En
la imagen, una tablilla neobabilonia autobiográfica de Sargón de Acad.
La
conquista efectuada por los reyes acadios supone la ruptura con el período
dinástico temprano sumerio. Es la primera vez que toda Mesopotamia se une bajo
el poder de un único soberano. Este paso del poder sumerio a otro semita no
implicó la inexistencia de una cierta continuidad entre los soberanos
acadios y sus antecesores sumerios. En
términos generales los nombres sumerios son más numerosos en el sur, mientras
que los acadios lo son en el norte. No obstante siempre hay excepciones. El
nombre de la reina Puabi, que fue enterrada en el Cementerio Real de Ur parece
acadio, y no sumerio, mientras que los reyes originarios de Kish poseían
nombres tanto sumerios como acadios. Enbi-Ishtar es acadio pero Mebagaresi es
sumerio. Es probable, entonces, que hubiese un cierto bilingüismo.
El
primero soberano de la dinastía de Acad (Agadé) se llamaba Sharrun-kin
(Sharken), conservado en fuentes bíblicas como Sargón. Su nombre acadio
significa rey legítimo o verdadero, un indicio claro de que se trataría de un
usurpador. La Lista de Reyes Sumerios señalaba que su padre había sido un
cultivador de dátiles, que había fundado Agadé, convirtiéndose en rey, y había
gobernado durante más de cincuenta años. Una inscripción en el monumento del
Templo de Enlil, en la ciudad de Nippur, no menciona sus ancestros. Se refieren
a él como Rey de Agadé, Rey de la Tierra y Rey de Kish[1].
En la misma se relata cómo gracias a la ayuda de las deidades había triunfado
en la batalla contra Uruk, capturando a su rey Lugalzagesi. En este sentido,
Sargón habría conquistado los territorios pertenecientes a Umma, Lagash y Ur.
En otra inscripción, que ha llegado hasta nosotros a través de una copia
babilónica antigua, se mencionan las relaciones del rey con las semi míticas
comarcas de Makkan, Dilmun y Meluhha (Omán, Bahrein y el Indo,
respectivamente). Se conoce que Sargón veneraba al dios Dagan, quien le había
facilitado el control de las tierras altas (Siria occidental), además de Ebla,
Mari y Yarmuti, y hasta el Bosque de Cedros, en la costa mediterránea.
Conquistó
Puruskhana, en la meseta de Anatolia, y también atacó y conquistó Marhashi y
Elam, en las regiones montañosas de Irán, así como Dilmun. Sargón proclamó a
una hija, concretamente Enheduanna, como gran sacerdotisa de Nanna, la diosa
lunar de Ur. Los reyes posteriores mantuvieron esta costumbre de encomendar a
sus descendientes hembras el cargo de gran sacerdotisa de Ur, costumbre que se
mantuvo inalterada hasta Nabónido, ya en el siglo VI a.e.c.
Sargón
fue sucedido por su hijo, de nombre Rimush. Puso fin a varias sublevaciones en
Sumer y en el mismo Akkad, y vuelve a tomar Elam y Marhashi. En las
inscripciones se afirma que dominaba el Mar Superior, el Inferior y las
regiones de montaña. Rimush es sucedido por su hermano Manishtushu (“el que
está con él”), probable alusión al carácter de hermano gemelo de Rimush. La
Lista de los Reyes Sumerios, no obstante, le menciona como el hermano mayor.
Fue un rey que se jactó de conquistar Serihum y Ansan. El domino acadio,
probablemente, se extendía hasta Susa.
Las
más de tres décadas de reinado del hijo de Manishtushu, Naramsin, marcan de
manera indeleble el período cumbre del imperio acadio. Además de extender sus
dominios, como los reyes previos, se empeñó en modificar la naturaleza de la
monarquía en el instante en que se erige él mismo como dios, en lugar de reinar
como representante de las divinidades. Decidió auto proclamarse “rey de las
cuatro regiones” y “rey del universo”. En las inscripciones se afirma que
destruyó la ciudad de Ebla. Cerca de Nínive, la parte inferior de una estatua
de cobre llevaba una inscripción del rey en la que se afirmaba su victoria en
varias batallas.
El
monumento más renombrado relativo a Naramsin es su Estela de la Victoria que
fue encontrada en Susa. Al igual que el Código de Hammurabi y la Estela de
Sargón, esta pieza fue llevada a Susa por los elamitas como parte de un botín.
En ella se documenta la victoria del soberano sobre Satuni, el rey de la tribu
de los Lullubi, grupo que habitaba en el centro occidente de Irán. La estela
plasma los acontecimientos históricos de un modo novedoso. En lugar de los
frisos del Protodinástico y de las Estelas de Sargón y de Eannatum, ahora la
composición es única y coherente. La figura central del relieve, con un arco,
un hacha y tocado con astas, al modo de los dioses mesopotámicos, es Naramsin.
La escena se recorta sobre una región de montaña y de bosques, estableciéndose
así un paisaje de fondo.
Naramsin,
al igual que su abuelo Sargón, fueron convertidos en temática habitual de
relatos posteriores. Fue descrito como una figura trágica, víctima de la
soberbia, que propició rebeliones, la invasión de tribus orientales y la propia
destrucción de Agadé. En la etapa del sucesor de Naramsin, Sar-kali-sarri, el
reino estuvo sometido a la presión de los amorritas por el occidente, y los
gutis en las zonas montañosas orientales. Los últimos dos reyes de Agadé fueron
Dudu y Su-durul. En su época, el reino se circunscribía esencialmente a la
región que rodea Agadé y las llanuras del Diyala. Varias ciudades-estado, entre
ellas la siempre proclive Lagash, habían ya obtenido su independencia.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. UGR-FEIAP.
[1] Hay que apuntar que
varias tradiciones y leyendas bastante posteriores, atribuyeron a Sargón el
dominio del mundo por completo (de levante a poniente). Sin embargo, algunos de
tales relatos parecen glorificar, tal vez, a Sargón II de Asiria (721-705
a.e.c.), quien adoptaría el nombre del primer Sargón.
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