26 de septiembre de 2022

Ritualidad y mito en anillos dorados del período Neopalacial minoico




La religión de los minoicos se expresa en la adoración de la naturaleza. Las fuerzas de la naturaleza fértil se deifican y se representan en forma humana como la Gran Diosa de la Natura (o también del Sol, en consideración de Nanno Marinatos). Sus atributos aparecen reflejados por vez primera en el III milenio a.e.c. en la figura de la Diosa de Myrtos. Ya en el siguiente milenio, las actividades cultuales son reflejadas por medio de una rica iconografía que se focaliza sobre la imagen emblemática de la célebre Diosa de las Serpientes. En el tercer milenio, las actividades cultuales y el tiempo religioso se expresaban en la adoración de los ancestros y espíritus en las tumbas. Hubo primero una adoración al aire libre, en santuarios rupestres, para después estar centralizado el ritual en el palacio oficial y en las casa de culto.

La manera en que la diosa se aparece a los seres humanos y las interpretaciones de tales apariciones (epifanías) lo vemos principalmente en anillos-sellos de oro. En ellos se representan los diversos niveles de la epifanía, así como las actividades de culto primario relacionado a la visionaria aparición divina, al espacio físico y los santuarios en los que tal particular evento tiene lugar. En el ciclo epifánico también aparece una deidad masculina, que hace las veces de consorte de la diosa. Además, las principales actividades de culto asociadas con la epifanía son las adoraciones de los árboles, veneración de un árbol sacro por adoradores en estado de éxtasis, así como el culto de la piedra sacra (betilolatría), una roca o pequeño pilar de carácter sagrado. Un elemento presente en estos ritos son, asimismo, las danzas de grupos de mujeres. Entre los diversos ejemplos de anillos-sellos, nos detendremos a valorar tres notables ejemplares del período Neopalacial minoico. 

El llamado anillo de Minos (período Neopalacial, 1500-1400 a.e.c.), probablemente el más grande anillo de oro minoico, muestra una epifanía y actividades cultuales. Una diosa se presenta de forma triple: como una pequeña figura en la parte superior derecha suspendida en los cielos, luego aparece sentada sobre un santuario con escaleras y finalmente se la ve navegando sobre el mar en un bote que debe estimarse sacro. La composición se ve complementada por una doble escena de la adoración de los árboles, por parte de una figura masculina en el centro, y de una mujer a la izquierda. Hay que destacar que los árboles sagrados brotan de los santuarios, en tanto que un pequeño santuario también se muestra sobre la barcaza. El mar, por su parte, es indicado a través de un modelo en red de ondas, en tanto que lo que se supone es la línea costera se marca con enormes cantos rodados. El simbolismo sugerido en la escena alude al concepto del dominio de la diosa sobre los tres niveles del mundo físico, mar, tierra y aire (lo que incluye el inframundo).

Este otro anillo de oro del cementerio de Fourni Archanes y también datado en el período Neopalacial, representa una deidad femenina flanqueada por una escenas de adoración de los árboles y otra referida a la piedra sacra o betilo. Varios símbolos sagrados y una mariposa completan la representación. La mariposa, como el caso de la polilla, al menos en períodos posteriores, simboliza el alma del difunto.

El tercer ejemplo es un anillo-sello de oro, de la tumba de Poros Herakleion, también del período Neopalacial, en esta oportunidad tardío (en torno a 1450 a.e.c.), que parece mostrar la escena de la conversación sagrada entre una deidad femenina y otra masculina. La epifanía es representada por una pequeña figura suspendida  y por diversos símbolos sacros en el cielo. La composición se complementa con grandes aves y una típica escena de la adoración del árbol.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, septiembre, 2022.

