9 de enero de 2017

Sapiens en migración: desde el corredor del Nilo a la conquista de Europa (I)


 

Imágenes: arriba, un esqueleto profusamente adornado en un entierro en el yacimiento de Sungir, Rusia; abajo, un conjunto de herramientas en hueso del mencionado sitio de Sungir, Paleolítico Superior, de hace unos 30000 años.

El corredor del Nilo debió haber provisto un hábitat natural muy atractivo, y perenne. En este ambiente debieron converger diferentes grupos humanos. El registro arqueológico, por desgracia, no es particularmente abundante, pues muchos de los asentamientos estuvieron en sitios de superficie más que en cavernas.
Se han destacado una serie de rasgos culturales complejos (denominados “cultura Nubia”) en la región hace más de 40000 años. Estarían asociados a nuevos grupos que provendrían del sur, en tanto que muchas de sus características se observan en la cultura del sur de África.
Los fundamentos de esta “cultura” se encuentran en sitios clave, como Nazlet Safaha y Taramsa I. En ellos se ha encontrado evidencia que confirma la actividad estratégica de la caza de subsistencia, puesto que han aparecido un gran número de puntas de proyectil. Tal abundancia, aunado a los conflictos para adquirir la piedra, sugieren también una considerable densidad de población y un contexto apropiado para la interacción social, rasgo característico de la complejidad cultural sapiens.
Una cultura moderna desarrollada es sugerida por la complejidad lítica del conjunto de herramientas y por el modo en que los artesanos planean adquirir la materia prima en determinados lugares y trasladarla para propósitos particulares.
Únicamente un esqueleto ha sido hallado en Taramsa I, y ha sido datado, de modo tentativo, en 55000-50000 años. Además de probar que sapiens fue el responsable de esta cultura Nubia, su hallazgo representa el ejemplo más antiguo de enterramiento de un hombre moderno. Se trata de un ejemplar de chica joven, de unos diez años de edad, encontrada en posición sentada y orientada hacia el este. Si se tratase de un enterramiento deliberado, podría ser un indicio de una cultura que posee alguna idea sobre la vida de ultratumba y de algo cercano a lo que podríamos denominar “religión”, un auténtico marcador cultural.
La presencia de lo que los antropólogos denominan bienes funerarios, como objetos de arte, herramientas, ornamentos diversos, acompañando a los huesos es lo que es tomado como una marca de una verdadera tumba. La ausencia de en el yacimiento de Taramsa I de tales bienes y de cualquier otro artefacto que evidencia un ritual religiosos, y el hecho de que es el único ejemplo anterior en unos 25000 años a enterramientos ciertos aparecidos en el registro arqueológico, pudiera indicar que la disposición de los restos de Taramsa I no fueron una verdadera inhumación.
No se puede, en consecuencia, asegurar que hayan sido esas gentes nubias quienes gradualmente se expandieran y se desplazaran hacia el Levante, si bien el “viaje” no sería largo (de unos pocos cientos de kilómetros) desde los sitios con fósiles de la cuenca del Nilo. Además, la migración podría encajar con el modelo de las migraciones de homínidos africanos previas, incluyendo una que condujo a los sapiens a asentarse aquí en el período comprendido entre 110000 y 70000 años antes del presente, cuando África era especialmente seca y cálida y gran número de mamíferos fueron atraídos por un más húmedo Levante.
Nuevas poblaciones se movilizaron no mucho después de hace unos 50000 años. A juzgar por la clase de herramientas encontradas, marcadas por puntas de lanza (algunas con forma de V), y la sofisticación de las mismas, esas gentes procedían de África. Un soporte de esta perspectiva se encuentra en la clase de esqueletos hallados, que son aquellos típicamente ambientados o criados en zonas tropicales, con largas extremidades y un alto torso que provee grandes áreas de superficie de piel que permitan perder calor, a diferencia de los ambientados a un clima frío, como los Neandertales, de menor estatura.
Además, la reciente evidencia genética, que compara marcadores de cromosomas Y, muestra que uno de ellos, propio de las poblaciones africanas nororientales, es idéntico al de la mayoría de la gente levantina, y que la mutación podría datarse en algún momento entre 50000 y 45000 años, lo cual implicaría  una migración en dirección septentrional sobre esas fechas.
La primera evidencia segura de cultura moderna en Levante se data en 49000 años, concretamente a partir de las herramientas halladas en el sitio llamado Boker Tachtit, en el desierto del Neguev, al sur del Israel actual. Los objetos aquí hallados incluyen muchas puntas triangulares de lanza y diversos útiles de pedernal que marcarán la cultura moderna tal y como se desarrolla en Levante y en Europa. Se trata de cuchillas u hojuelas de piedra, raspadores y buriles usados como perforadores.
