HOMO RUDOLFENSIS KNM ER 1470. HALLADO EN KOOBI FORA, KENIA, Y DATADO EN EL PERÍODO GELASIENSE DEL PLEISTOCENO INFERIOR
Los primeros hallazgos de lo que
hoy se conoce como Homo hábilis se
llevaron a cabo en 1960 en la garganta de Olduvai, Tanzania, por parte de Louis
y Mary Leakey. Estos primeros restos consistieron en algunos huesos de las
manos, muchos de los pies y parte de una cima craneal. Desde un principio, hubo
dudas al respecto de si estos vestigios pertenecían a una primitiva especie del
género Homo o si correspondían a un hominino arcaico de mayor cerebro. En 1961
fue encontrado un cráneo un completo de un adolescente, dientes y una mandíbula
inferior. El cráneo no mostraba una cresta semejante a la de los cráneos de los
individuos Paranthropus Boisei, en
tanto que sus molares y premolares eran considerablemente más pequeños que los
de Boisei. Estos nuevos hallazgos
motivaron que Louis Leakey, el anatomista John Napier y Phillip Tobias
argumentaran que se podía justificar el establecimiento de una nueva especie, Homo hábilis, dentro del género Homo, a pesar de que el cerebro de este
último descubrimiento estaba por debajo (600-700 c.c.) de la medida considerada
estándar para el género (750 c.c.), y a pesar también de que los fósiles
desenterrados en Koobi Fora, en Kenia, parecían evidenciar una estimación de la
longitud de sus miembros no diferente de la de aquellos de los Australopithecus afarensis. En términos
generales existen pocas distinciones entre Homo
hábilis y los homininos arcaicos australopitecinos. A través del tamaño de
la mandíbula y de los dientes, que sirven para estimar el tamaño del cuerpo, se
evidencia que hábilis es más similar
a los australopitecos que a los Homo posteriores. Además, el esqueleto pos
craneal de hábilis apenas difiere del
de los australopitecos y de los parántropos. Si bien la presencia de huesos de
la mano sugieren que hábilis fue capaz de poseer ciertas
destrezas manuales necesarias para la manufactura y uso de herramientas simples
de piedra, también tal habilidad es aplicable a Australopithecus afarensis y a Paranthropus
robustus. Lo cierto, sin embargo, es que cráneos, mandíbulas y dientes de Homo hábilis son más variables de lo que
cabría esperar en una simple especie. Es por eso que muchos investigadores
dividen los restos en dos especies: Homo hábilis
propiamente dicho, y Homo rudolfensis.
Este último posee un cerebro más grande, en torno a 700-800 c.c. y una cara más
alargada, lo que sugiere que su dieta pudo haber diferido de la de hábilis.
Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia, UCV
No hay comentarios:
Publicar un comentario