Imágenes:
arriba, un retrato de Dangun, del siglo XIX; abajo, una perspectiva de la tumba
en Manchuria del Rey Gwanggaeto (374-413).
Desde
una perspectiva histórica, Corea ha sido siempre muy homogénea y uniforme,
presentando muy escasas diferencias étnicas, raciales y lingüísticas. Desde
tiempos prehistóricos, la unión como pueblo coreano se centró alrededor del
sagrado cráter del Monte Paektu, todavía venerado en la actualidad tanto por
coreanos como por los manchúes. Los primeros indicios de actividad humana datan
de unos 500.000 años. En el
Neolítico y en la Edad de Bronce se produjo una estrecha relación entre la
cultura coreana y aquella de poblaciones vecinas del noreste de Asia. Este
hecho es específicamente visible en las similitudes existentes en objetos de
uso doméstico, como los cuencos de alfarería, puñales en forma de laúd (del tipo de los empleados por los pueblos de
las estepas), cinturones y diseños geométricos de origen siberiano,
Los
distintos pueblos de los que hoy en día descienden los coreanos comenzaron a
distinguirse de los demás asiáticos, especialmente de los chinos Han,
arraigándose en un territorio cuya frontera terrestre natural con China se
situó desde antiguo en los ríos Yalu y Tumen.
El
origen de Corea se asocia históricamente con la creación del denominado reino antiguo
de Choson, fundado hacia 2330 a.e.c. por la mítica figura de Dangún[1].
El estado, cuya capital se estableció en la actual capital de Corea del Norte,
Pyongyang, se fundamentaba en la cultura del bronce y se organizaba como una
federación de poblaciones. Apreciado como una figura legendaria, Dangún era
considerado el nieto de los cielos. Su veneración llegó a ser tan relevante que
en la actualidad todavía cuenta con un templo erigido en su honor en Pyongyang.
Bajo su reinado, el antiguo reino de Choson desarrolló el cultivo del arroz y
dio inicio a una cultura y una sociedad agraria.
Sin
embargo, tras la muerte de Dangún, Choson se dividió y los distintos grupos de
la región comenzaron a instalarse en varios asentamientos, originando de este
modo diferentes ciudades-estado que lucharon entre sí por su supervivencia así
como por su supremacía. Bajo una fuerte influencia de la cultura china, tres
ciudades-estado consiguieron dominar el territorio peninsular propiciando el
comienzo del periodo conocido como Los Tres Reinos de Corea; esto es, Koguryo,
Paekche y Silla. Se trata de una época organizada según un sistema feudal y
orientada por la religión y la cultura. Estos tres reinos estuvieron muy
influenciados por la cultura china y japonesa, un factor que promovió la rápida
expansión del budismo, el confucianismo e, incluso, el chamanismo.
La influencia China en la cultura coreana tiene una
dilatada historia, que se hizo más evidente con la ocupación militar en 108
a.e.c. del noroeste de Corea por gentes del Imperio Han. Los chinos establecieron bases militares en el territorio coreano,
entre las que destaca Lo-Lang, cerca de la actual Pyong-yang. Desde esta base,
se expandieron por la península coreana ciertas técnicas, como la fabricación
de cerámica y la fundición de hierro. En el período de los Tres Reinos, se
desarrolló una cultura centrada en la sociedad noble. En este período la
actividad artística evolucionó en dos campos de expresión: la construcción y
decoración de tumbas y el arte budista.
En
un principio se destacó el reino de Koguryo[2],
cuyas tropas derrotaron (612) a invasores chinos en la Batalla de Salsu. Sin
embargo, unos años después, en 676, fue el reino de Silla[3]
el que acabaría absorbiendo los reinos de Koguryo y Paekche, dando inicio a la
denominada primera unificación de Corea.
De los Tres Reinos, fue Paekche el más activo en el
despliegue hacia el exterior. A mediados del siglo IV, cuando la dinastía
Dong-Jin de China se había debilitado, Paekche avanzó hacia Liaoxi y Shandong.
También apuntó hacia ciertas provincias de Kyushu. En tal sentido, Paekche
llegó a consolidar un gran radio de influencia, conectando China y Japón con la
península coreana. Paekche envió a Japón monjes, arquitectos y constructores de
templos, así como artesanos del arte budista.
