22 de febrero de 2018

Monedas de la antigüedad (I): tetradracma de Naxos


En la fotografía, un tetradracma en plata de Naxos, Sicilia, datado hacia 460 a.e.c. Se trata de una de esas piezas maestras propias de ciertas acuñaciones helenas. Fue acuñada no mucho después de la caída de la dinastía de los Deinoménidas de Sicilia (la que inicia Gelón), momento en que los naxios pudieron regresar a su antigua ciudad (pues Hieron se Siracusa había forzado su traslado, con los catanios, a Leontinos). En el anverso puede apreciarse la cabeza de Diónisos (tradicional en la ciudad), modelado con un poderío extraordinario. La cabeza del dios, con su poderoso cuello y su gran barba parece sobresalir los límites del círculo. Las ondulaciones de su cabello bajo la corona de vid presentan distintas profundidades con la intención de conferir un sentido real a la espesura de su pelo. En el reverso, y entre las letras NAXION, se observa un sátiro sentado, manteniendo en una de sus manos un cántaro (una copa de vino). Muestra sus piernas separadas y los pies relativamente acortados. Los músculos y la estructura del torso adquieren un sentido escultórico del volumen y de tridimensionalidad sorprendentes. Es una pose impactante, de agreste fuerza. Es una pose que, no obstante, ya se puede observar en ejemplos de pintura vascular en vasos atenienses de fines del siglo VI, así como en figuras en bronce bajo las asas de ciertas vasijas hechas de ese metal. La tridimensionalidad de la figura puede compararse, en fin, con la figura de un infante esculpido en el frontón del templo de Zeus en Olimpia, más o menos contemporánea de la moneda. Estamos, pues ante una gloriosa imagen de un sátiro de Naxos.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Febrero, 2018.

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