Imágenes
(de arriba hacia abajo): un diseño de pez, hacha y grulla en estilo
naturalista, sobre una urna gang. Yancun, Henan (3500-3000 a.e.c.); e insignia
de linaje o emblema que incluye dos siluetas humanas, de espaldas entre sí,
además de un hacha-daga, sobre un bronce gui. Anyang.
La
configuración de signos rayados o pintados sobre cerámicas neolíticas,
encontradas en tumbas de personalidades de alto estatus, debieron contar en el
Neolítico con dos impulsos mayores, el naturalísta-realista y el diagramático o
esquemático, asociados (sobre todo el segundo de ellos), con las culturas Liangzhu
(Jiangsu) y Dawenkou (Shandong y regiones del norte de Jiangsu), culturas
orientales en las que durante los milenios IV y III a.e.c., los caracteres
empezaron a surgir.
Muchos
de tales signos se localizan sobre cerámicas, inscritos a menudo antes de la
cocción, que se empleaban como vasijas para conservar alimentos. Se ha pensado
que representaban marcadores sociales que, localizados en los enterramientos,
servirían también para propiciar alguna función ritual.
Como
ejemplo de la tradición naturalista se ha propuesto la imagen de una grulla
blanca pintada sobre una urna en Yancun (Henan), cuyo significado sería el de
un nombre de lugar o de un clan asociado con él. El hacha (yue) que, asimismo, también se representa, haría las veces de un
atributo honorífico, indicando rango o estatus, aunque se ha propuesto (Li Di;
Lu Sixian) que la forma del hacha equivaldría a sui, palabra para año.
Como
paradigma de la tradición diagramática se han propuesto los pictogramas del sol
y el pájaro encontrados sobre un pequeño número de jades Liangzhu datados hacia
3000 a.e.c. Estos pictogramas podrían tratarse como emblemas del yang niao o
Pájaro del Sol, lo que se cree sería el nombre de un pueblo (en base a textos
posteriores), que habría habitado en la región oriental entre el río Amarillo y
el Yangzi.
Claro
que esos pictogramas no tendrían porque ser necesariamente escritos ni ser
necesariamente caracteres. Tendrían un significado, pero no se pueden
caracterizar asociándoles una pronunciación convencional. En cualquier caso,
los “pueblos” neolíticos Liangzhu y Dawenkou, mostraban ya, en diferentes
partes de China, algunos signos, lo cual es un indicador de un uso extendido.
Podría
destacarse que un significativo número de signos neolíticos representaban
objetos rituales, como hachas, cetros y azuelas. Tales imágenes pudieron haber
sido los ancestros de los emblemas pictográficos, a menudo tomados como
insignias y nombres de clan aunque, en todo caso, distintos de la escritura
regular Shang, inscrita sobre piezas de bronce. Los emblemas pudieron haber
servido, no obstante, tanto de ornamento como de símbolo.
A
pesar de la incapacidad de asociar nombres específicos y valores fonéticos a
las marcas o signos neolíticos, se puede estar tentado a identificarlos como
una proto escritura. Quizá estemos ante algo ambiguo, entre la semiografía, que
incluye sistemas de comunicación visibles que indican ideas directamente, y una
glotografía, sistema que provee una representación visible de alocuciones del
lenguaje hablado.
Algunos
signos neolíticos, sin embargo, incluyen la representación de figuras humana o
animal en hachas de jade (objetos relacionados con personas de alto estatus) y en
tubos cong, propios de la elite de
los enterramientos Liangzhu en el área del delta del Yangzi. Parecen haber sido
escritos en un estilo naturalístico y en “código” (estilo esquemático), lo cual
sugiere que en esta etapa la legibilidad de ciertos signos sobre objetos
rituales estaría reservado a unos “iniciados”, aquellos que podrían leer el
“código”.
El
impulso a reemplazar representaciones, más naturalísticas, con grafías, más
estilizadas y esquemáticas, pudiera estar ya presente en estas épocas. La
preferencia de la grafía sobre la imagen, del signo codificado sobre la
representación naturalista, pudo deberse al hecho de que la forma naturalista,
aunque más fácilmente legible por los no iniciados, podría haber sido más
“difícil” de grabar en el jade que los motivos más esquemáticos, con sus líneas
simples y círculos. La versión esquemática debió haber sido más atractiva para
los artesanos, siendo más fácil de producir y más atractiva también a las
elites sociales, puesto que encarnaba un código más esotérico.
