22 de noviembre de 2021

Mitología y deidades celtas: el caldero de Gundestrup




Imágenes, de arriba hacia abajo: vista general del Caldero de plata de Gundestrup, hallado en Dinamarca, datado en la Edad del Hierro, hacia el siglo II a.e.c. En él hay diversos motivos ornamentales relacionados con la mitología celta, con presencia de diferentes deidades (Cernunnos, Dagda, Taranis); deidad sobre carro y; procesión de guerreros frente a un caldero.

Este célebre caldero, descubierto a fines del siglo XIX en el pantano de Raevemosen, en Dinamarca se configura como el paradigma de los calderos metálicos típicos de las sociedades célticas continentales y de las islas Británicas desde el período del Bronce Final. Empleados con fines ceremoniales y rituales, o como recipientes para almacenar alimentos o incluso para cocinar, simbolizaban la abundancia, siendo además un signo de estatus ya que su posesión recaía únicamente en aquellos grupos socialmente privilegiados. Hoy en día la pieza se encuentra en el Museo Nacional de Dinamarca (antiguo Oldnordisk Museum).

El caldero, elaborado muy probablemente entre 150 a.e.c. y el primer siglo de la Era, presenta características estilísticas y también técnicas, tanto tracias como célticas (entre estas últimas los cascos y la presencia de carnyx o trompetas guerreras). En tal sentido, es factible que haya sido obra de artesanos tracios, concretamente de la tribu de los tribalios, con la intención de ser ofrecido a sus vecinos, la población celta de los escordiscos.

La llegada de la pieza a Dinamarca pudo deberse a los cimbros, una población germánica que habitó en el norte de Alemania y Dinamarca actuales. Ciertas fuentes romanas mencionan la emigración de cimbros, además de otros pueblos germánicos, entre 125 y 100 a.e.c. Escordiscos y cimbros mantuvieron una alianza, fechada en 114 a.e.c., según la cual los cimbros habitaron un breve espacio de tiempo en territorio de la población céltica. Así, los cimbros habrían llevado consigo el caldero al regresar a su territorio originario, donde lo depositaron como ofrenda en el aludido pantano danés.

Muchas son las imágenes que porta el caldero, con presencia de personajes principales que han sido interpretados como deidades, en especial si la interpretación se hace buscando paralelos en la mitología gala o céltica, aunque también se han buscado referencias en los relatos de los celtas irlandeses medievales. De ahí que se haya hablado de la presencia del dios Cernunnos, deidad con cornamenta de cérvido, o de un famoso personaje de la mitología irlandesa si se sigue el modelo galo: Cúchulainn.

Entre el conjunto del repertorio iconográfico se toman como referencia un par de sobresalientes ejemplos. En el primero, una deidad sobre un carro aparece flanqueada por un par de elefantes que parecen enfrentarse entre sí. Debajo de los paquidermos dos grifos en la misma actitud, mientras un perro se observa en la parte inferior del carro. La presencia de los grandes proboscídeos pudo ser una influencia de monedas romanas, en tanto que la figura principal se ha interpretado como la diosa celta Medb, deidad del poder y la guerra. La naturaleza guerrera y el dominio sobre un territorio estarían simbolizados por los diversos animales presentes.

En el segundo, estamos ante el desfile o procesión de guerreros frente a un caldero en donde uno de ellos es arrojado. Tal vez convenga recordar que la cocción de un hombre en un caldero (aunque en escenas de banquete), se relaciona con el ritual griego referente a la huida o regreso de la muerte (apothanatismós), A la izquierda, una deidad con gorro o  coleta que sujeta a un hombre boca abajo al que parece querer introducir en un gran caldero. Al lado un can saltando. Inmediatamente a continuación, dos filas de guerreros separados por la disposición de un árbol en posición horizontal. Los de la fila inferior son soldados de infantería con escudos oblongos  y lanzas característicos de la Europa centro-occidental, mientras que aquellos de la fila superior son jinetes que llevan cascos celtas con ornamentos. Al final, a la derecha, tres hombres tocan el carnyx, el cuerno de guerra. Sobre los tres instrumentos se aprecia una serpiente.

Algunos de los detalles presentes no son celtas (discos de los atalajes de los caballos o las vestimentas, semejantes estas últimas a los trajes de los jinetes del sureste europeo). Incluso los caballos parecen estar enjaezados a la moda de los auxiliares romanos. Dilucidar el sentido de la escena no resulta sencillo. Se ha dicho que la imagen representa una inmersión ritual en una suerte de caldero de resurrección, de forma que los guerreros muertos marchan con la lanza al hombro hacia el caldero, para luego alejarse resucitados o renacidos, ya a caballo, y habitar eternamente en el mundo celestial. En este orden hermenéutico, el perro y la sierpe cornuda simbolizarían el otro mundo. El árbol como axis vertebrador separaría, diferenciándolas, la esferas infra mundana (arriba), de la paradisíaca (abajo).

Ciertos especialistas señalan, no obstante, que más bien se estaría representando aquí una muerte por ahogamiento, análoga al de muchos cuentos irlandeses, del tipo del Aided Diarmada, por ejemplo.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-FEIAP-UFM, noviembre, 2021. 

 

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