Imágenes (de arriba hacia abajo): el denominado Peso
de los Luchadores, con Heracles y el león de Nemea. Elaborado en esquisto, se
data en el siglo I; plato que muestra a un Heracles ebrio abrazando a dos
mujeres. Fechado entre el siglo II a.e.c. y el I y; una panorámica de las ruinas
de los monasterios de Takht-i-bahi, en Pakistán. Siglos I-VI.
Esta antigua región de ubicaba en las antiguas
planicies de la cuenca de Peshawar, a los pies del Himalaya, en lo que hoy en
día es Pakistán. Fue un área de gran riqueza debido a su privilegiada posición
a lo largo de la comercial Ruta de la Seda, que vinculaba a China con el sur de
Asia y el Mediterráneo. Su conocimiento se debe a los relevantes hallazgos
arqueológicos, aunque también es mencionada en antiguos textos religiosos,
inscripciones y en los relatos de los peregrinos budistas chinos (Faxian,
Xuanzang).
Su territorio estuvo definido por una serie de límites
naturales: el rango montañoso del Hindukush al occidente, elevadas colinas al
norte, y el río Indo en el este. Hacia el sur la cuenca se abre a unas llanuras
áridas. Más allá de las colinas al norte se encontraba la región de Udayana,
cuyo centro neurálgico fue el valle del Swat. Hacia el occidente, tras el
Hindukush, se hallaba la antigua región
de Nagarahara, con Bactria hacia el noroeste. Todas estas regiones, con
la propia Gandhara, conformaban la Gran Gandhara.
Las manifestaciones artísticas de la región fueron una fusión de estilos foráneos que
dieron forma visual a los ideales religiosos budistas en el norte de Pakistán y
Afganistán. La mayoría de la escultura y
la arquitectura confeccionada al servicio del budismo ha sido hallada en la
Gran Gandhara más que en ningún otro lugar en el sur de Asia. Uno de los
problemas que presenta este legado artístico es su cronología. Mucha de la escultura
conocida fue hallada en el siglo XIX, momento en que muchos sitios de Gandhara
estaban bajo control militar británico. Las excavaciones sistemáticas fueron
muy posteriores. Mientras la arquitectura puede datarse gracias a las monedas,
un gran debate rodea la cronología que debe aplicarse a la escultura. En la
actualidad, y a la espera de poder afinar algo más, se establece una cronología
entre los siglos II y VIII.
La estratégica ubicación de la región a lo largo de la
Ruta de la Seda, y la riqueza derivada de las relaciones comerciales, atrajeron
oleadas de invasores foráneos que ocuparon el área sucesivamente. Desde el siglo IV a.e.c. hasta el VII,
Gandhara estuvo controlada por griegos, indogriegos, sakas, partos, escitas
kushanos, sasánidas, hunos, y algunas otras pequeñas entidades políticas, que
introdujeron diversas tradiciones religiosas y convenciones estilísticas. Los
vestigios más antiguos datados en Gandhara (entre los siglos II a.e.c. y I)
corresponden a bienes mayormente de lujo, encontrados en centros urbanos, como
el caso de Sirkap (una de las ciudades que constituía el antiguo sitio de
Taxila). Entre estos bienes se encuentra un número importante de platos de
piedra que tuvieron una función ritual doméstica. Son una fuerte evidencia de
los contactos de Gandhara con sus socios comerciales alejandrinos, helenísticos
y partos.
Si bien algunos sitios budistas fueron fundados a
comienzos del siglo II a.e.c., el más antiguo arte gandhárico asociado con el
budismo no data de antes del siglo I, y corresponde a los relieves que
embellecían la arquitectura budista.
Hacia comienzos del siglo I, los Kushan tomaron el
control de la mayor parte del norte de India, la propia Gandhara y las antiguas
regiones afganas de Bactria y Nagarahara. Por un tiempo este hecho se tradujo
en una estabilidad política en todas esas regiones. Además, se incrementó la
prosperidad económica cuando el comercio internacional floreció a lo largo de
las rutas terrestres y marinas bien establecidas y con el establecimiento y crecimiento
de las comunidades budistas en Gandhara. El budismo fue abrazado por los
habitantes de Gandhara. Su control de las rutas comerciales y la afluencia de
las consiguientes riquezas les dieron los medios para invertir grandes sumas de
dinero en la construcción de monasterios budistas y extensas áreas sacras. El
gradual, pero ininterrumpido flujo de patrocinios dentro del Gran Gandhara
permite trazar los determinados cambios que se produjeron en el desarrollo de
la ideología budista desde el siglo II y hasta el VIII, cuando los
patrocinadores eligieron emplear dinero en una imaginería que de inmediato
adquirió una dimensión y significado devocional. El patrocinio, en este caso,
es un reflejo directo de la creencia.
