Imágenes:
arriba, una perspectiva del yacimiento arqueológico de Oc Eo, provincia de An
Giang; abajo, una estatua de Visnú. Cultura de Oc Eo. Museo de Dong Thap.
La influencia cultural de India en Tailandia y, en general, en
todo el sudeste de Asia, fue pacífica y sin el uso de métodos políticos. El
denominado proceso de “indianización”, en su sentido de influencia cultural, no
implicó una migración india que colonizase el sureste de Asia. Incluso no
parece que hubiese habido un esfuerzo consciente de parte de India en lo
tocante a la expansión de su cultura.
En relación a los motivos que impulsaron tal influencia, se
barajan varias teorías o hipótesis, todas ellas discutibles en sí mismas. La
primera señala que la influencia de la cultura india llegó por mediación de un
gran número de guerreros y conquistadores que emigraron hacia el área. Estos
ksatriyas se habrían emparentado con familias gobernantes locales a través del
matrimonio. Posteriormente, habrían servido como brahmanes para justificar su
autoridad política. Estaríamos hablando de un gran número de refugiados que
habría migrado en busca de nuevos lugares de asentamiento. No obstante, no
existen evidencias de migraciones a gran escala después de la conquista de
Kalinga por Asoka en 262 a.e.c. Tampoco las invasiones kushanas del siglo I ni
las campañas de Samudragupta dieron como resultado éxodos en masa de gentes.
Según esta teoría, en fin, la introducción de la cultura india sería el
resultado de las actividades de guerreros que se emparentarían localmente dando
lugar a una sociedad de sangre mixta.
La segunda hipótesis apunta que la influencia india provino de
los vaisya o clase de los mercaderes, quienes habrían traspasado sus bienes y
también su cultura a la población indígena e, incluso, se habrían casado con
mujeres locales en ciertos casos. La cultura se difundiría, por tanto, a través
del establecimiento de puestos mercantiles. Los indios, entonces, habrían
venido a Tailandia, y al sureste de Asia como comerciantes en busca de especies
y oro y, además, se habrían emparentado con familias locales. En determinados
casos, un indio pudo haberse impuesto como jefe sobre las poblaciones
autóctonas, estableciendo de tal manera reinos de estilo indio. Por otra parte,
los brahmanes convertirían a los gobernantes locales en encarnaciones de las
deidades.
Varios aspectos se han apuntado a la hora de desbancar esta
teoría. En primer término, se ha dicho que los mercaderes no parecieran estar
especialmente preparados para transmitir una elevada cultura o para mantener
contactos con la realeza; en segundo lugar, que estarían versados en el
lenguaje vernacular y no en sánscrito; en tercer término, que el carácter
escolástico de la cultura india en el sudeste de Asia habría sido aprendido por
la gente y no traído por los indios; y en cuarto lugar, se ha comentado que si
los mercaderes hubieran jugado un papel relevante en la expansión de la cultura
india, los más antiguos centros de civilización india deberían haberse
encontrado en las regiones costeras.
A pesar de estas objeciones a la hipótesis vaisía, la misma
contiene algunas verdades. Podría ser erróneo asumir que los comerciantes no
tuvieron competencia a la hora de transmitir la cultura. Al margen del sistema
de castas indio, hubo cierta movilidad social entre las diferentes categorías.
Los brahmanes funcionaron no solamente
como sacerdotes. Del mismo modo, también los ksatriyas no actuaron
únicamente como guerreros, y hubo numerosos ejemplos de reyes y príncipes muy
versados en la literatura. No es convincente advertir que el carácter de la
cultura india fue escolástico, ni tampoco decir que solamente las áreas
interiores fueron centros de influencia india. En tal sentido, Palembang, Oc
eo, Trang y Kedah fueron puertos con trazas evidentes de influencia india. Se
desempeñaron como núcleos de actividades mercantiles pero también como centros
de interacción cultural.
En Oc eo, sin ir más lejos, las excavaciones arqueológicas han
probado la existencia de antiguos contactos. En Kedah se han hallado
inscripciones en sánscrito de períodos antiguos, mientras que las esculturas de
Amaravati se han encontrado a lo largo de la ruta marina que une Kedah,
Palembang, la costa oriental de Java, y las islas Célebes occidentales.
Por otra parte, se todos es sabido que la práctica del budismo
entre los grupos de mercaderes fue muy pronunciada. Las historias Jataka mencionan actividades marítimas
de los comerciantes. Además, las imágenes del Buda, pertenecientes a la escuela
de Amaravati, han aparecido en una buena cantidad en todo el ámbito del sudeste
de Asia. Los marineros fueron muy devotos del Buda Dipankara (El que calma las
aguas). La “indianización”, por tanto, puede verse revelada a través de esas
imágenes de Buda.
Una tercera teoría, conocida como la teoría brahmana, propone
que en los puertos locales las clases elevadas y los gobernantes habrían
empleado el servicio de los brahmanes, por mediación de las ceremonias y
rituales hindúes, como soporte de su autoridad política. En esta hipótesis se
otorga una especial relevancia a la iniciativa local. Emanando desde la corte, la influencia
cultural india se habría focalizado en las fórmulas de consagración y en las
proclamaciones reales llevadas a cabo en el lenguaje de los brahmanes. Los
sacerdotes llegarían a ser consejeros en los asuntos de corte y proveerían
soporte ideológico a los gobernantes, ofreciéndoles una suerte de investidura y
listas genealógicas que elevarían su posición social y política. Habría habido,
entonces, una iniciativa de parte de las elites, de las aristocracias locales.
Aunque una pequeña parte de la población de la región se pudo ver afectada por
la cultura india de modo directo, habría sido la aristocracia la encargada de
transmitir, de legar, a la gente la herencia cultural india en la forma de
literatura, iconos y monumentos diversos.
Probablemente las tres hipótesis arriba expuestas contengan
retazos de verdad histórica en su seno. Tal vez las tres tengan, de hecho, algo
de cierto. El entero proceso de “indianización” cultural de Tailandia fue el
producto del esfuerzo hecho por guerreros, comerciantes y sacerdotes,
conjuntamente con algunas iniciativas indígenas.
La sociedad local produjo nuevas formas culturales a partir de
aquellas foráneas que recibía. Muy a menudo los tres tipos de categorías
sociales, ksatriya, vaisya y brahmanes, no se diferenciaban en el contexto del
sudeste asiático. Un ksatriya pudo haber sido un comerciante o un vaisya
haberse inmiscuido en las pugnas de poder en la corte. Todas las clases
buscarían, además, apoyo local que sirviese sus intereses.
Las poblaciones del sudeste de Asia se apropiaron de las
costumbres culturales con presencia de elementos indios y las adaptaron para
que encajasen con sus propias tradiciones indígenas. No se debe olvidar que la
propia cultura india consiste en una pluralidad de tradiciones que
evolucionaron a partir de la interacción entre la cultura sánscrita aria y el
sustrato vernáculo de los grupos dominantes previos, en esencia aquellos de la
cultura de Harappa y Mohenjo Daro.
Sea como fuese, la expansión cultural india dio como resultado
la adopción de la religiosidad, las ideas de parentesco, las leyes, aspectos de
la administración y las tradiciones literarias y artísticas de la antigüedad
india.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Mayo del 2017.
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