LOS MITOS VIVEN EN LAS FUENTES CLÁSICAS CHINAS
Prof. Julio López Saco
Escuela de Historia, UCV
yogonbus@hotmail.com
Prof. Julio López Saco
Escuela de Historia, UCV
yogonbus@hotmail.com
Este breve acercamiento comentado a las fuentes chinas llamadas clásicas, tanto de raigambre confuciana como taoísta, es contemplado desde la cercanía que el proyecto de investigación titulado Recopilación, traducción y crítica de fuentes para la investigación en Historia antigua de Asia e Historia medieval, auspiciado por la UCV-CDCH desde mediados del 2006, nos ha ofrecido a lo largo de todo un año. Queremos, en este caso concreto, señalar algunas de las particularidades que las mismas ofrecen en relación a la pervivencia en ellas de esquemas y motivos míticos racionalizados e historizados por el ideal ético-social confuciano. Además también deseamos plantear, de modo conciso, las principales orientaciones que la bibliografía especializada ofrece a la hora de valorar la presencia de contenidos, esquemas y motivos míticos en el seno de la literatura que sirve como fundamento para el acercamiento a la comprensión de la mitología china de la antigüedad.
Confucio, y la escuela de los letrados en general, explicaban lo irracional en términos racionales, ofreciendo así la pauta a seguir por el resto de los autores. Esta actitud del Maestro y de sus seguidores, ha propiciado enormes dificultades en relación a la preservación de los mitos de la China antigua, ya que en los textos clásicos, en que habría sido lógico encontrar fuentes de los mitos, o ya no hay tales mitos, o los hay, pero fuertemente distorsionados. Esta escuela de los letrados operó distorsiones con la intención de lograr dos objetivos, a saber: primero, encontrar una explicación racionalista a la tradición cultural antigua en la que simplemente existían los mitos, exenta, por lo tanto, de los elementos extraordinarios, fabulosos, sobrenaturales y religiosos, y ofrecer a las generaciones futuras los patrones ético-morales y políticos del confucianismo; segundo, utilizar los personajes míticos ya racionalizados como modelos, como autoridades ideales de la Antigüedad que encarnan y ejercen los valores confucianos. Con ambas metas se quería racionalizar primero y emplear lo racionalizado después, para apuntalar, con paradigmas de la idealizada Edad Dorada, el pensamiento que se pretendía inculcar, tanto entre las clases ilustradas que formaban parte de la burocracia imperial, como entre los sectores populares, en los que dicho pensamiento serviría de mecanismo educativo en el seno del estado[1].
En el amplio espectro de las fuentes de la antigüedad china es necesario comenzar por destacar que la denominada literatura clásica confuciana adolece, por consiguiente, de una extensiva racionalización y burocratización que busca, a través de una base ético-moral fundamentada en la piedad filial y el culto a los antepasados, ordenar y, de paso, controlar, la sociedad, jerarquizando las relaciones en el seno familiar y entre los sectores sociales. Sin embargo, en ellas rezuman, de cuando en vez, ciertos apuntes mítico-religiosos acerca de los orígenes y de las hazañas de los héroes de la Edad de Oro. Incluso en el famoso Yijing o Clásico de las Mutaciones, pervive, por debajo de su conocido empleo adivinatorio, la concepción de las leyes universales que rigen el mundo y cómo éstas se trasladan al modo de gobernar o pensar, en una relación macro-microcósmica francamente sugerente. En otras obras, como el Shijing ( Clásico de la Poesía ), escondidas bajo el reflejo de un florido lenguaje poético, se identifican algunos esquemas arcaicos correspondientes a una antigua experiencia mítica.
