Es
en los himnos samvada del Rigveda en donde se encuentran
ya antecedentes de las epopeyas indias. Lo mismo acontece en las itihasas (leyendas) y akhyanas (relatos), que aparecen en los
brahmanas como verdaderas sagas de dioses o de héroes. Los enaltecimientos de
héroes acompañados de las melodías del laúd (gatha narasamsi) fueron, en realidad, los verdaderos precedentes de
las dos grandes epopeyas heroicas de la antigua India. Antes de su presencia
existían, no obstante, otros ciclos épicos, de los que únicamente se han
conservado algunos escasos fragmentos. Entre ellos se incluye la colección de
leyendas del Suparnakhyana. epopeyas
que fueron difundidas por diferentes gremios profesionales, de los cuales los
dos más relevantes eran los cantores o bardos (sutas) de la corte regia,
muy próximos a los ksatriyas y considerados también autores de los poemas
épicos, y los cantores errantes o kusilava, de procedencia social
inferior, pero con mucha mayor popularidad.
La
épica surgió esencialmente en el entorno de los círculos ksatriya. Esta
literatura tiene, en consecuencia, un carácter laico, si bien no desestima una
notable tendencia moralizadora. Las representaciones del mundo divino se
modifican notablemente en relación al vedismo previo. De las divinidades que
predominaban en el Veda solamente Indra logró conservar ciertos ámbitos de su
posición. Mientras, en este momento comienza a reinar la tríada de Brahman,
Siva y Visnú. Además, se añaden nuevos dioses, como el caso de Kubera, dios de
la riqueza, Ganesha, Karttikeya, un dios de la guerra, Sri (Lakshmi), deidad de
la felicidad y la belleza, y la temible Durga (Parvati).
Como
característica genérica se puede señalar que la épica india antigua posee una
innata inclinación hacia la exageración y, en términos generales, a la falta de
medida. En cambio, supera con notable diferencia a las obras griegas épicas
homéricas en cuanto a su nivel ético y en relación a la profundidad de sus
pensamientos reflexivos, filosóficos.
Junto a las dos epopeyas clásicas en sentido estricto,
Ramayana y Mahabharata hay que mencionar otras obras, relativamente extensas,
que reciben el nombre de puranas.
En contenido y forma, la épica
sánscrita se puede dividir en dos tipos diferentes. Uno se compone de los
relatos, leyendas (akhyanas,
itihasas) e historias de la
antigüedad (puranas). El
representante básico de este primer tipo sería el Mahabharata. El segundo, de
nombre kavya, incluye poesía culta y se encuentra, por consiguiente,
bastante menos próxima en su contenido a la tradición. La obra representativa
de este segundo tipo es el Ramayana[1].
Prof. Dr. Julio López Saco
UCAB-UCV. FEIAP-UGR. Mayo, 2016.
[1] Ramayana surgió como una obra relativamente homogénea en India oriental.
Mientras tanto, el Mahabharata se ubicó en India occidental, incluso,
septentrional, siendo una obra extraordinariamente compleja, de carácter
enciclopédico, en la que el argumento propiamente épico constituye solamente
una pequeña sección del contenido total.
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