1 de julio de 2016

El comercio en el mundo de los Hititas

Los intercambios comerciales hititas con las potencias foráneas del momento debieron conducirse, de modo casi exclusivo, a través de los centros de las costas del Levante y de Cilicia. Durante el Reino Antiguo hitita las campañas del rey Hattusili I en Siria pudieron haber facilitado el acceso hitita a las mercaderías internacionales que encontraban sus mercados en esta región. Bienes del Egeo, Egipto y el Próximo Oriente debieron ser frecuentes en las rutas comerciales a las que los hititas accedieron. Las campañas de Suppiluliuma en el norte sirio (siglo XIV a.e.c.), así como el establecimiento de una red de reinos vasallos de los hititas en la región, debieron facilitar también el transporte y comercio de mercancías entre los puertos de la costa levantina, sobre todo los de la costa de Ugarit, y el territorio hitita.
Los textos indican contactos comerciales entre Hatti y Babilonia, Mitanni, Asiria, la zona Sirio-Palestina, Chipre y Egipto, si bien el registro arqueológico es escaso y no permite entrever los productos que se intercambiaban. Algunos ejemplos podrían ser ciertas piezas cerámicas de Chipre y el norte de Siria, varios sellos cilíndricos babilonios y un escarabeo en alabastro egipcio, objetos todos ellos aparecidos en sitios anatólicos. Sin embargo, su escasa cuantía no evidencia necesariamente una actividad comercial reguilar. También es posible, no obstante, que ciertos productos fuesen consumibles muy perecibles en el registro arqueológico, como diversos granos, perfumes, textiles y aceite de oliva, que apenas dejan huella.
Se sabe de la probable exportación de expertos profesionales desde Egipto y Babilonia, quizá como consultantes, así como escribas y practicantes de la adivinación desde Babilonia. También los caballos, desde Mitanni, Egipto y Babilonia, y, probablemente del occidente anatólico, pudieron ser exportados hacia territorio hitita. Los cargamentos de grano desde Egipto se hicieron constantes, sobre todo desde la firma del tratado entre Hattusili III y Ramsés II. Se puede deducir el carácter regular de esos envíos a partir de la afirmación de Merneptah señalando el embarque de grano hacia Hatti para mantener viva aquella tierra[1].
El transporte de mercancías desde la costa hasta el territorio neural hitita parece haber estado en manos de los mercaderes de Ura, quienes actuaban como agentes del rey hitita para organizar el embarque de los bienes desde Ugarit a Ura y de ahí al corazón del reino hitita. En consecuencia, el comercio internacional hitita estuvo en manos de intermediarios y operadores extranjeros.
Los minerales, especialmente el cobre, la plata y el oro se sacaban de minas de la Anatolia central y de otras áreas bajo el control hitita. De este modo, significativas cantidades de tales metales pudieron haber sido exportados por el reino hitita, pero sobre todo como pago por otros bienes recibidos.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCAB-UCV. FEIAP-UGR. 1 de julio del 2016.



[1] Puduhepa, en una de las cartas a Ramsés II remarcaba que no había grano en sus tierras, una solicitud diseñada para persuadir al faraón para que agrupara, tan rápido como fuera posible, caballos, vacas y ovejas como dote para la princesa hitita que se le iba a enviar como futura esposa.  Las urgencias de grano pueden también deducirse de la carta despachada desde la corte hitita durante el reinado de Tudhaliya IV al rey de Ugarit (Niqmaddu III o bien Ammurapi), en demanda de una tripulación y un barco para el transporte de varias toneladas de grano desde Mukis a Ura y, desde allí, a través de la costa sur de Anatolia, hasta el territorio de Hatti.

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