Existe una extensa literatura
exegética, también elaborada en lengua pali, al margen de la considerada
literatura canónica. Consta, en esencia, de una serie de comentarios a las
características fundamentales de la doctrina budista. Las obras fueron casi
exclusivamente elaboradas por monjes de la isla de Sri Lanka, salvo el notable Milindapañha (que lo fue en la India del
noroeste). En esta obra, Las Preguntas de Milinda, el protagonista principal, Milinda,
es el mismo Menandro griego[1] que
gobernó aproximadamente desde 125 hasta 95 a.e.c. en una zona separada del
reino greco-bactriano, en la región correspondiente al Indo, Gujarat y un
sector del valle del Ganges. Plutarco señala que este soberano, afecto al
budismo, gozó de gran prestigio en vida y también tras su deceso. La obra
original, quizá de la primera mitad del siglo I, pudo haber sido compuesta en
sánscrito o en prakrito, y luego haber sido traducida al pali en la propia Sri
Lanka.
La obra, elaborada en siete libros
en prosa, se desarrolla en Sagala[2], la
residencia de Milinda. El rey tiene el deseo de realizar una competición
dialéctica. Se le recomienda como válido interlocutor al monje erudito Ayupala,
pero este no puede, sin embargo, responder las preguntas y dudas del rey. Se
busca, entonces, un nuevo rival dialéctico, en esta ocasión el monje budista Nagasena,
que sí conduce la conversación que forma el contenido de la obra. El monje
emplea innumerables e impactantes parábolas que no dejan de influir,
finalmente, sobre el monarca.
El resto de la literatura pali no
canónica consta de comentarios redactados por monjes de Ceilán, que surgieron
en una época en la que el budismo sufría ya profundas transformaciones internas
en el subcontinente indio. Su finalidad es la explicación minuciosa de los
datos contenidos en el Tipitaka, pero también el embellecimiento de
textos antiguos, de manera que se puede reconocer un cierto alejamiento de la
elevada espiritualidad del budismo más arcaico.
En relación a las cada vez más numerosas
divinizaciones de Buda, los monjes dedicaron ahora una gran atención a la
creación de una completa biografía del Iluminado. Así se creó la Nidanakatha. Se trata de una relación,
en tres partes, sobre las circunstancias que condujeron al origen de la
doctrina budista. Su origen podría haberse producido en la primera mitad del
siglo V.
Buddhaghosa sería, por su parte, el
autor del Visuddhimagga, un compendio
exhaustivo y sistemático de la doctrina budista, aunque muy influenciado de
visnuismo. En esta obra, el autor quiere acercar al lector, usando varias
leyendas, algunas categorías budistas cruciales, específicamente la moral (sila), el conocimiento (pañña-prajna) y la contemplación (samadhi).
Un
Comentario al Dhammapada,
de en torno a mediado el siglo V, contiene un verdadero tesoro narrativo
popular, en tanto que se cuentan historias tanto sobre el rey de Benarés como acerca
de Harún al-Rashid. La mayoría de las historias se refieren con extrema seriedad
y pulcritud al efecto de la ley del karma y sus consecuencias.
En Sri Lanka se elaboraron después
gran cantidad de comentarios y subcomentarios y hubo también intentos tempranos
de esbozar una especie de historia del desarrollo del budismo. Los comentarios
ceilaneses (atthakathas) contienen
muchas veces excursos históricos sistemáticos, en especial sobre la historia de
Sri Lanka, la llegada del misionero budista Mahinda a la isla y los diversos
concilios búdicos. La primera exposición sobre
la historia de Sri Lanka en forma épica es el Dipavamsa, (Crónica de la Isla), que es, en realidad,
una obra eclesiástica. El autor, anónimo, describe con precisión la
conquista y colonización de la isla por el rey Vijaya de Bengala. Resulta
especialmente relevante para él, naturalmente, el envío hacia Sri Lanka de
Mahinda por parte del presidente del tercer concilio budista, Tissa
Moggaliputta, así como la introducción del budismo que llevó a cabo. Los
acontecimientos expuestos aquí alcanzan el siglo IV, de modo que su redacción
no parece ser posterior a mediados del siglo V.
Un monje, de nombre Mahanama,
compuso, a fines del siglo V, la Gran Crónica o Mahavamsa, una verdadera epopeya. Aquí se narran la historia de la
introducción del budismo, la biografía de Buda, al que se le atribuyen un total
de tres visitas a Sri Lanka, los concilios budistas y la genealogía de los
reyes ceilaneses. Esta serie de acontecimientos aquí narrados no sobrepasan, en
cualquier caso, el año 350. Por su parte, el Bodhivamsa, compuesta el
prosa por Upatissa, es una crónica tardía que se ocupa de la iluminación de
Buda y de su posterior entrada en Nirvana, así como de la misión de Mahinda en
Sri Lanka.
Prof. Dr. Julio López Saco
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