Bajo el poder Kushan se fundaron muchos nuevos sitios
budistas, en particular durante el siglo II. La mayoría se organizaron en torno
a un monasterio y una estupa. Esas estupas se decoraron con relieves narrativos
que contaban la vida y las acciones del Buda. A comienzos del siglo III
aparecieron los iconos devocionales de Buda y los bodhisattvas. Se trataba de
figuras típicamente no narrativas, lo que implica que no se asociaban con un
evento geográfico sino con conceptos principales de la religión, como la
iluminación de Buda. Gradualmente, esas figuras devocionales crecieron en
complejidad (en términos iconográficos), y desde el siglo IV al VII algunos
iconos devocionales llegaron a convertirse en verdaderamente monumentales en
tamaño y relevancia.
Un incremento en la construcción de monasterios
budistas y de donaciones a las áreas sacras ocurrió en Gandhara en el siglo IV
y hasta mediado el V. La mayoría de las estupas, imágenes en los santuarios y
monasterios, datan de este período. Consecuentemente, debió ser cuando el mayor
volumen de esculturas fue realizado. Hacia la mitad del siglo V el patrocinio
dentro de Gandhara declinó, probablemente debido a las incursiones de los hunos
en la zona y a un cambio decisivo en las rutas comerciales a favor del área de
Nagarahara en Afganistán. Desde ese momento, y hasta el siglo VIII, un gran
número de construcciones se erigieron en los sitios budistas afganos. Este es
el período en el que los ahora derruidos grandes Budas en Bamiyan fueron
construidos.
Las ricas tradiciones budistas en Gandhara sufrieron
un irremediable declive en los siglos VIII y IX en virtud de las invasiones que
trajeron consigo la fe del Islam y que eclipsaron y, finalmente, suplantaron,
las prácticas budistas en la región.
Varios prósperos centros urbanos habían sido
establecidos en Gandhara. De ellos, solamente ha sido convenientemente excavado
el que corresponde a la antigua ciudad de Sirkap, en Taxila, que estuvo ocupado
desde el siglo VI a.e.c. hasta comienzos del II. Verdadera capital indogriega
entre los siglos III y II a.e.c., Sirkap fue conquistada en el siglo I por
invasores provenientes de Asia central, que incluían sakas, escitas y los
partos persas. En la primera parte del siglo I la ciudad cayó bajo el control
de los Kushan. Sirkap, a diferencia de la colonia provincial griega de Ai
Khanoum, fue una metrópoli del sur de Asia. Un núcleo habitado por gentes de
diversas raigambres culturales y con una economía fundamentada en el comercio
internacional.
El comercio terrestre de Gandhara con Grecia
probablemente comenzó a fines del siglo IV a.e.c., después de la conquista de
Alejandro Magno. No obstante, fue la apertura de las rutas marítimas en el
siglo I a.e.c. lo que incrementó, de modo significativo, el conjunto de bienes
exportados desde el Mediterráneo hacia China y el sur de Asia. El Periplo del Mar Eritreo, un manual de
comercio marítimo compilado por un mercader alejandrino cerca del comienzo de
la Era Común, indica que los bienes destinados a Gandhara eran transportados
desde la ciudad egipcia de Alejandría hacia el sur, en dirección al Mar Rojo.
Aprovechando la ventaja de los vientos monzones cruzaban el Mar Arábigo hacia
los puertos de Gujarat, en concreto hacia la ciudad costera de Barygaza. Allí
eran vendidos a los comerciantes de Gandhara quienes tomaban la ruta hacia el
norte y cruzaban los elevados pasos hasta la Ruta de la Seda, desde donde los
transportaban hasta China.
La prosperidad de Gandhara puede, de este modo, vincularse
directamente al floreciente comercio marítimo en el momento en que las rutas
terrestres podían ser fácilmente derivadas de la región.
El Periplo y otras fuentes documentan la importación
romana de especies (pimienta negra), ágata para los entalles, textiles de
algodón y seda desde India y China. En réplica, parece que los surasiáticos estuvieron
menos interesados en los bienes occidentales. En cualquier caso, grandes
torrentes de oro romano fluyeron hacia oriente. Para compensar este desagüe
económico, occidente también exportó materiales crudos, como cobre, plomo y
vidrio, además de productos alimenticios, como la pasta de pescado fermentada
conocida como garum, y el vino.
Hacia el final del siglo II a.e.c.,
la elite urbana de Gandhara había desarrollado un gusto refinado por los bienes
foráneos, que proveyeron estilos, motivos y formas que los artistas de la
región pudieron emplear para crear una arte identificablemente gandhariano.