19 de septiembre de 2022

Museo Arqueológico de Heraclion (Creta): interpretación mítico-religiosa de algunas piezas










Imágenes: todas las imágenes son personales, realizadas por el autor

En esta reseña se harán unos breves comentarios acerca del acercamiento hermenéutico que comencé a llevar a cabo en relación a ciertas piezas del Museo Arqueológico de Heraclion (en la isla de Creta), casi con total seguridad, mucho menos conocidas que algunas de las más espectaculares que el museo posee (sarcófago de Hagia Triada, frescos minoicos de Cnosos, diosa de las serpientes, conjunto de deidades con los brazos levantados o la, casi única, estatua de Hades-personalidad y Perséfone, entre otras muchas más). El hilo conductor es la búsqueda de connotaciones mítico-religiosas.

En primer término un plato cerámico con representación de  lo que puede ser un par de sacerdotisas reverenciando a una deidad, en una suerte de danza; en segundo lugar, un modelo de santuario en forma de casa con tejado móvil con cuernos de la consagración, que posee una figura descansando sus pies sobre un escabel, probablemente una sacerdotisa que plausiblemente representa una escena de epifanía dramatizada, siendo la propia sacerdotisa una parte presente en un tipo de representación divina o mítica teatralizada; en tercer lugar, un modelo en terracota de stoa con dos columnas y muro con ventana, en donde están cuatro figuras recibiendo ofrendas sobre altares, de parte de otras dos más pequeñas con vasos en sus manos. Podríamos estar ante una escena de culto a los antepasados, relacionado con los fallecidos inhumados en la tumba en donde apareció la pieza.

En cuarto término, se aprecia el cuello de una jarra con impresiones de sello cilíndrico en el que parece apreciarse el asesinato de una mujer por parte de dos figuras masculinas con espadas ante la presencia de otra mujer. Tal vez sea la prefiguración de una escena de la Orestíada de Esquilo, la muerte de Clitemnestra por Orestes delante de Electra; en quinto lugar, un cuenco cerámico con animales en sus bordes y un ave en el centro, contemplada por una figura antropomorfa con manos sobre la cabeza. Podría ser la preconcepción de espacio paradisíaco con la presencia del alma del fallecido en el centro en forma de ave, y el difunto (humano), en actitud de plegaria, con manos sobre la cabeza; en sexto lugar, una placa de mármol con Leda siendo vulnerada por un enorme cisne (Zeus metamorfoseado) en presencia de un colaborador Eros, en plasmación aparentemente clara del conocido mito.

Por su parte, en séptimo lugar, vemos un tambor de bronce de la cueva del monte Ida con lo que puede ser la representación del mito de nacimiento del Zeus cretense, cuyos lloros eran acallados por los curetes. En el centro estaría Zeus sobre un toro y dominando un león. Aparece flanqueado por los curetes, representados al modo de démones alados asirios que están golpeando tambores, siguiendo influencias orientales; en octavo término, la decoración de una urna funeraria con una figura alada masculina, probablemente el mítico Talos, siendo flanqueado por esfinges; y en noveno lugar, vasija funeraria compuesta de un cuerpo en forma de ave, cabeza de toro y asa en forma de cuerpo y cabeza de una mujer en posición ecuestre. Podría tratarse de una alusión al rapto de Europa por Zeus, esta vez en forma de toro. Son relevantes los detalles pintados del cabello y la cara femenina así como las alas del pájaro. No obstante, también podría ser una suerte de sirena, aunque la cabeza de toro resulta aquí peculiar.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, septiembre, 2022.

8 de septiembre de 2022

Los héroes griegos en Galicia. Tideo, Teucro y Heracles




Imágenes (de arriba hacia abajo): la denominada Praza do Teucro, en Pontevedra; una de las estatuas de Teucro que engalanan la villa pontevedresa y; una panorámica de la Torre de Hércules, en A Coruña. 