La literatura taoísta clásica, por su parte, especialmente el Laozi ( Daodejing ) y el Zhuangzi, además del Huainanzi ( Libro del maestro de Huainan ) y el Liezi, Libro del maestro Lie, nos revela el fondo metafísico del dao, como origen de las cosas, y se establecen en ella sugestivas imágenes que vincularían ese ideal de pensamiento con la madre, el niño o una divinidad originaria presumiblemente de origen neolítico. En términos genéricos, las fuentes de pensamiento taoísta no provocaron una ruptura intelectual entre el mito y la reflexión filosófica, entre el saber propiamente mitológico de la antigüedad de los autores taoístas y el pensamiento sistematizado que éstos empleaban. Esta ausencia de ruptura entre ambas esferas de la cultura, la mitológica y la filosófico-racional, que no tienen necesariamente que ser sucesivas sino que pueden ser simultáneas, se anuncia como un proceso de continuidad, como bien ha demostrado Norman Girardot[2] desde hace ya varios años en alguna de sus publicaciones. Frente a la separación entre mito e historia que se observa en las fuentes de tendencia confuciana, en el taoísmo se despliega una continuidad entre el pensamiento cosmogónico-original y la especulación filosófica en lo estructural y en lo simbólico[3]. En el eje de la literatura taoísta y de sus reflexiones sobre dao, como primer principio prístino y generador, pervive una conciencia y unos esquemas mitológicos arcaicos, que son la base estructural y simbólica del pensamiento taoísta.
En otras obras, en general de un fuerte barniz confuciano, como es el caso del Shiji ( Memorias Históricas ), se destaca el papel ordenador de los legisladores arcaicos y el origen mítico, aunque bajo preceptos virtuosos y moralizantes, de sus ejecutores. Sólo en las escasas colecciones más puramente mitográficas ( Shanhai Jing, Clásico de los Montes y los Mares ), obra de significativos referentes vinculados a la geografía mítica y al ideal geometrizante del Cosmos, encontramos vívido el sentido insinuador e intuitivo del pasado, un fundamento de la mentalidad china arcaica.
Desde una perspectiva iconográfica y estética, los repertorios e inventarios de útiles y su lenta descripción, así como su complicado análisis semántico, que parecen reflejar antiguos ideales mítico-religiosos predominantes, complementan, desde una óptica simbólica, muchos de los asuntos que asoman en las fuentes escritas. En este sentido, son de destacada relevancia los bajorrelieves del santuario de Wuliang, en la provincia de Shandong, de época Han[4], y la estela funeraria sobre seda de Mawangdui, en la provincia de Hunan.
Se podrían sintetizar en tres, genéricamente, los argumentos, particularidades y orientaciones que la historiografía acerca de las fuentes arcaicas con contenidos míticos plantea. En primer lugar, la plasmación, en muchas ocasiones fragmentaria, de los principales repertorios míticos, oscurecidos en algunas fuentes bajo un prisma “historiado” y “burocratizado”. Se observa, así, un solapamiento del componente mítico-religioso tradicional por parte de la racionalización confuciana oficial y ortodoxa; en segundo término, la enorme relevancia, sobre otros conceptos imprescindibles, ofrecida, en buena parte de las fuentes y los ensayos especializados, al significado y sentido de dao desde diversas ópticas, quizá motivado a su preeminencia semántica en el seno de la cultura china antigua, opacándose u obviándose algunas de sus pulsiones como realidad espiritual; y en tercer lugar, la tendencia, en ciertos casos, a justificar una unidad, más bien ficticia, de la cultura china antigua, y a destacar el esencialismo de algunos estereotipos o universos religiosos que se perciben, con un análogo nivel semántico, en otras culturas de la antigüedad, como pueden ser Mesopotamia, Egipto, India o Grecia.
La abundante hemerografía que ha tocado, aunque sea de soslayo, estas referencias, retoma estos presupuestos aunque diversifica su temática de tratamiento; desde un ámbito filosófico indaga con preeminencia en el carácter metafísico del dao y en la polaridad fundacional yin-yang, y desde un punto de vista mitológico, refiere la importancia de los ancestros originales, de los héroes-reyes sabios y legisladores, del arquetipo de la Edad de Oro o la geometrización cosmológica del mundo en China: centro, cuadrado, cruz, círculo. Este es el caso, por ejemplo, de T. Changwu, F.B.J. Kuiper, J. Levi, Liu Li, J.S. Major, D.W. Pankenier, N.T. Price, M.Nylan, E.M. Chen[5], entre otros, en diversas revistas especializadas de filosofía e historia chinas, de antropología, arqueología e historia de las religiones. Se trata, en su mayoría, de investigadores preferentemente chinos, ingleses, estadounidenses y franceses.
