Imágenes:
un altar con una inscripción dedicada a Tameóbrigus; e inscripción dedicada a
Candeberonius Caeduradius, procedente de Vila Nova de Mares, Braga.
En
esta región gallega que se extiende desde el Mar Cantábrico hasta la
desembocadura del Miño muestra una destacada uniformidad desde el punto de
vista teonímico, si bien las inscripciones votivas no son demasiado abundantes
y, en consecuencia, el número de
divinidades que se pueden testimoniar
tampoco es muy elevado.
Entre
los dioses supra locales de la Gallaecia costera destaca Cosus. Los epígrafes en las inscripciones aparecieron en distintos enclaves. Las
menciones aluden al dios, habitualmente, con apelativos. Entre las
inscripciones principales destacan Coso, en Brandomil; Coso Oenaego, en Torres de Nogueira, cuyo monumento
se halló reutilizado como una pila de agua bendita; Coso Udauiniago, en S. Martín de Meirás, Sada;
fue hallado en el atrio de un iglesia, donde servía como la base del altar, si
bien su procedencia original pudo ser el castro de Meirás; Coso Domino, en Negreira; Deo Cosoe Soaegoe, en S. Juan de Sacos; y Cusue
Mepluceeco, en Coixil,
Cartelle[1].
Otra deidad (improbablemente supra local) pudo ser Bandua,
representada en la fachada costera occidental,
aunque con un único testimonio, procedente de Catoira. Pero como existen muchos
testimonios en diversas localidades de Lugo y Orense, se deduce su supra
localidad, aunque su área de influencia no debió ser precisamente la costera.
El
resto de los teónimos que aparecen en esta zona costera gallega son locales, si
bien a alguno de ellos les fueron dedicados múltiples monumentos epigráficos en
lo que, muy probablemente, fueron santuarios. El caso principal es el de Lariberus
Breus (con quince altares en un
santuario en el castro de Monte Facho, en Cangas). En este
santuario, resaltan motivos iconográficos como las aspas y los arcos que
decoran algunas las piezas. No se puede asegurar
si tienen algún contenido espiritual. La presencia de cuatro foculi alineados
que se observan en uno de los altares es un motivo poco claro.
Otro
ejemplo de dios local conocido por varios testimonios es Vestius Aloniecus.
Dos inscripciones votivas mencionan a este dios, procedentes de Lourizán. La
sacralidad de este sitio es altamente probable por el hecho de que cerca de
donde se hallaron las dos inscripciones, fue descubierta una estela con una figura
humana en relieve, con una suerte de
casquete con cuernos, y con los brazos extendidos, con las palmas de las manos
abiertas.
Otros
testimonios epigráficos se refieren a dioses locales. Es el caso de Edouio, en Caldas de Reis. La pieza se halló próxima
a una casa de baños, lugar en el que habían existido unas termas romanas. Edouius
sería el nombre o el epíteto del dios de las termas, y también el sobrenombre del dios Bormanus o
Bormanicus. Hipotéticamente, entonces, Edouius sería, probablemente,
una deidad sanadora con una clara vinculación a los balnearios de aguas
termales, si bien la seria duda estriba en saber si es un apelativo o, en
realidad, un teónimo. También parece ser el caso de Soe Meobrigoe, quizá una dedicación a Cosus pero con
su nombre mal escrito.
En
la región costera de Galicia se observan diferencias respecto a la zona del
interior. En el área costera se hallaron altares ofrecidos a Cosus, uno
a Bandua y ninguno a Reue o Nabia, mientras que en
la zona interior (desde la provincia de Lugo hasta el distrito portugués de
Vila-Real), Bandua, Reue y Nabia eran las divinidades más
adoradas (más de 30 inscripciones conocidas en la región), en tanto que sólo
una se conoce alusiva a Cosus, descubierta en el límite occidental de la
provincia de Orense. Se detectan semejanzas de la región costera con la zona
también costera ubicada al sur del río Miño, en Portugal.
En la franja litoral entre los cursos bajos de los
ríos Miño y Duero, se observa un elevado número de deidades de carácter local.
Muchas son mencionadas como Genios o Lares, un factor que incide en su reducido
alcance, concretamente en relación a un concreto grupo familiar o étnico y a un
núcleo poblacional determinado.
