizada bajo los auspicios del príncipe Xiao Tong (siglo VI).
Los eruditos empezaron a proliferar durante la dinastía Han, época en la que hubo una constante y muy concienzuda actividad de recopilación, anotación y reedición de los textos de la dinastía Zhou. Tal labor exegética y explicativa conllevó la proliferación de notas y textos paralelos que se adjuntaban y complementaban a los originales. Con el tiempo, estos comentarios acabaron por adquirir su propia relevancia. Es gracias a estas glosas, escolios y notas que poseemos varias versiones de un mitologema. Entre el grupo de eruditos son, sin duda, los más renombrados Wang Yi (siglos I-II); Zheng Yuan y Ying Shao, ambos del siglo II; Gao You (entre la segunda y tercera centuria), y Guo Pu (siglos III y IV).
Entre los autores de los relatos de hechos extraordinarios, cabe destacar fundamentalmente a Gan Bao (siglo IV), autor de Investigaciones en el mundo de los espíritus y las deidades. Estos autores solían obtener los datos con los que elaboraban sus textos tanto de obras del pasado como de narraciones de la tradición oral.
Todos estos autores que han legado mitos por escrito han sido muy diversos tanto en un sentido cronológico como en otro ideológico. Dentro de las perspectivas ideológicas, los hubo de talante confuciano, pensamiento taoísta y legista, de afán histórico y, lo que es más relevante, de estimación por lo mitológico.
En época Han los mitos fueron uniformados, uniformizados, sistematizados y, en manos de los letrados, evemerizados, racionalizados e historizados. Los letrados confucianos forzaron en gran medida los mitos para que pudiesen encajar en un esquema falsamente histórico en relación a la actividad civilizadora de los famosos reyes sabios de la antigüedad. Es decir, que han forzado a los mitos para que puedan encajar (y justificar) con su pensamiento histórico y político. 

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. 

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