IMÁGENES. LA PRIMERA CORRESPONDE A UN SACRIFICIO DE UN TORO EN UNA PLACA DE BRONCE. REINO DE BENÍN, NIGERIA. LA PIEZA SE ENCUENTRA EN EL BRITISH MUSEUM; LA SEGUNDA, HACE REFERENCIA A UN OBA O REY DE BENÍN EN UNA PLACA DE BRONCE. MUSEUM FUR VOLKERHUNDE, BERLÍN. SIGLO XVII.
El reino de Kanem-Bornu fue conformado por un componente de población So, que en el siglo VII ocupó la ribera este del lago Chad, sumado a grupos de nómadas blancos, bereberes o tuaregs, llegados durante el siglo siguiente al mismo lugar. Su mezcla dio lugar a la población kanembu, que hacia 800 crea una dinastía real, iniciada por Dugu, y que es el origen de la familia Sefuwa. La capital del reino se oficializa en Njimi. A fines del siglo XI, con un soberano de nombre Humé se introduce el Islam. Una serie de movimientos insurreccionales de pueblos sometidos provocaron diversas campañas militares que terminaron por fracturar el reino.
El Reino de Benín se formó, según cuenta la tradición, mediado el siglo XII, con la presencia de Eweka I, hijo de un jefe militar yoruba. Pero no fue hasta mediado el siglo XIV, con Eware el Grande, cuando Benín adquirió su mayor prestigio y fuerza. Unas décadas después entra en contacto con los portugueses, a la postre los incitadores de su paulatino declive.
El Reino de Kongo, finalmente, tuvo su apogeo tardíamente, no antes de los siglos XV y XVI, cuando su territorio se extendía desde el bajo Congo hacia el norte, hasta el río Kwanza en el sur, y hasta la costa del Atlántico hacia el occidente, estando dividido en seis provincias tradicionales- La entrada en contacto con los navegantes portugueses provocó la sucesiva conversión al cristianismo de congoleños, iniciándose con ello un progresivo declive hasta la total asimilación a la monarquía lisboeta y la derrota definitiva en manos lusas.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB
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