Este conjunto de herramientas expandidas y notablemente estandarizadas, con la predominante punta de lanza de diferentes tipos, además de hojas, buriles, medias lunas dentadas, leznas, punzones, morteros, espátulas y piedras de amolar, es un signo de la intensidad con la que las gentes de Boker Tachtit fueron capaces de explotar los alrededores.
Sin duda fueron cazadores de una gran variedad de animales, a los que habrían aprovechado de un modo intensivo. Estaríamos ante un ejemplo de sociedad sapiens que llegaría a ser dependiente, pero también muy competente, de la tecnología.
A partir de los útiles de Boker Tachtit se ha argumentado que sapiens habría desarrollado un nuevo patrón de conocimiento, clave en su subsiguiente éxito y expansión territorial. Se habría desplegado, entonces, una especial forma de razonar y pensar, particularmente en lo relacionado a los modos de transformar los núcleos en una gran variedad de usos. Se ha sugerido un razonamiento analógico por el cual una cosa podría ser hecha para servir multifuncionalmente, y que ello sería parte de las estructuras lingüísticas del sapiens y de su manera de ordenar el mundo a su alrededor y establecer su compleja organización social.
No está claro, en cualquier caso, quien pudo fabricar tales herramientas puesto que los primeros fósiles de sapiens en el área se fechan sobre 46000 años (los restos de un niño en el abrigo rocoso de Ksar 'Akil, cerca de la costa libanesa. Sin embargo, los útiles hallados en el sitio de Ksar 'Akil son semejantes a aquellos de Boker Tachtit, y, por lo tanto, la lógica sugiere que fue sapiens quien hizo estas iniciales herramientas unos tres milenios antes. Los fabricados por los neandertales, que habían estado en la región 50000 años antes, no son como los de los modernos sapiens.
El esqueleto de Ksar 'Akil es considerado por muchos como el ejemplo más antiguo de consciente enterramiento sapiens en el Levante. Se ha llegado a esa conclusión porque a los restos le fueron colocados encima un conjunto de guijarros traídos deliberadamente hasta el abrigo rocoso, sugiriéndose con ello algún tipo de tumba. Sin embargo, también podría tratarse de un simple medio de proteger el cadáver ante los carnívoros carroñeros, sin que exista, por tanto, ninguna connotación ritual.  Por otra parte, aquí se carece también de bienes funerarios rituales.
Ciertos indicios de alguna suerte de “arte” parecen emerger hace unos 45000 años. Es el caso de una losa de piedra con ocre rojo hallada en la cueva de Qafzeh, cerca de la costa mediterránea de Israel, que ha sido datada entre 44000 y 42000 años; también pudiera ser el caso de pequeñas piezas pétreas con pintura roja y negra encontradas en el Nivel D de la Cueva Hayonim, fechada en 32000 años, así como de dos pequeñas losas grabadas (del mismo nivel). Una de ellas es la primera (y muy rara) representación de un animal en el registro arqueológico levantino, en una época en la que algunos animales aparecen en el arte de Europa. Se trata de un caballo inciso con una pequeña mella en un ojo. En función de que la representación fue cubierta de ocre rojo en el medio se ha pensado que pudiera simbolizar la sangre. Algún significado que va más allá de la simple decoración, es muy probable.
En el abrigo rocoso de Ksar 'Akil se ha encontrado un abundante tesoro de cuentas de concha. Las conchas marinas para la ornamentación personal estuvieron muy extendidas en el Levante. Cuentas de otros materiales, como dientes de oso, ciervo y caballo, también han aparecido en sitios tardíos como la mencionada Caverna Hayonim, en El Wad, al norte de Israel y en erq el-Ahmar, en Jordania.
Hace 27000 años en Ksar 'Akil también se encontraron incisiones regulares sobre una punta de hueso, quizá de una lechuza. La presencia de estas cuentas implica un sistema de comunicación, que señala a las gentes de otras bandas o tribus algo especial sobre el estatus del portador (grupo de identidad, riqueza, posición, relaciones con otros, los éxitos en la caza), que los demás pueden asumir o entender.
Podría esperarse que la tecnología para los ornamentos surgiese primero en lugares en donde hubiese oportunidades de encontrarse con extranjeros y fuese beneficioso advertir la identidad y el estatus propio desde lejos. También podría tratarse de un medio de distinguir una banda o tribu de otras, quizá proclamando la territorialidad sobre un espacio de caza, o un mecanismo para proclamar quien es el individuo, a dónde pertenece y quien le protege.