En la franja más occidental, se conocen escasos teónimos,
en relación con la gran cantidad de inscripciones votivas que aluden a deidades
indígenas. La divinidad más representada en la epigrafía de este ámbito
territorial es Marte indígena. En una inscripción de Tuy aparecieron completos
el teónimo y el epíteto, Mars Cairiogiegus. En otra inscripción, la de Lisouros, se interpretó el
teónimo como Ma(rti) Cario(ciego). Las dedicaciones a un dios romano acompañado de un epíteto
autóctono es una excepción en Hispania, al contrario de lo que acontece en
Britania o la Galia.
De hecho, el carácter del epíteto Cariecus o Cariociegus
puede relacionarse con el antropónimo Caricus, testimoniado en Hispania,
así como con los galos Caria y Cariacus. En consecuencia, se ha
de considerar a Marte indígena como la deidad que más se ha representado desde
una óptica epigráfica en esta región. Al tiempo, podría valorarse como indígena
la dedicación al Genius Tiauranceaicus. En referencia a las
divinidades indígenas femeninas no existen testimonios.
En
la misma franja litoral, ya al sur del río Limia, el único teónimo indígena masculino seguro es Candeberonius
Caeduradius, que se constata en una inscripción en Braga). El prefijo Cand- o Cande-
podría asociarse con un par de apelativos indígenas de Júpiter presentes en
inscripciones del norte hispano, como Candamius y Candiedus.
Candeberonius era una divinidad vinculada a Júpiter y, además, relacionada
con las alturas. La existencia del epíteto Eberobriga podía implicar una
separación Cand-Eberonius.
Existen otras inscripciones dedicadas a divinidades
masculinas indígenas. Una de ellas fue descubierta en una iglesia parroquial de
Viana do Castelo. El dios ahí señalado se leía [..]iuo / Vestero. Otra, procedente de Carrazedo, se dedicó a los Lares Buricis. Finalmente,
un altar, recientemente descubierto en Vilela, Braga, estuvo dedicado
al Genio Viriocelensi, que indica la existencia de
un topónimo Viriocelum.
Por su parte, en lo que respecta a las divinidades femeninas,
únicamente se cuenta con dos dedicaciones. La primera, dedicada a Ocaere, apareció
en la iglesia de S. João do Campo, en la región de la Sierra do Gerês. La
segunda, fue descubierta en el castro de S. Lourenço, y alude a Daea Sancta (Esposende).
En la región meridional del río Cavado y hasta el
Duero las principales evidencias referentes a teónimos masculinos tienen que
ver con el culto a Cosus en toda esta
región.
Se conocen tres inscripciones que aluden a este dios en
el entorno de Santo Tirso. La primera de ellas procede de Burgães, y la
referencia al dios reza Deo Domeno Cusu Neneoeco. A la misma divinidad, aunque sin constancia del teónimo, se
dedicó un epígrafe de Ervosa; aquí la deidad aparecía como Dom(ino) Deo
Neneoeco. Tenemos, entonces, un teónimo precedido de las categorías religiosas
deus dominus y seguido de un epíteto étnico o tópico. Dominus,
únicamente aparece en Hispania en compañía de la divinidad indígena Cosus.
Nabia, por su parte, es la divinidad femenina más difundida en la zona, puesto
que es la única a la que se dedicaron un conjunto de altares. En el primero,
descubierto en Marecos, aparece citada dos veces, en primer término como Nabia
Corona. Para algunos
investigadores podría tratarse de una dedicatoria a dos divinidades, una
masculina y otra femenina, que serían paredros. Es más probable, sin embargo,
que Corona fuese un epíteto vinculado a un territorio o a cierta
característica de la divinidad. Dos dedicaciones a Nabia en esta región
proceden de Monte Baltar, entre Porto y Penafiel, y de Braga.
Se conocen altares ofrecidos a Cosus en toda la
franja litoral de Pontevedra y La Coruña. Tal continuidad no aparece en el
territorio que abarcan los ríos Miño y Cavado en donde se conocen cuatro
inscripciones alusivas a Marte, con epíteto indígena, sin que haya surgido otro
teónimo masculino en la zona, exceptuando a Candeberonius Caeduradius.