La bibliografía que alude a repertorios mítico-simbólicos chinos, traduciendo, sólo en ocasiones, su papel simbólico, visible en los referentes culturales arcaicos y en el arte y la cultura material, corresponde, primordialmente, a especialistas norteamericanos, franceses y, lógicamente, chinos; es el caso de S. Allan, A. Birrell, Ch. Binjie, Z. Chantal, O.B. Duane / N. Hutchinson, R. Mathieu, Yuan Ke, S. Nan Zhang[6]. Aquella que refiere algunos de los sustratos y trasfondos del pensamiento chino ( pensamiento correlativo, fundamentalmente, y los ideales cosmológicos arcaicos, denominados Sifang y Wuxing ), esenciales para inferir de ellos un lenguaje mítico y una simbólica espacial particular, ha sido elaborada por sinólogos franceses, españoles y norteamericanos, además de chinos y japoneses: A. Cheng, D. Folch, P. González España, A.C. Graham, M. Granet, J.B. Henderson, M. Kalinowski, Ch. Le Blanc[7]. Las traducciones, estudios críticos y analíticos sobre fuentes taoístas y confucianistas, o revisiones anotadas de estos clásicos, muchos de cuyos ensayos son obras de referencia básicas, son abundantes y de variado rigor. Entre las más notables, en lenguas occidentales, están T. Cleary, C. Elorduy, S. Field, M. Laver, J. Legge, J.S. Major, I. Preciado, I. Robinet, A. Watts, A.-H. Suárez, E. Chavannes y B. Watson[8]. La historiografía referida al empleo político y social de la cosmología, como justificación de poder centralizado o como mecanismo que permite resolver diferencias entre señores feudales, y que aparece, en muchas oportunidades, plasmada en instituciones o en la arquitectura, ha sido casi monopolio de historiadores, filólogos y arqueólogos chinos, ingleses y estadounidenses, como por ejemplo, M. Loewe, J. Ching, K.C. Chang, P. Wheatley, A. Wang[9].
La historiografía más clásica, pero no por ello la más desfasada siempre, particularmente la de grandes sinólogos franceses como M. Granet o H. Maspero, en sus minuciosos y documentados estudios de la religiosidad china antigua, de profunda erudición, pero con algunas orientaciones que, fundamentalmente la arqueología y los estudios lingüísticos, han empezado a desmontar, presenta todavía acercamientos puntuales precisos no superados: el valor emblemático del número en la ideación cosmológica arcaica, o el proceso de impersonalización de los dioses en principios abstractos en el desarrollo histórico de la religión china antigua. Las obras de R. Wilhelm y E.T.C. Werner, referidas a los repertorios legendarios y míticos locales, gozan de cierto predicamento, aunque el aparato crítico interpretativo ha abierto nuevas expectativas gracias al nuevo acercamiento, desde varios ángulos, metodológico, etimológico, estético, simbólico, estructuralista, comparativo, ofrecido por autores como S. Allan, A. Birrell o S. Nan Zhang, que han dejado esos estudios clásicos casi como interesantes recopilaciones para el entretenimiento. Las obras de síntesis del marco filosófico, específicamente aquellas de eruditos como F. Yulan o J.R. Riviere, no han perdido vigencia y mantienen su frescura gracias al rigor crítico de sus fuentes y su profundo conocimiento de esas realidades del pensamiento nativo, si bien no se aplican a barajar las supervivencias de tono mítico o religioso presentes en esquemas abstractos arcaicos. No obstante, algunas sobresalientes excepciones al respecto deben tenerse en cuenta: D.C. Yu, E.M. Chen, E. Berthier[10], que, como efímeros pioneros, comenzaron a fijarse en ciertas sugerencias mítico-simbólicas, como el caos o la diosa madre, insinuadas en clásicos taoístas como el famoso Daodejing. Nuevas, impresionantes y vigorosas investigaciones ( A. Cheng ), han servido para actualizar los conceptos clave del pensamiento chino antiguo bajo nuevas perspectivas metodológicas, fundamentadas en lecturas a partir de nuevas y vigorosas traducciones.
