14 de diciembre de 2022

Algunas fuentes escritas de la mitología celta

Imagen: portada de la edición del Lebor Gabála de Manuel Alberro, en ediciones Trea, 2009.

La tradición céltica, sobre todo aquella de los celtas insulares, contiene una gran riqueza de mitos y leyendas, con tramas y temas que tienen su origen en tradiciones que pueden haber surgido alrededor del siglo X a.e.c., si bien esa tradición se dilata en el tiempo hasta los primeros siglos de nuestra Era. De hecho, sólo tardíamente se inició el proceso de recopilación escrita de las tradiciones orales.

Las temáticas son muy variadas, pues se narran situaciones mágicas, encantamientos y hechizos (historias de Mannawydan ab Llyr, o bien Ossian, hijo de Finn McCumhaill), historias de conquistas y de conflictos (Tain bo Quailnge), o hazañas bélicas de los héroes, semi dioses y deidades (CuChulainn, Finn McCumhaill). Asimismo proliferan personajes y objetos tanto míticos como reales, con poderes preternaturales, caso de los terribles Formoré, los Tuatha de Danann, los gigantes y los dragones.

Una considerable sección de lo que se considera como mitos originales contienen hechos míticos pero también, probablemente, acontecimientos reales, referidos a la historia de la Erín arcaica. Muchos datos han llegado a la actualidad debido a la conservación de algunos códices recopilados entre los siglos VII y XII por parte de monjes cristianos, a partir de las antiguas narraciones orales que eran relatadas, desde antaño, por filidh.

El sacerdocio celta no debió ignorar temáticas como la creación del mundo o el origen del ser humano; no obstante, es probable que los druidas confinasen aspectos conceptuales de estas características al ámbito de los iniciados. Además, no se consideró dejar por escrito los temas sacros, tal vez por el poderoso peso de la oralidad y la orientación chamánica del sacerdocio céltico. Es por ello que la literatura celta más antigua, narraciones en lengua gaélica o en irlandés antiguo, fueron recopiladas por escritores posteriores, sobre todo en latín. Esa literatura no empieza por el origen del mundo, como sucede en la mayoría de las culturas de la antigüedad..

Las creencias tradicionales fueron aglutinadas y preservadas por los amanuenses cristianos de la arcaica Erín, aunque hayan sido fuertemente cristianizadas, lo cual supuso la supresión de algunas referencias paganas principales. Los monjes cristianos copiaron las versiones relatadas por los filidh con cierta fidelidad, aunque un buen número de las divinidades paganas se convirtieron en los manuscritos en humanos, si bien manteniendo poderes especiales. Sin ir más lejos, el dios celta Lug, deidad prominente entre los galos o celtas continentales, es descrito en las transcripciones cristianas como un ser humano común, aunque de gran tamaño, inteligente y muy fuerte.

De tales recopilaciones cristianas tardías han llegado hasta hoy un par de manuscritos principales, que son las más antiguas fuentes de información sobre las invasiones y conquistas que ocurrieron en las Islas Británicas. Se trata del Eireann Lebhar Gabhalla, que cuenta las diversas oleadas de conquistadores que llegaron a la Isla Esmeralda (Erín), y el Mabinogion, redactado en galés, que recopila ciertas versiones referentes a hechos bélicos e históricos acontecidos en las regiones de Cornwall y el hoy País de Gales.

El Libro de las Invasiones configura un extenso texto dividido en trece leyendas. Aquí se relata la epopeya de las cinco razas que poblaron y gobernaron sucesivamente el territorio irlandés. El Leabhar Gabhalla se complementa con otro manuscrito contemporáneo en sus orígenes orales, si bien transcripto tardíamente, en torno al siglo XIV, en el que se destacan los sitios en donde se desarrollaron las acciones cruciales en territorio irlandés. Otros códices contemporáneos serían también el Libro Amarillo de Lecan, el Libro de Leinster y el Dun Cow. En lengua galesa, complementos del Mabinogion, serían el Libro Blanco de Rydderch y el Libro Rojo de Hergest.

Aunque todavía se discute el origen y significado del término Mabinogion, algunos especialistas señalan que en galés antiguo un mabinog sería un aprendiz de bardo (análogo al fili irlandés). Una historia escrita por uno de ellos sería un mabinogi, cuyo conjunto conformaría entonces un mabinogion, el bagaje mítico-literario de uno de tales bardos o narradores profesionales.

Las leyendas difieren bastante de una a otra. Se mantiene constantes únicamente cuatro historias, las denominadas cuatro ramas del Mabinogion: Pwyll, príncipe de Dyffedd; Branwen, hija de Llyr; Mannawydan, hijo de Llyr y Math, hijo de Mathonwy. A ellas deben agregarse otras cinco que, si bien sólo aparecen en una de las versiones originales, se las considera de origen similar a las principales. Entre ellas destaca El sueño de Maxen Wedlic y El sueño de Ronabwy.

Los autores de los compendios escritos de leyendas y mitos, según el consenso alcanzado por los especialistas, habrían sido los bardos Gildes y Taliesin, los dos del siglo VI, Aneurin, tal vez de una época anterior, y Meilyr y Gwalchmaihid, del siglo XI.

Ciertas inconsistencias en el hilo conductor de las obras, el sostenido abuso de los aspectos mágicos y míticos, los desniveles de las propias estructuras narrativas, amén de algunas redundancias y agregados de determinada incoherencia, parecen confirmar que la recopilación y traducción no son en modo alguno literales, sino que fueron embellecidas y, de algún modo interpretadas, con los aportes literarios y el bagaje cultural de los amanuenses cristianos.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, diciembre, 2022.

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