Después del enfrentamiento
patricio-plebeyo entre los siglos V y IV a.C., y tras la expansión romana por
la península itálica, a partir de la cual en el Estado se incluye, además de la
población romana, la de otros pueblos itálicos, la sociedad romana se
articulará en clases diferenciadas por su condición jurídica, posición
económica, el nacimiento o las relaciones familiares. La pirámide social tendrá
en la cúspide a los senadores, coronada por la nobilitas, y en su base la plebe rústica y urbana, además de los
esclavos. Con las guerras púnicas y la expansión romana por el Mediterráneo
aumenta el capitalismo latifundista, la masa de esclavos y desciende la plebe
rústica. Además, surge un nuevo estamento privilegiado por debajo de los
senadores, el orden ecuestre de los caballeros.
La lucha patricio-plebeya instaura
un nuevo orden aristocrático, basado no en el origen patricio, sino en la
pertenencia a la dirigencia política (nobilitas).
La nobleza, aglutinada en el Senado, posee un grupo todavía más restringido (20
familias senatoriales, entre las que destacan la de los Fabii, Cornelii, Claudii, Aemilii), que han ejercido el consulado y
tienen gran prestigio social e influencia política, además de poder económico
(terratenientes). Sus miembros determinan la política, pues invisten las
magistraturas, dominan las Asambleas y conforman el Senado. Además, imponen las
costumbres y un estilo de vida privada que se considera ejemplar, cuyas raíces
están en la religión. Aglutinan el mos
maiorum y la tradición de los antepasados.
En principio, los équites
(solamente desde el siglo II a.C.), fueron ciudadanos con fortuna con capacidad
de servir en la caballería. A partir de los Gracos se convierten, no obstante,
en un orden institucional (ordo equester),
aunque subordinado a la nobleza senatorial. Son grandes propietarios agrarios
pero también, gracias a la apertura del Mediterráneo para Roma, controlan las
actividades especuladoras, el arrendamiento de obras públicas, el comercio
marítimo y la banca. Algunos se hacen empresarios (publicani).
La plebe es el núcleo social
fundamental de la sociedad republicana, y estaba compuesta, inicialmente, por
campesinos. Eran, en principio, pequeños propietarios rurales, luego arruinados
con las guerras, de ahí su traslado a la urbs
haciéndose dependientes de los estamentos privilegiados. Así, al lado de una
pequeña plebe rústica, surgirá una urbana, desclasada, a la que se suman
pequeños comerciantes y artesanos. Será la que nutra las asambleas populares y
la que se asocie, en dependencia, a la nobleza en forma de clientelas.
La aristocracia senatorial, équites
y plebe son el cuerpo ciudadano y poseen, en teoría, los derechos cívicos. Los
esclavos, por su parte, no; son un instrumento animado, y por esos no tienen
incidencia en las instituciones políticas romanas. Los esclavos liberados,
manumitidos y emancipados, se convierten en libertos, ciudadanos con
limitaciones (desaparecen en la segunda generación), ligados a sus antiguos
amos por lazos de clientela.
Al
margen de la constitución ciudadana quedarán los denominados aliados romanos,
súbditos del Estado en Italia y en las provincias (peregrini).
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