Algunos de los hallazgos escultóricos más antiguos incluyen pequeños platos de
piedra cuyos estilos artísticos denotan contectos con el mundo helenístico y las
tradiciones parta y saka. Los platos hallados en Sirkap se encontraron en
contextos domésticos, en residencias comunes, lo cual suigiere su uso en
rituales doméstivcos y que las escenas esculpidas en ellos estaban relacionados
con ese propósito.
Los platos contienen escenas
esculpidas, la mayoría en su interior, con el resto de espacios divididos en
compartimentos. Algunas de las figuras mantienen copas de vino y otras aparecen
retratadas, quizá ebrias. A menudo las figuras son híbridas, en forma de dragón,
con colas de aniumales marinos. A veces aparecen leones alados. Sus jinetes a
menudo sostienen copas para beber, indicando la idea del viaje a los reinos
celestiales a través de las prácticas dionisíacas que enfatizan la intoxicación
etílica[1].
Las escenas mitológicas y los estilos
clásicos fueron adaptados una vez que alcanzaron Gandhara. Viajaban hacia el
este a través de las rutas comerciales. Un ejemplo notable al respecto fue el
hallazgo de la acumulación de bienes mercantiles excavados en la antigua ciudad
afgana de Begram, que se datan entre los siglos I y III. En el siglo II los
artistas de Gandhara incorporaron motivos clásicos que llegaron a covertirse en
parte de la identidad cultural de Gandhara.
El imperio romano combinó y elaboró
estilos artísticos de diferentes épocas con el fin de satisfacer los gustos
sofisticados de sus patrocinadores. En los bienes suntuarios fue común
incorporar antiguos motivos y elementos escultóricos en nuevos contextos. Este
arte estilísticamente híbrido alacazaría Gandhara, en donde los artistas
locales recontextualizaron, de un modo selectivo, elementos romanos arcaizantes
que se consideraban atractivos a los gustos gandháricos.
Cuando el budismo se estableció en
Gandhara, a fines del siglo I, decayó el interés narrativo occidental, que fue
reemplazado por una sofisticada tradición que ilustrará la biografía y las
acciones del Buda. Por otra parte, los moradores de las antiguas ciudades de
Gandhara parecen haber estado especialmente dispuestos a invertir sus riquezas
en la joyas. Las joyas, muy probablemente, eran indicadores del rango social de
sus portadores, ya que el oro parece haber llegado a Gandhara vía mercantil
desde el Mediterráneo. Unos pocos brazaletes, fechados en el siglo I, fueron
encontrados en las excavaciones de Sirkap. Algunos tapones para los oídos en
oro repujado con gansos salvajes (hamsas),
probablemente llevados por hombres, eran, como otros bienes suntuarios,
símbolos auspiciosos, pues portarían ideas de trascendencia y renacimiento.
Para los estratos más bajos de la
sociedad, las formas de la joyería fueron igualemente sofisticadas, si bien
fueron realizadas con materiales considerablemente más baratos. Tal es así que,
de hecho, moldes de terracota se comerciaron con libertad, y han sido hallados
en el norte y oeste de India, además de en el noroeste de Pakistán. Tales
moldes se convirtieron en vehículos de transmisión de estilos foráneos. Los
objetos trabajados en hueso y marfil, al igual que los sellos y los moldes para
fabricar las joyas se desplazaron con facilidad a través de las rutas
comerciales establecidas. Talleres cercanos a las antiguas ciudades de
Bhokardan y Ter, en el occidente de India, fabricaron objetos similares a
algunas figuras de marfil encontradas en Pompeya, así como a otras halladas en
las excavaciones de Sirkap.
En definitiva, la actividad
artísticas de Gandhara en los períodos más antiguos estuvo representada por
objetos en contextos urbanos, com o los bienes propios de la actividad
mercantil, objertos suntuarios y plaros rituales de piedra. En los
subsiguientes períodos abundan las obras mayormente budistas. Evidentemente se
patrocinó un arte al servicio del budismo después del establecimiento de
centros budistas en los dos primeros siglos de nuestra era, en conjunción con
el predominio kushan. Sin embargo, el budismo no fue el único factor motivante
de la actividad artístico-cultural de Gandhara.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB, Caracas. FEIAP-UGR.
[1] El cultivo del vino se documenta en Gandhara en la época
de la invasión de Alejandro Magno. Es posible que aquí las tradiciones
dionisíacas occidentales se asociasen a la prosperidad agrícola. En tal
sentido, los vasos pudieron ser usados para hacer ofrendas rituales de vino,
asegurando con ellas un Más Allá bendito para el fallecido.
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