Nos queda, para finalizar, un breve apunte que tiene que ver con la ubicación de estas fuentes chinas de la antigüedad, tanto en revistas periódicas especializadas como en diferentes bibliotecas y sitios en la red. Muchas son, a diferencia de lo que pudiera creerse, relativamente fáciles de encontrar, factor al que hay que añadir que hoy en día contamos ya con abundantes y muy buenas traducciones a idiomas occidentales. Respecto a las publicaciones e identificación de archivos y bibliotecas de consulta de diversos materiales textuales y gráficos debemos destacar, por consiguiente, la presencia de numerosas publicaciones periódicas que abordan, en lenguas occidentales, temáticas vinculadas con la historia y el pensamiento chinos de la antigüedad, como es el caso de de Estudios Orientales y Estudios de Asia y África de el Colegio de México, la Revue de l’Histoire des Religions, de Presses Universitaires de France, Chinese Studies in Philosophy, History of Religions, International Journal for Comparative Historical Studies, International Philosophical Quarterly, L’Homme, Revue francaise d’antrhopologie, la École des Hautes Études en Sciences Sociales y el CNRS francés ( equivalente al CSIC español ), Journal of Chinese Philosophy, Early China, Acta Asiática, Toung Pao, History of Religions ( Universidad de Chicago ), el Journal of the American Oriental Society, de la Universidad de Pennsylvania, Antiquity, Anthropos e International Review of Ethnology and Linguistics. En relación a las bibliotecas, archivos y sitios web, es menester mencionar al CSIC ( Consejo Superior de Investigaciones Científicas ), con la presencia de algunas obras clásicas francesas e inglesas referentes a la historia antigua de China y a la religiosidad arcaica; los E-text archives de la Universidad de Virginia, Internet East Asia History Sourcebook e Internet Sacred Text Archive, que han recopilado algunas fuentes textuales presentándolas, en soporte digital, en su idioma original y, en ocasiones, con traducciones al inglés. Es el caso de la literatura taoísta clásica y confuciana completa, fragmentos del Shiji, Memorias Históricas de Sima Qian, y amplias secciones del Huainanzi; la Biblioteca y repertorios iconográficos del Museo Guimet parisino, Museo Nacional de Arte Oriental, en Roma y British Museum, incluyendo algunas publicaciones propias de elevado interés, en especial, A. Birrell y J. Rawson; la Biblioteca de la Universidad de Taiwán, en la que se encuentran materiales que van desde grandes diccionarios de mitos y leyendas locales ( Yuan Ke ), hasta algunos clásicos, con narraciones de los orígenes y con biografías de los reyes-sabios legendarios, como Sanwu liji ( Recuerdos históricos de las Tres Divinidades Soberanas y los Cinco Dioses ) o Wuyun linian ji ( Una Crónica de los Cinco Ciclos del Tiempo ), entre otros muchos.
Finalmente, también hay que tener muy en cuenta la Biblioteca Daniel Cosío Villegas de El Colegio de México, el Institut des Hautes Études Chinoises de París, el Institute of Chinese Studies, de la Universidad de Heidelberg y el Centre Franco-Chinois d’Etudes Sinologiques, además de la Chinese Academia Journal Publications, de la Universidad de Pittsburg y, fundamentalmente, y por encima de cualquier otra, la Academia Sinica ( en su magnífica versión digital ), denominada ASCC ( Academia Sinica Computer Center ).
Prof. Julio López Saco
Caracas, junio del 2007
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- GIRARDOT, N. ( 1983 ) Myth and Meaning in Early Taoism: The Theme of Chaos (hun-tun). Berkeley: University of California Press.
- KRAMER, S.N. ( edit. ) ( 1961 ) Mythologies of the Ancient World. Nueva York: Garden City.
- NING, Y / GARCÍA-NOBLEJAS, G. ( 1998 ) Han Fei Zi, El Arte de la Política. Madrid: Tecnos.
- _________________________________,( 2001 ) Libro del maestro Gongsun Long. Madrid: Trotta.
NOTAS
[1] Véase, por ejemplo, Kramer, S.N. ( edit. ), Mythologies of the Ancient World, edic. Garden City, Nueva York, 1961, en concreto, pp. 374-375. No obstante, también obras de otras corrientes de pensamiento, como el taoísmo del Huainanzi, excluyeron y “humanizaron” el material mitológico.
[2] Es el emblemático caso, por ejemplo, de Myth and Meaning in Early Taoism: The Theme of Chaos (hun-tun), University of California Press, Berkeley, 1983, una obra de un calado verdaderamente excepcional.
