25 de marzo de 2016

La gran dama celta de Vix y la tumba de Lavau



Ilustraciones. La primera es la imagen de una Gorgona en una de las asas de una crátera de bronce que apareció en la tumba de la dama de Vix; la segunda corresponde a una jarra para vino ática, que apareció en el interior de un enorme caldero de bronce. Tumba del príncipe celta de Lavau.

A principios de los años cincuenta del, pasadlo siglo XX, un arqueólogo aficionado y agricultor, de nombre Maurice Moisson, encontró en el yacimiento de Mont Lassois, muy cerca de la localidad francesa de Vix, lo que serían los indicios de una tumba celta del siglo V (datada en torno a 480 a.e.c.), correspondiente a la primera Edad del Hierro (Hallstatt). El sepulcro contenía el cadáver de una mujer de elevado rango social, probablemente una sacerdotisa o una princesa, acompañado de un muy lujoso ajuar.
La dama había sido adornada con joyas, especialmente un collar de perlas de piedra y ámbar, fíbulas hechas de hierro, un torque de oro y una tobillera de bronce. Alrededor del cuerpo apareció dispuesta una suntuosa vajilla de características mediterráneas: un enocoe broncíneo para escanciar vino, una pátera de plata, una enorme crátera de bronce procedente del sur de la península itálica y varios vasos de cerámica ática[1]. Además, se halló en la tumba una estatuilla femenina y los elementos metálicos de un carro[2].
El yacimiento de Mont Lassois se encontraba enclavado en una ruta comercial principal, por la que durante el siglo VI a.e.c. se transportaba el estaño de las islas británicas hasta la cuenca del Mediterráneo. Dicha ruta, que cubría la demanda de oro, hierro y esclavos, utilizaba los grandes ríos, como el Saona, Ródano, Rin, Mosela y el Danubio. Es muy probable que el asentamiento formara parte de un principado, muy beneficiado por su posición como intermediario en la ruta mercantil. Tal posicionamiento se habría mantenido hasta que las nuevas aristocracias guerreras posteriores, de la cultura de la Téne (segunda Edad del Hierro), lo hiciera declinar[3].
En 2014, el equipo del Instituto Nacional de Exploración Arqueológica de Francia descubrió en la localidad de Lavau, al sureste de la capital, París, un espléndido complejo funerario en el cual destaca la tumba de un príncipe celta que data del siglo V a.e.c.
El recinto funerario contiene los restos de un hombre que estaba depositado en el interior de un carruaje. A su lado, aparecieron un gran machete, un caldero de bronce, diversos barreños y piezas de cerámica fina, concretamente del Ática. El caldero de bronce, de notables dimensiones, está decorado con cabezas de lobos y con la del dios-río griego Aqueloo, que presenta cuernos, un mostacho triple y unas orejas de toro[4]. Otros objetos en la tumba se relacionan con el banquete ritual griego. Es el caso de una espectacular cuchara de plata y oro que se usaba para filtrar vino, que solía consumirse con agua. Esta pieza es un indicador de que la aristocracia celta adoptó esta práctica griega y una evidencia de la intensa relación existente entre las poblaciones celtas y el ámbito del Mediterráneo.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB, Caracas. FEIAP-UGR, España.



[1] La pátera de plata tenía un umbilicus de oro, en tanto que la copa ática de figuras negras estaba decorada con escenas de combate entre hoplitas.
[2] La presencia de restos de un carro parece indicar que se trataría de una tumba de carro hallstática que se puede comparar a las cámaras funerarias propias de los príncipes celtas, datables en la misma época.
[3] Al respecto puede detallarse el fastuoso ajuar funerario en www.musee-vix.fr
[4] La pieza parece ser, por su tipología, griega o, incluso, etrusca. Pudo destinarse a la preparación de la bebida, quizá vino. De hecho, en su interior apareció un enocoe, jarra de vino ática decorada con una escena dionisíaca.

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