Cuenta la leyenda que la ciudad pontevedresa de Tui recibió su nombre del héroe Tideo, un rey griego de la región de Etolia. Fue su hijo, Diomedes, quien después de combatir en la famosa guerra de Troya, decide irse navegando poniendo rumbo hacia tierras de poniente, hasta llegar a Erizana, nombre antiguo de la actual villa de Bayona. Una vez desembarca, acompañado de sus compañeros marineros, emprende un periplo por la tierras galaicas, llegando a un lugar, en las orillas del río Miño (denominación probablemente procedente de minio, por el color ferroso de las aguas). Su llegada se habría producido, según la tradición, en torno a año 1210 a.e.c. Funda una ciudad, Tui, otorgándole el nombre en honor de su padre, el mencionado Tideo. Hoy en día, existe un Club Tideo Montaña y una agencia de viajes, de nombre Tideo Tours, en la fronteriza ciudad de Tui, en alusión al mítico Tideo griego.

Teucro, hijo de Hesíone y Telamón, fue un combatiente en la guerra de Troya. Se dice que fue el fundador de la ciudad de Pontevedra. Una vez terminada la contienda troyana, Teucro, afamado arquero, retorna a su hogar, pero en el viaje de regreso, fruto de un naufragio, pierde a su sobrino, llamado Eurísaces (un hijo del gran Ayax), motivo por el cual, su padre lo expulsa del hogar, sito en Salamina. Así, Teucro se ve obligado a encaminarse hacia Siria y a la isla de Chipre. La leyenda cuenta que intenta regresar, de nuevo, a su hogar, pero sin poder lograrlo, pone rumbo a tierras de Hispania, en donde fundó, nada más llegar, la ciudad de Cartagena (Tucria). Desde allí, se encamina hacia las columnas de Hércules.

En su camino por el Mediterráneo llega hasa una isla de mármol en donde encuentra una sirena, de nombre Leucoíña. Con ella y sus marineros, navega en la búsqueda del Atlántico, llegando al puerto de Marín y, finalmente, a Pontevedra. Funda la ciudad bautizándola con el nombre de Hellenes, población de griegos. Leucoíña acaba huyendo por el mar, lo que provoca que un dolorido Teucro siga el ejemplo de Ajax, suicidándose en el entorno de la isla de Ons. Parece probable que este héroe griego haya sustituido a un antiguo culto a Heracles, propio de las creencias locales, pues el hijo de Alcmena aparece representado en la iconografía del gremio de marineros.

La relevancia de Teucro queda señalada por la presencia de un par de estatuas del héroe en la ciudad, la impronta de su rostro en fuentes, amén de una plaza que lleva su nombre (rodeada de casas señoriales y palacios) o, incluso, en la denominación, utilizando su nombre, de un conocido equipo de balonmano de la liga Asobal (S.D. Teucro). Por otra parte, es necesario subrayar que las elites renacentistas de la villa magnificaron el mito con la intención de prestigiar la ciudad.

La famosa torre de Hércules en la ciudad de A Coruña, un faro de construcción romana datado, muy probablemente, en el siglo II, contempla un fondo legendario según el cual el gran héroe panhelénico sería su fundador. El décimo de los trabajos de Hércules, el de los bueyes de Gerión (monstruo con triple cabeza), se ubica geográficamente en las tierras más occidentales (desde la mirada griega) de las conocidas, más allá del río Océano. Heracles vence a Gerión.

Las prolongaciones de época medieval del relato convierten a Galicia en protagonista principal, en tanto que mencionan cómo un cruel gigante de nombre Gedeón o Gerión, asola sin piedad territorios ubicados entre los ríos Tajo y Duero. En vista de esta situación, Hércules viaja hasta la zona que hoy ocupa la actual Lisboa, provocando que Gerión huya hacia el norte, hasta donde hoy está A Coruña. Hasta aquí lo sigue el gran héroe griego, y le acaba proponiendo un combate singular para dirimir la situación; un mítico combate que se demorará durante tres días. Hércules vence y decapita al gigante. Encima de la cabeza de Gerión ordena levantar el faro (cuya construcción finalizará un sobrino de Hércules, llamado Espán), y que sean pobladas esas, hasta ese momento, desoladas tierras.