[3] En el pensamiento taoísta, en concreto en lo que respecta a sus especulaciones sobre dao como primer y prístino principio generador, perviven rasgos míticos arcaicos, mientras que en el confucianismo se abrió una brecha entre lo mitológico y lo histórico. Esto significaría, por lo tanto, que hubo una mayor continuidad simbólica entre los mitos y la filosofía en el pensamiento taoísta. Algunos autores han distinguido tres tendencias en el ámbito del pensamiento chino antiguo: un pensamiento individual o arte de la serenidad, de carácter naturalista y con ribetes místicos, en donde se encuadraría todo aquello que englobamos bajo el término taoísmo, así como el budismo; otro colectivo y social, de orden político, claramente “confucianista” y, finalmente, un pensamiento neutro, original, o arte del equilibrio, que podríamos decir es el sustrato arcaico de los otros dos. Véase al respecto, por ejemplo, los estudios preliminares del prof. Pedro San Ginés al Han Fei Zi, El Arte de la Política ( trad. Yao Ning / G. García-Noblejas ), edit. Tecnos, Madrid, 1998, pp. XVI-XXI, y al Libro del maestro Gongsun Long ( trad. Yao Ning / G. García-Noblejas ), edit. Trotta, Madrid, 2001, en especial, pp. 11-20.
[4] La dinastía Han ( 206 a.C.-220 ), será la época de sistematización académica de las creaciones míticas de períodos anteriores, con la consiguiente alteración o renovación de muchos mitos arcaicos.
[5] Es el caso de libros como, Nylan, M., The Shifting Center: The Original “Great Plan” and Later Readings, Monumenta Serica Monograph Series, n° 24, 1992; Mayor, J.S., Heaven and Earth in Early Han Thought, Chapters Three, Four and Five of the Huainanzi, State Univ. of New York Press, Albany, 1993, y de artículos como Changwu, T., “On the Legends of Yao, Shun, and Yu and the Origins of Chinese Civilization”, Chinese Studies in Philosophy, vol. XIX, nº 3, 1988, pp. 21-68; Chen, E.M., “Tao as the Great Mother and the influence of motherly love in the shaping of Chinese philosophy”, History of Religions, vol 14, n° 1, 1974, pp. 51-64; Kuiper, F.B.J., “Cosmogony and Conception: A Query”, History of Religions, vol. 10, n° 2, 1970, pp. 91-138; Levi, J., “Le mythe de l’age d’or et les théories de l’evolution en Chine ancienne », L’Homme, 1977, XVII, I, pp. 73-103; y Liu Li, “Who were the ancestors ? The origins of Chinese ancestral cult and racial myths”, Antiquity, 73, nº 281, 1999, pp. 602-613.
[6] Nos referimos a excelentes obras, como las que detallamos a continuación: Allan, S., The Shape of the Turtle: Myth, Art and Cosmos in Early China, State University of New York Press, Albany, 1991; Binjie, Ch. / Yongqing, Y., Relatos mitológicos de la Antigua China, edit. Miraguano, Madrid, 1992; Birrell, A., Chinese Mythology. An Introduction, The Johns Hopkins University Press, Baltimore, 1993; Chantal, Z., Mythes et croyances du monde chinois primitif, edit. Payot, París, 1989; Duane, O.B., / Hutchinson, N., Chinese myths and legends, edit. Brokchampton Press, Londres, 1999; Mathieu, R., Étude sur la mythologie et l’ethnologie de la Chine ancienne, 2 vols., Collége de France, Institut des Hautes Études Chinoises, París, 1983 ; Nan Zhang, S., Five Heavenly Emperors. Chinese Myths of Creation, Tundra Books, Hong Kong, 2002; y Yuan Ke, Zhongguo shenhua chuanshuo cidian ( Diccionario de mitos y leyendas de China ), Cishu chubanshe, Shanghai, 1985
[7] Estamos hablando, por ejemplo, de ensayos como los siguientes: Cheng, A., Historia del pensamiento chino, edic. Bellaterra, Barcelona, 2002; Folch, D., La construcción de China. El período formativo de la civilización china, edit. Península, Barcelona, 2002; Graham, A.C., Yin-Yang and the nature of Correlative Thinking, the Institute of East Asian Philosophies, Singapur, 1986; Granet, M., El pensamiento chino, edit. UTEHA, México, 1959; Henderson, J.B., The Development and Decline of Chinese Cosmology, Columbia Univ. Press, Nueva York, 1984; Kalinowski, M., Cosmologie et Divination dans la Chine Ancienne: le Compendium des Cinq Agents, École Francaise d’Extréme-Orient, París, 1991 ; y, finalmente, Le Blanc, Ch., Mythe et philosophie l’aube de la Chine impèriales, De Boccard, París, 1992.
