11 de octubre de 2015

La construcción de una historia nacional y de la civilización china de la antigüedad

En los años noventa, un autor, de nombre Su Bingqi, estableció un modelo de investigación de nombre quxi leixing, fundamentado en las tipologías cerámicas. Dice que después del 10000 a.e.c. seis divisiones regionales más o menos estables (quxi) se formaron en el área que abarcó la China histórica: la región norte centrada en las montañas Yan y en la zona de la Gran Muralla; la región oriental focalizada en Shandong; las llanuras centrales (Shaanxi central, Henan occidental y sur de Shanxi); la región suroriental en torno al lago Tai; la zona suroccidental que incluye el área del lago Dongting y la cuenca de Sichuan; y la zona meridional que abarca el lago Poyang y el delta del río Perla. Tales culturas regionales se dividirían en fases locales (leixing). Cada región tendría su propio origen cultural y su propio desarrollo, aunque interactuarían entre sí para conformar el proceso de despliegue de la civilización china. Otro erudito, en este caso Yan Wenming, sugirió que las llanuras centrales habrían sido algo así como el centro de una flor, en tanto que las tradiciones culturales en las áreas adyacentes los pétalos de dicha flor. De este modo, enfatizaba el papel desempeñado por las llanuras centrales en el proceso que condujo a la civilización china, aunque reconociendo la existencia de elementos civilizatorios en la periferia en etapas prehistóricas. Con esta postura, sin embargo, se compromete, en cierta medida, la diversidad cultural.
Los gobiernos nacionalista primero, y comunista, después, intentaron configurar la población multiétnica de China en una unidad política viable y coherente. El concepto de nación, a partir de los años cincuenta del siglo XX, llegó a hacerse equivalente al de estado, descrito por Fei Xiaotong, a fines de los años ochenta, como duoyuan yiti (una entidad simple con múltiples componentes). En un proceso formativo amalgamativo, el núcleo dominante sería Huaxia y las gentes Han, aunque la interacción cultural entre Huaxia-Han y otros grupos étnicos no hubiese sido en una única dirección de difusión, sino de influencias mutuas. De tal modo, el concepto quxi lexing en arqueología, y el paradigma duoyuan yiti en una perspectiva sociológica, se compensaron uno al otro en la dinámica de construcción de la historia nacional.
En los años noventa del pasado siglo Song Jian elaboró un proyecto para reconstruir una cronología segura de las Tres Dinastías (Proyecto Cronológico Xia Shang Zhou), en el que empezaron a participar diversos expertos en arqueología, historia y astronomía. La finalidad, no alcanzada, era hacer la civilización china temporalmente comparable a las más antiguas civilizaciones del mundo, sobre todo las de Mesopotamia y Egipto. Una nueva organización investigativa surgió, entonces, desde el seno del Departamento de Arqueología de la Universidad de Beijing, el Centro para el Estudio de la Civilización, formalizado en 1999, que determinó hallar el origen último de la civilización china en las culturas del neolítico. En este sentido, la cultura Longshan se convertiría en el foco de interés primordial.
Siempre ha habido en la arqueología china una tendencia a identificar las culturas y fases arqueológicas, sitios e, incluso, útiles, con específicos grupos antiguos de personas que son nombrados en las leyendas, mitos y en la literatura histórica. Así, la cultura Longshan de Henan se ha considerado el grupo Proto-Xia, que daría surgimiento a la dinastía china más antigua registrada; o la expansión de los vasos cerámicos he y jue, representarían el desarrollo históricamente documentado de la migración de las poblaciones Xia y Shang. Términos tomados de las leyendas chinas han favorecido las discusiones académicas sobre la cultura Longshan. Es el caso de Wudi shidai o el período míticos de los Cinco Emperadores, que refiere héroes legendarios y sabios que habrían gobernado antes de la dinastía Xia. Un período de tiempo caracterizado por la coexistencia de muchos estados, cada uno de ellos posiblemente compuesto de una ciudad amurallada y algunas aldeas, una configuración que los hallazgos arqueológicos referidos a la cultura Longshan parecieran corroborar.
El pensamiento teorético concerniente a la evolución cultural en la arqueología china fue dominado durante mucho tiempo por la versión sinificada del marxismo. Se prefirió una perspectiva unilineal de evolución social que, todavía a mediados de los años ochenta y noventa, algunos autores suscribían (Tong Enzheng, Shi Xingbang). Todas las sociedades primitivas progresarían desde una organización clánica matrilineal-matrilocal-matriarcal, a una sociedad patrilineal-patrilocal-patriarcal, lo que suponía la transición de una sociedad “igualitaria” a otra estratificada, como resultado de la diferenciación en los medios de producción económica (sobre todo los útiles de metal). La división del trabajo habría formado la condición esencial para la acumulación de beneficios y el intercambio de mercancías. Así, las ciudades, centros artesanales y centros comerciales se habrían desarrollado, y una clase social basada en la propiedad privada y en la explotación se habría consolidado. Naturalmente, este armazón teórico ha sido puesto en duda porque la evidencia de una sociedad neolítica en China matrilineal y matriarcal es muy vaga, y porque son muy escasos los ejemplos de herramientas de metal usadas para la producción de subsistencia durante el período Longshan, o incluso durante la Edad del Bronce.