Después de la unificación de los Tres Reinos, las
relaciones entre Silla y la dinastía Tang china se estrecharon. El reino envió
muchos estudiantes a la corte Tang con la misión de importar su cultura. En
este período se difundió la tecnología en campos como la astronomía, la ciencia
militar y la medicina.
Las
luchas internas se mantuvieron un tiempo. Wang Geon, un general del reino de Silla,
fundaría el reino de Koryo, nombre inspirado en el ya, en la época,
desaparecido reino de Koguryo. De ese apelativo deriva el actual nombre del
país. Después de un período de bonanza económica e intelectual, el reino de
Koryo fue invadido en el siglo XIII por los mongoles descendientes de Gengis
Khan. La identidad nacional no fue recuperada hasta 1392 a partir de la
fundación del segundo reino de Choson[4].
Koryo mantuvo intercambios de misiones y comerciales
con la dinastía Song. A China fueron
enviados estudiantes y monjes. Uichon, por ejemplo, estudió allí las doctrinas
budistas y a su vuelta trajo consigo textos sagrados. Uitong se convirtió en el
fundador de la secta budista Chontae-jong en China. Koryo exportó a Song oro,
plata, ginseng, pinturas, lacas con incrustaciones de nácar, planchas con
motivos florales, mientras que de Song importó seda, libros y medicinas. En el
período de la dinastía Koryo, también gran número de comerciantes árabes
trajeron mercurio, especias y corales, y Koryo envió, en correspondencia, oro y
seda. Fueron abundantes, asimismo, los intercambios culturales.
En el período de la dinastía Koryo, el budismo experimentó
un impulso decisivo bajo la protección del Estado y con el apoyo de la
aristocracia. Por su parte, la arquitectura en madera coreana crea las
primeras edificaciones de este tipo en la última etapa de la dinastía. Entre
éstas son famosos los pabellones (Pabellón de Kungnak del templo Pongchong-sa
en Andong, o el Pabellón Taeung del recinto sagrado Sudok-sa en Yesan).
El
confucianismo acabaría convirtiéndose, no obstante, en la filosofía
socio-estatal predominante, formando una elite intelectual que tendría el
control de la sociedad. Además de la adopción del alfabeto coreano (Hangul), este reino estableció un
sistema aristocrático coreano conocido con el nombre de yangban. El yangban
dividía a la sociedad en diferentes estamentos según su riqueza y prestigio
social. Se consideraban yangban a los que, además de contar con un
ancestro yangban, aprobaban un examen organizado por el gobierno y
demostraban capacidades intelectuales suficientes para dirigir las tierras.
Esta suerte de sociedad de castas derivada
del neo confucianismo, establecía reglas precisas para tratar a las personas de
rango superior, hecho que influye todavía hoy en la desigualdad social que
sufren algunos coreanos, en particular las mujeres.
El
orden social de esta época estaba dictado por la pureza de los yangban,
educados, exentos de pagar impuestos y de prestar servicio militar. En
definitiva, las influencias china y japonesa transformaron una sociedad
inicialmente agrícola en otra de clases que apostaría por el ulterior desarrollo
tecnológico e intelectual.
Referencias
bibliográficas
León
Manríquez, J.L. (Coord.), Historia mínima
de Corea, CEAA, El Colegio de México, México, 2009
Nahm, A.C., Korea:
A history of the Korean people, Hollym, edic. Seúl, 1996.
Tae-hung Ha, Guide to Korean Culture: National History
and Cultural Features, Apa Productions Ltd., Hong Kong, 1981.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Octubre, 2017.
[1] Otros fundadores míticos
de Corea fueron Hwanin y Hwanung. La historia de la fundación del reino antiguo
de Choson se encuentra relatada en el
clásico Dongguk Tonggam.
[2] Los principales referentes arqueológicos de Koguryo
(37 a.e.c.-668) son la tumba de Changgun-chong (la Tumba del General),
Muyong-chong (el Mausoleo de los Danzantes y los Cazadores), Ssangyong-chong
(el Sepulcro de Dobles Pilares) y Kangso-daemyo (la Gran Tumba). A esta época corresponden las más logradas estatuas budistas, como la
figura dorada del Boddhisatva Maitreya sentado y la imagen de los Tres Budas de
Mae, en Sosan.
[3] El dominio de Silla
sobre Corea y Manchuria originó el Período de los Estados del Norte y el Sur.
[4]
Es el reino más próspero de la historia de Corea. Se mantuvo activo hasta 1910.
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