Algunas bandas de sapiens migraron fuera del área, encarándose hacia el norte, si bien el registro fósil muestra que muchos escogieron quedarse y sobrevivir a partir de la caza de animales de rápida reproducción, como conejos,  perdices u otras aves, aunque ello implicase emplear más tiempo y esfuerzo. Este modo de caza supone, asimismo, la invención de trampas. Se ha sugerido (Ofer Bar Yosef) que algunos sapiens habría cazado en círculos más extensos utilizando unas armas más intrincadas (arcos y flechas, lanzas arrojadizas), aunque ningún ejemplar de este tipo ha sido hallado. Ciertas posibles competencias, pudieron haber propiciado contactos regulares, y quizá amigables, entre bandas o tribus. Por tal razón no resulta tan sorprendente que algunos medios de identidad ornamental pudieran haber sido creados para tal fin.
Los adornos probablemente también indicaban un significativo auto reconocimiento individual, además de identidad grupal, tal y como actualmente ocurre. Incluso se podría pensar en un cierto mecanismo de atractivo personal.
Una sofisticada cultura sapiens del Levante, que enfatizaba la caza, la pesca y la captura de aves, poseía “arte” y ornamentos, quizá practicase magia y contase con un sentido de los sobrenatural y, además, fuese consciente de su individuación, comenzó a desplazarse hacia el norte, hacia Europa y las llanuras de Asia central en algún momento hace 46000 años. En un tiempo relativamente breve, de unos cinco milenios, los grupos tuvieron un gran éxito en la ocupación del territorio. No parece que los cambios climáticos hubiesen provocado directamente esas migraciones, ya que la Europa de esas épocas continuaba a ser fría y seca, con escasos períodos cálidos y, por consiguiente, no debió haber sido especialmente más deseable que el Levante, de temperatura más templada.
Sin embargo, una fractura en el período frío se produjo hace unos 45000 años, cuando las capas de hielo polar retrocedieron hacia el norte y las planicies herbáceas de la tundra gélida también lo hicieron hasta la Europa septentrional y nórdica, de manera que se abrieron espacios de coníferas en una zona templada, con bosques de árboles de hoja caduca, alrededor del Mediterráneo, que pudieron haber sido áreas atractivas de asentamiento, en especial para especies que sabían cómo adaptarse al frío usando el fuego y la vestimenta. Parece más probable, incluso que hubiese sido un repetido fenómeno de uso excesivo del medio ambiente circundante y un exceso de caza, lo que haya forzado el éxodo de sapiens.
No se constatan yacimientos que registren los posibles corredores de la migración. No obstante, en Georgia, en la región oriental del Mar Negro y del norte de Turquía, pudieron existir accesibles fuentes de vegetación y suministros, incluso en períodos más fríos. Además en la región hay un gran número de abrigos naturales y de cuevas, aparte de abundancia de pedernal. Esto sugiere que la zona de Georgia fue un sendero de salida del Levante, siguiendo, tal vez, el río Éufrates, las montañas del Tauro y continuando alrededor del Mar Negro, internándose en Europa, y en las proximidades del Caspio en la llanura occidental siberiana.
No obstante, los sitios más antiguos en Europa con conjuntos de útiles análogos s los hallados en el Levante, solamente aparecen en lo que hoy es Bulgaria. En consecuencia, parece probable que la ruta de salida del Levante haya sido por esta región. Con ello se evitaría el problema de cruzar las montañas turcas y por tanto, se habría seguido la costa mediterránea. En cualquier caso, ningún yacimiento ha sido hallado que suporte esta conjetura, si bien en la actualidad pueden encontrarse bajo las aguas.
Un reciente estudio del ADN de las poblaciones europeas actuales sugiere que la migración más antigua hacia Europa tuvo lugar desde el Cercano Oriente hace 45000 años por dos rutas principales, una a lo largo de la costa turca hasta el interior de Grecia y al sur de Francia, y la otra cruzando los Balcanes y, siguiendo el Danubio, hasta entrar en lo que en la actualidad es Alemania.    
La pobreza de fósiles humanos para el conjunto del período que abarca desde los 45000 a 36000 años es un tanto decepcionante. Algunos ejemplos son muy dudosos. En Alemania los investigadores encontraron tres huesos de un esqueleto en un sitio originalmente de Neandertales. Creyeron en su momento que se trataba de una hembra de sapiens de hace 44000 años. En uno de los más antiguos sitios en los que existen conjuntos de útiles de sapiens (Caverna de Bacho Kiro, en la Bulgaria central), que se data en 46000 años, se hallaron restos fósiles de un homínido, en concreto fragmentos de una mandíbula superior e inferior de un joven, además de un diente. Sin embargo no se puede concluir que sean restos incontestables de sapiens y sean, probablemente de neandertales.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB- FEIAP-UGR. Enero, 2017.

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