El modelo evolucionista se ha amalgamado con los nuevos conceptos de nacionalismo (Li Xueqin), formando el componente esencial, aplicado a través de la arqueología, en la reconstrucción de la historia nacional[1].
En la construcción de un esquema evolutivo cultural y social para China, un nuevo concepto gucheng guguo guwenhua shidai (período de ciudades arcaicas, estados arcaicos y cultura arcaica), propuesto por Su Bingqi hace unas décadas, ha ganado bastante popularidad recientemente. Gucheng, núcleo arcaico, se refiere al tipo de “ciudades” más antiguo que se separaron de las villas ordinarias, pero que no se desarrollaron plenamente como urbes; guguo, o estado arcaico, significa entidad política estable e independiente que trasciende la organización tribal basada en el clan. Los dos conceptos se incorporaron posteriormente en la primera parte de una trilogía evolutiva llamada guguo-fangguo-diguo (estado arcaico, estado regional e imperio). El período guguo, descrito como equivalente a chengbang (ciudades-estado), habría comenzado en la cultura Hongshan, hace más de cinco milenios en el noreste de China; el período fangguo, representaría un tipo madura de sociedad estatal, y habría sido visible en algunas culturas prehistóricas, como Liangzhu, en el valle del río Yanzi, y en el bajo Xiajiadian. Más tarde habría caracterizado las famosas Tres Dinastías. El último período comenzaría en la etapa de los Reinos Combatientes (siglo V a.e.c.), cuando algunos estados regionales mayores entrarían en conflicto militar por la dominación política[2].
Otra estrategia investigadora, como resultado del énfasis puesto sobre el desarrollo cultural regional (quxi leixing ya comentado), ha sido trazar los orígenes de la civilización china en cada región en una época más antigua de lo que se suponía. Se han intentado vincular ciertos logros culturales (manufactura de objetos de jade, construcción de monumentos ceremoniales), con el surgimiento de la civilización, o conectar desarrollos culturales neolíticos regionales con las actividades de los reyes y sabios legendarios. En consecuencia, sin embargo, los orígenes de la civilización china no se han podido correlacionar, en antigüedad, con sus contrapartidas mesopotámicas o egipcia, si bien el lugar de nacimiento de la dinastía Xia se ha identificado en localidades del norte y también del sur de China. Ha habido siempre una clara confusión entre civilización y estado, entendiendo la primera como una gran tradición cultural que contiene rasgos definidos, como un estilo artístico refinado, una arquitectura especializada, una escritura, un calendario, y el segundo como una forma de organización política. Ni quxi leixing ni los relatos mítico-legendarios proveen información suficiente para un análisis sistemático del desarrollo de la complejidad social en la antigua China.
El primer estado pudo haberse desarrollado en el norte de China, bien sea a partir de la cultura Yangshao, donde se construyó el primer asentamiento amurallado conocido, por mediación de la cultura Longshan, en donde diversos grupos de sitios amurallados y patrones mortuorios jerárquicos han sido arqueológicamente evidenciados, o desde la cultura Erlitou, momento en el que se desarrolló el primer urbanismo, asociado con complejos palaciales bien definidos, así como una especialización artesanal. Los estudiosos occidentales son más conservadores y cautelosos al respecto, y creen que el estado no se desarrolló hasta la etapa dinástica Shang, cuando se hacen observables las características de los estados burocráticos en los registros arqueológicos. Aquí se apuntará que Erlitou pudo haber sido ese primer estado, caracterizado por una nuclearización de la población, un control político y ritual centralizado, el desarrollo de una actividad artesanal especializada y por una más que presumible expansión territorial.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB, Caracas. UGR (Granada). 11 de octubre del 2015



[1] El modelo neo evolucionista, que implica la sucesión de banda a tribu, y de ahí a jefatura y estado, no ha sido, en realidad, extensamente adoptado.
[2] En este orden de cosas, Yan Wenming señala que el proceso de desarrollo de la civilización china puede ser categorizado en tres etapas: guguo shidai, período del estado arcaico, que incluye el período Longshan, equivalente a una “jefatura” y, por tanto, al origen de la civilización china; wangguo shidai, período del estado dinástico, que representarían las Tres Dinastías, período formativo de la civilización; y diguo shidai, o etapa imperial, que comienza en la dinastía Qin y finaliza en la Qing, cuerpo principal civilizatorio. 

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