Al sur del Cavado únicamente consta como teónimo masculino seguro Cosus. En el noroeste de Portugal, se
constata la presencia del Marte indígena, así como de Cosus,
pero cada divinidad ocupa un territorio distinto, en el cual son las deidades indígenas
predominantes. Si se entendiera una vinculación religiosa entre ambos, se podría
apreciar una continuidad en el culto a una divinidad de ese carácter en toda la
franja litoral atlántica, desde el norte galaico hasta la Beira Litoral.
Hablamos de Cosus.
Es relevante considerar otra divinidad, sólo citada
por su apelativo, que resulta clave para la comprensión de la religión indígena
en el noroeste de Portugal. Se trata de Bormanicus. Se constata en un par de inscripciones aparecidas en Caldas de
Vizela (Guimarães)[2]. El
epíteto se asocia con el nombre de la divinidad gala Bormanus o Boruo
(dioses curadores galos,
bien conocidos por su presencia en múltiples inscripciones). En una de ellas se
asocian a Apolo. Acabaron otorgando el nombre a varias ciudades. Por si no fuera suficiente,
las piezas de Caldas de Vizela aparecen también en un contexto de aguas
termales, confirmando la función terapéutica de la divinidad, al igual que
ocurre con los dioses galos.
También resulta importante citar la pieza hallada en
la iglesia de S. Martinho do Campo. Corresponde a un altar dedicado a Abne,
en el que se alude a la diosa como D(eae) D(ominae) A(ugustae) o D(eae)
D(ominae) N(ostrae). Parece ser, por consiguiente, uno de los escasos testimonios
donde se constata el nombre de la divinidad indígena femenina en esta zona.
En varias inscripciones sólo aparece un apelativo, que
se caracteriza por contener sufijos habituales alusivos a un grupo social o un territorio.
Es el caso de Brigo, quizá el
epíteto o la parte final del apelativo [...]abrigo, de una divinidad cuyo nombre
no se conoce; Senaico; Tameobrigo,
tal vez una divinidad acuática vinculada al río Támega, o el
propio río divinizado. También es posible considerar que Tameobrigo fuese una deidad indígena, pues posee
el sufijo característico de epítetos tópicos de divinidades indígenas. Finalmente,
podría aludir a una determinada ciudad que fuese nominada “Tameóbriga”; Turiaco, entendida como una plausible
divinidad acuática, en virtud de que existen hidrónimos con esa raíz, o, tal
vez, un apelativo que podría derivar del antropónimo indígena Turius; y Deo Durbedico.
En las dedicaciones a los Lares y los Genios indígenas
algunos apelativos los vinculan a un concreto
grupo familiar o a un territorio específico. En opinión de algunos autores (A. Tranoy),
detrás de las dedicaciones a un Genio o un Lar se ocultaría uno de las
múltiples deidades del panteón indígena, en el cual el rol tutelar aparece como
el más relevante.
Se conocen gran número de altares dedicados a
divinidades de este tipo, aludidas como Lares y Genios, además de un testimonio
referente a las Ninfas. Es el caso de Lari Beiraidego (Vila Nova de Famalicão);
Lari Patrio (Penafiel); Laribus Cerenaecis (Marco de Canaveses,
Porto; Laribus Anaecis (Lagares); y Genio Tongobrigensium (Marco
de Canaveses). En este último caso, la dedicación se pudo haber hecho al Genio
de los Tongobricenses, de la ciudad de Tongobriga. El caso único
ce las ninfas es el del epígrafe Nimphis Lupianis en Guimarães. Es
probable que el hecho de que este testimonio sea excepcional en la región se
deba a la existencia de numerosas dedicaciones a las Ninfas sin epíteto
indígena acompañante.
En definitiva, se podría señalar que en el occidente
de la Gallaecia es donde existe un mayor número de teónimos indígenas omitidos
en las inscripciones. Si estuviesen expresados mostrarían, sin duda, mayor
coherencia al panteón religioso indígena de la región.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Julio, 2018.
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[1] Este
último estaba más lejos de la costa, pero en virtud de que en la franja costera
los testimonios de Cosus son muy dominantes, se la considera del
occidente. En la Gallaecia central
desaparecen por completo para volver a constatarse con claridad en la comarca
del Bierzo (León).
[2] Los epígrafes tienen extrema relevancia porque testimonian, al lado de las
dedicaciones a Marte indígena y a Júpiter (el teónimo Candeberonius,
guardaría cierta vinculación con Júpiter), en un contexto religioso, así mismo,
indígena, la existencia de una divinidad de carácter apolíneo en esta zona.
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