La leyeda señala, finalmente, que la primera persona en llegarse hasta allí tenía por nombre Cruña (de ahí el nombre de la ciudad). No obstante, otras versiones cuentan que Hércules se enamoró de una mujer con tal nombre y que en su honor le confirió el topónimo a la ciudad. Toda esta serie de acontecimientos habrían ocurrido hacia 1700 a.e.c., momento en el que un hijo de Heracles, de nombre Galacte, se haría con las riendas del reino de Galicia.

Ahora bien, otra versión de la leyenda especifica que Hércules persigue al gigante por haber deshonrado a una mujer, concretamente su propia hermana. Según la misma versión, Gerión, al llegar al lugar donde se alza la torre, creyéndose a salvo, erigiría un tienda con su barca, pero será final, y definitivamente, sorprendido por Heracles.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, septiembre, 2022.

 

5 de septiembre de 2022

Los mitos egipcios como aspectos de la dinámica de la sociedad






Imágenes: la sierpe Apofis; el terrible Ammyt; bajorrelieve de la triada egipcia Horus, Isis y Osiris; Ramessesnakht, estatua de la tríada tebana y; pinturas con temáticas míticas que decoran la tumba de Ramses VI.

Los dioses llegaron a convertirse en seres sociales Egipto por mediación del lenguaje del mito. Esos mitos hablan de interacciones divinas que se ubican en un pasado muy lejano o en el presente más actual. Las relaciones entre deidades, así como sus agrupaciones tuvieron un significado profundo, pues las acciones y los eventos en el marco del mundo divino tuvieron implicaciones en el Estado del mundo terrenal.

Los mitos explicaban, hacían comprensible y otorgaban un significado a las actuales o presentes situaciones en el medio cósmico, humano y social, en tanto que contenían medios de circunscribir la naturaleza de la deidad por mediación del conocimiento de sus hazañas y a través de sus concretos rasgos de personalidad.

De modo diferente a lo que ocurre en otras culturas de la antigüedad, los mitos egipcios muy raramente se transmitieron en un corpus coherente de textos narrativos, un hecho tan particular que ha dado lugar a una dilatada discusión acerca de la misma existencia, la naturaleza y el papel desempeñado por los mismos en el antiguo Egipto. En el siglo XIX, la crítica especializada centró su interés en el origen de los mitos y en la relación existente entre el ritual y el mito.

Las primeras reflexiones sugirieron la vinculación de la presencia de los  mitos con lo que se cuenta en los textos narrativos de carácter mitológico, enfatizándose con ello una relativamente tardía aparición de los mismos en la historia egipcia. Partiendo de estas premisas cobró fuerza y se estableció la opinión de que los mitos constituyeron una estructura cultural; es decir, un conocimiento común y culturalmente relevante al que podría referirse en distintas formas discursivas.

La iconografía, por su parte, con sus específicos soportes y  medios expresivos, expresaría rasgos míticos, en tanto que los distintos tipos de texto, himnos, historias, cuentos, rituales y ceremonias, encantamientos, podrían elaborarse a partir de mitos y transmutar sus significados. Dicho de otro modo, un mito egipcio no se asociaba a una forma fija de expresión, de forma que sus componentes individuales o mitologemas podrían ser enunciados y combinados de múltiples maneras, adquiriendo, en consecuencia, sentido en numerosos contextos.

Las diferentes deidades egipcias no estuvieron únicamente conectadas por medio de los mitos, lo cual implica acción, sino que también fueron asociados en distintos grupos que acabaron estructurando el panteón. Algunos de tales conjuntos o constelaciones divinas, alcanzaron una relevancia general para todo Egipto, mientras que otras agrupaciones tuvieron un alcance más limitado, la mayoría de las veces de carácter local. Una de las estructuras básicas fue la conformada por un grupo de tres deidades, una femenina, otra masculina y una tercera deidad infante. El tipo ideal, amén de ser tal vez la más antigua, de esas tríadas, fue la establecida con Isis, Osiris y Horus.