[8] En este sentido son relevantes los siguientes trabajos, entre otros muchos: Cleary, T., ( trad. ), Teachings of Lao-tzu: Understanding the Mysteries, Shambhala Publications, Boston, 1991, y del mismo autor, Wen-Tzu. La comprensión de los misterios del Tao, edit. Edaf, Madrid, 2001; Elorduy, C., ( trad. ), Chuang-Tzu, edit. Monte Ávila, Caracas, 1991; Field, S., ( trad. ), Tian Wen. A Chinese Book of Origins, A New Directions Book, Nueva York, 1986; Laver, M., ( edit. / trad. ), I Ching, edit. Akal, Madrid, 1990; Legge, J., Shu King, the Book of Historical Documents, Sacred Books of the East, vol. 3, Londres, 1879; Preciado, I., ( trad. ), Liezi o el libro de la perfecta vacuidad, edit. Kairós, Barcelona, 1989, y del mismo autor, Las enseñanzas de Lao Zi, edit. Kairós, Barcelona, 1998; Robinet, I., Lao Zi y el Tao, edic. J.J. de Olañeta, Barcelona, 1999; Suárez, A.H., ( trad. ), Laozi. Libro del curso y de la virtud, edit. Siruela, Madrid, 1998; Watts, A., El camino del Tao, edit. Kairós, Barcelona, 2000; y Watson, B., ( trad. ), Records of the Grand Historian, Columbia Univ. Press, Nueva York, 1993.
[9] Nos referimos a estudios como los siguientes. Loewe, M., Divination, Mythology and Monarchy in Han China, Cambridge Univ. Press Oriental Publications, Cambridge, 1994; Ching, J. Mysticism and kingship in China: The Heart of Chinese Wisdom, Cambridge Studies in religious traditions, Cambridge, 1997; Chang, K.C., Art, Myth and Ritual. The Path to Political Authority in Ancient China, Harvard University Press, Cambridge, Massachussets, 1983; Wheatley, P., The Pivot of the Four Quarters: A Preliminary Enquiry into the Origins and Character of the Ancient Chinese City, Univ. of Chicago Press, Chicago, 1971; y Wang, A., Cosmology and Political Culture in Early China, Cambridge Univ. Press, Nueva York, 2000.
[10] Es el caso de ensayos como los de Riviere, J.R., El pensamiento filosófico de Asia, edit. Gredos, Madrid, 1960 y Yulan, F., Breve historia de la filosofía china, edit. F.C.E., México, 1987; así como los artículos de Berthier, B., “Le miroir brisé ou le taoïste et son ombre”, L’ Homme, Revue Francaise d’Anthropologie, XIX, 1979, pp. 205-222.; Chen, E.M., “Tao as the Great Mother and the influence of motherly love in the shaping of Chinese philosophy”, History of Religions, vol 14, n° 1, 1974, pp. 51-64.; de la misma autora, “Nothingness and the Mother Principle in Early Chinese Taoism”, International Philosophical Quarterly, vol. IX, n° 3, 1969, pp. 391-405.; y, finalmente, Yu, D.C., “The Mythos of Chaos in Ancient Taoism and Contemporary Chinese Thought”, Journal of Chinese Philosophy, 8, n° 3, 1981, pp. 325-348.
Hola. He leído su post y le agradezco la información que ha aportado. Le informo que las traducciones de Gong Sun Long, Hushi y Xunzi se encuentran ya disponibles en este link, en entorno wikipedia. http://www.ithinksearch.com/gongsunlongzi/index.php/Portada
ResponderEliminarEspero sea de utilidad.
Un saludo