Imagen: Shennong, el
divino agricultor, relieve del santuario de Wu Liang, de época Han (206
a.e.c.-220). En la leyenda se alude al hecho de que enseña la agricultura y
abre la tierra (con el recurso técnico del arado), para sembrar mijo. Esta
divinidad, generalmente confundida con la deidad o emperador del fuego Yandi,
fue racionalizada como un sabio rey, símbolo de la “dinastía ideal” y de la
feliz y estable edad dorada de la mítica historia china antigua.
Shennong,
el Agricultor Divino, es un legendario inventor de la agricultura. En los calendarios
regios aparecerá como un dios de los agricultores. Su presencia marcaría una
etapa del proceso que se llevaría a cabo a todo lo largo de la edad clásica, la
invención o la adopción de emperadores míticos, prehistóricos, que representan
novedosos ideales filosóficos o políticos. Confucio introduciría a los reyes
predinásticos Yao y Shun, que la primera literatura Zhou no menciona, en
calidad de predecesores de Yu, el fundador de la semi-mítica dinastía Xia-Yin.
El
nombre de Shennong aparece en el siglo IV a.e.c., representando un ideal
político coherente y singular. Hasta bien entrado el siglo II a.e.c., en toda
la literatura aparece destacado en calidad de jefe de un imperio
descentralizado de diminutos feudos, que él mismo ara con sus propias manos,
reinando en paz universal, sin el empleo de ministros, leyes o castigos.
Su
labor como gobernante se limita a enseñar la agricultura, inspeccionar los
campos y garantizar el mantenimiento de una reserva constante de cereales,
almacenándolos durante los buenos años y proponiendo su distribución durante
los aquellos precarios. La Utopía de Shennong (o El Camino de Shennong) remite
a un ideal campesino que parece originarse fuera de la clase gobernante.
Shennong
ingresó en la historiografía confuciana a través del Gran Apéndice del Yijing,
aunque únicamente en calidad de inventor de la agricultura y del mercado, no en
relación a sus “cuestionables” (y pintorescos) métodos de gobierno. En el Guanzi, texto legalista, se dice que los
emperadores que se encuentran en los Documentos hacen un total de ocho, pero a
Shennong no se le incluye entre ellos, porque en su tiempo no existían las clases
sociales y, en consecuencia, un hombre no podía tener a otro como su empleado. Conviene
recordar que el primer agricultor, Shennong, así como su predecesor Fuxi, el
primer cazador, mantenían el orden sin necesidad de recompensas o castigos,
órdenes o restricciones.
La
utopía de Shennong resuena como una suerte de orden anarquista fundamentado en
la confianza mutua dentro de las comunidades pequeñas. En este caso concreto,
habría que preguntarse qué función le corresponde al emperador así como a los
nobles que no mandan, ni legislan, dan recompensas y castigos, ni hacen la guerra.
La respuesta es que sus funciones se encuentran en el seno de la agricultura.
El Camino de Shennong implicaría una combinación de lo práctico con lo ingenuo.
En tal sentido, sugiere la perspectiva de los campesinos, que no entienden por
qué el gobernante no habría de trabajar para ganarse el sustento como ellos. De
tal modo, si lo hiciera, no tendría motivo para apropiarse de parte de la
cosecha de otros ni tendría tiempo para embarcarse en guerras.
El
ideal de los seguidores de Shennong es el propio de un mundo de comunidades
aldeanas en las que un ser humano puede confiar en la palabra de sus vecinos
sin necesidad de juramentos, pactos o convenios; en donde únicamente el que
está ocioso hace el mal. Las costumbres y tradiciones locales resuelven las
disputas mejor que la propia ley. Esas comunidades estarían gobernadas por líderes
que aran sus propios campos y a los cuales se obedece en virtud de que se
entiende perfectamente el sentido de sus decisiones.
Estaríamos,
por consiguiente, ante el ancestro de todo el utopismo chino. Como manual
práctico de agricultura, el Shennong
incidió en el movimiento de los legalistas, que proponía un despiadado autoritarismo
y para el cual las principales preocupaciones del Estado eran la agricultura además
de la guerra. No por casualidad, el manual de agricultura sería una de las
categorías exceptuadas de la célebre quema de libros de 213 a.e.c. por mandato
de Qin Shihuang y su fiel ministro Li Si.
Se
decía que en la época de Shennong, la gente se alimentaba con el arado de los
hombres, se vestían con los tejidos de las mujeres, y él mismo reinaba sin emplear
castigos ni administración, sin recurrir a las armas yo las armaduras. Cuando Shennong
murió, la fuerza fue aprovechada para conquistar al débil y oprimir a la
minoría. Habría de ser el no menos famoso Emperador Amarillo (HuangDi), el que instituyera
las formalidades del gobernante y ministro, así como las de superior e
inferior, además de las ceremonias para padres e hijos, para ancianos y
jóvenes, o la unión de parejas en forma de marido y mujer. Por supuesto, emplearía
armas y armaduras, con lo cual, se impondría un cambio de era.
En
la etapa de Shennong todos se alimentaban del arado, se vestían con lo que
tejían, y no había maldad en sus corazones. Sin embargo, el Emperador Amarillo sería
incapaz de mantener la armonía, peleando contra Chiyou en el campo de Zhuolu, y
derramando sangre por doquier. Aparecieron Yao y Shun y se instituyeron
ministros. Desde entonces, los hombres se aprovecharán de la fuerza para
intimidar al débil, para oprimir a la minoría. Tanto es así que desde Tang y
Wu, ambos fundadores de las dinastías Shang y Zhou, respectivamente, todos serán
de carácter conflictivo. En definitiva, se entiende que el Emperador Amarillo es
el inventor del Estado y la guerra, aunque su reino no dejará de ser el
principio del declive. Por consiguiente, Shennong sería el último de los gobernantes
de una edad utópica cuyos comienzos de pierden en nebulosos tiempos inmemoriales.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, agosto, 2020.