El dios creador Atum, acompañado de sus dos hijos, Tefnut y Shu, constituyeron una tríada específica que fue extendida, en modo de secuencia generatriz genealógica a nueve divinidades (la Ennéada). Semejante estructura de nueve deidades, con el creador Atum o con el solar Ra como su referencia jerárquica principal, se constituyeron como el emblema del mundo creado. Los ocho descendientes juntos recreaban el universo entero. Shu simbolizaba el espacio y la vida; Geb representó la tierra y Nut hizo lo propio con el cielo, mientras que Tefnut se asoció con Maat. Los otros cuatro restantes dioses se convirtieron en los representantes propios de la sociedad: Neftis, Set, Osiris e Isis. 

El número nueve expresaba pluralidad y multiplicidad. En tal sentido, la Ennéada encarnaba el mundo por completo de los dioses, es decir, el panteón divino. No obstante, las agrupaciones locales o regionales solían comprender más de nueve dioses.

La variabilidad y movilidad de los mitos egipcios permitieron el desarrollo de gran cantidad de conceptos e ideas referidas a las acciones llevadas a cabo en el mundo o esfera divina, que explicaba comprensivamente los acontecimientos y situaciones concretas principales, así como aquellos secundarios.

Las menciones menos explícitas o frecuentes de rasgos míticos todavía resisten un entendimiento completo y requieren un estudio más profundo así como nuevos descubrimientos. Se podrían señalar tres conceptos como los que se consideran mayores o principales. Se trata del complejo de mitos osirianos, los mitos referentes a la creación del universo, y el llamado complejo mítico del ojo solar, en realidad una diosa hija de la deidad solar Ra.

Un rasgo que es necesario contemplar a la hora de estudiar los mitos egipcios es la presencia en el antiguo Egipto de deidades foráneas. A lo largo de segundo milenio a.e.c., Egipto adoptó progresivamente divinidades como Astarté o Baal  de las regiones vecinas próximo orientales. Ocasionalmente, por consiguiente, se adoptaron e integraron mitos extranjeros. 

Por otra parte, la realeza estuvo cercanamente asociada al mundo divino por mediación de los mitos. La extendida idea de que el soberano gobernante fuese contemplado como un privilegiado vástago de los dioses o una especial deidad, se difundió en un amplio abanico de textos y de imágenes, muy frecuentemente representadas en los muros de los templos, especialmente del Reino Nuevo. Tal composición fue retomada en los templos grecorromanos y modificada con la intención de describir el nacimiento del niño-dios como una señal  de permanente renovación de las fuerzas divinas.

El enorme número de versiones divergentes y, en ocasiones contradictorias, de conceptos míticos ha sido considerado desde siempre como uno de los principales inconvenientes al analizar en profundidad la mitología y la religiosidad egipcias. Hasta no hace demasiadas décadas este singular aspecto fue tomado como una señal de un estado mental pre lógico o, en el mejor de los casos, como la presencia de un marco tradicional residual que hunde sus raíces en épocas prehistóricas. Una teoría lanzada en su momento por Henri Frankfort, y seguida también por Erik Hornung, acerca de la multiplicidad de aproximaciones  tuvo cierta aceptación y concedió una mayor positividad a los egipcios en este aspecto, señalando su capacidad para acercarse a las cuestiones esenciales de una manera global. Esta lógica multievaluativa se refiere a la lógica de la complementariedad.

La más actual aproximación a los mitos egipcios se centra en contemplarlos como un relevante fenómeno de dinámica cultural y como un poderoso medio de expresión de los valores culturales y de las reflexiones especulativas. Las realizaciones mitológicas individuales tomaron asiento en contextos específicos, desempeñaron funciones concretas o desarrollaron rasgos que fueron localmente prominentes. En tal sentido, las variantes divergieron esencialmente en detalles más o menos amplios, no en sus estructuras ni, por supuesto, en significación. Así, los mitos fueron, sin duda, modelos explicativo-comprensivos muy pertinentes en la sociedad, sin que eso supusiese su conversión en dogmas religiosos indiscutibles.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, septiembre, 2022.