En la imagen, un aríbalo, vasija para aceites, con la presencia de Odiseo enfrentado a las sirenas. Del período arcaico, se data entre 575 y 550 a.e.c., y procede de Corinto. (MFA, Museum of Fine Arts, Boston, Vases, nº 467). Se muestra también un dibujo con el despliegue iconográfico. Odiseo atado al mástil de la embarcación (como en el estamno del Pintor de la Sirena), navega por la isla de las sirenas. Se ven las cabezas de la tripulación en una fila. Tres de las enormes sirenas están en la cima de un acantilado, detrás de las cuales hay una mujer sentada, mientras que dos gigantescos pájaros (prefiguración de las propias sirenas) están sobre el barco amenazando a los marineros. Detrás de la embarcación se puede observar una gran edificación, probablemente las puertas del Hades, lo cual alude al carácter funerario de las sirenas. Las sirenas se nos presentan como seres sobrenaturales de naturaleza femenina. Representan un peligro, el que reside en su poder seductor a través de la voz y el canto. En la Odisea, las sirenas habitan una isla pedregosa y estéril. Hijas del dios fluvial Aqueloo o de la deidad marina Forcis, su número varía según los autores: dos en Odisea, tres en otros varios autores y hasta ocho para Platón. Su primera aparición iconográfica es esta que está a la vista de todos.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, septiembre, 2020
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