Varios y diversos signos, generalmente incisos sobe
cerámicas, han sido hallados en el sitio de Erlitou (época de Shang Antiguo,
hacia el siglo XVI a.e.c.), en el norte de Hernan central, aunque no hay modo
de leer su significado. Unos pocos símbolos y grafías se han encontrado también
en artefactos de época del Shang Medio, sobre todo en yacimientos como Erligang
(siglo XV a.e.c.). Algunos de estos objetos pueden haber sido los precursores
de las formas gráficas de los huesos oraculares, pues se han encontrado
inscripciones, con diferentes sistemas de signos, en tres fragmentos óseos. Por
otra parte, algunos bronces rituales de Erligang, los nuevos símbolos de
prestigio, fueron moldeados con inscripciones.
La escritura china en su forma totalmente
desarrollada, en los huesos oraculares y las inscripciones en bronce del Shang
Tardío, fue logográfica; esto, es se usaban grafías para registrar palabras. No
fue ideográfica (empleando grafías para registrar ideas o cosas sin mediación
del lenguaje). La escritura Shang no consistió, en general, en pictografías
escritas. Las inscripciones oraculares en hueso representan el primer gran
corpus de textos escritos en un sistema bien desarrollado, cuyos principios,
fonética combinada y elementos semánticos, pueden identificarse como los
propios de la escritura posterior.
Más de cuarenta mil huesos oraculares, muchos de ellos
con numerosas inscripciones individuales, han sido reproducidos en el corpus Heji, en tanto que varios miles más en otras
colecciones. Los huesos oraculares ofrecen mucha información acerca de cómo los
reyes buscaban adivinar. El vigésimo primer rey Shang, Wu Ding (1200-1189 a.e.c.) utilizó la adivinación en un
extenso rango de tópicos, como campañas militares, sacrificios, expediciones de
caza, la fortuna que esperaba determinado día de la semana de diez días Shang,
la agricultura, las enfermedades, el tiempo, el nacimiento, los sueños, la
construcción de edificaciones, la asistencia divina, el pago de tributos
o las solicitudes dirigidas a los poderes naturales y ancestrales.
La
escasez de fuentes pareciera querer decirnos que la escritura en la antigua
China fue usada, primariamente, en contextos religiosos o adivinatorios. Sin embargo, el carácter perecedero de algunos
materiales, como la madera, la seda o el bambú pudo implicar la presencia de
otros escritos que no han llegado hasta nosotros.
Existen razones para pensar que las inscripciones
oraculares en hueso representaron un secundario, más que primario, registro de
los rituales llevados a cabo por los adivinadores de la dinastía y los reyes.
Los adivinadores debieron, en un relevante número de casos, haber mantenido un
registro inicial, presumiblemente escrito con un cepillo sobre materiales
perecederos como las tiras de bambú. Los grabadores (que no serían los
adivinadores) establecerían las información primaria que había sido registrada
en esa suerte de libros de notas de los “adivinos” y habrían grabado el
registro final en los huesos o caparazones de tortuga, un tiempo después de que
los eventos pirománticos realizados y registrados. Así, algunas inscripciones
sugieren que fueron copias de textos que se han perdido.
Las inscripciones oraculares en hueso únicamente
muestran que los Shang mantuvieron registros numéricos de las conscripciones
militares, sobre los conflictos con los Qiang u otros enemigos, al respecto de
los animales ofrecidos en sacrificio o capturados en las cacerías, acerca de
las ofrendas en forma de tributos de los caparazones de tortuga, los rebaños de
ganado, medidas de vino y demás datos misceláneos.
Dada la naturaleza teocrática del estado Shang la
distinción entre escritos seculares y religiosos no resulta fácil de hacer. Sin
embargo, parece muy probable que un considerable conjunto de escritos no se
enfocase primariamente sobre el culto y el ritual. Un número relativamente
pequeño de escritos Shang no oraculares han sobrevivido sobre hueso, piedra,
cráneos humanos y de animales, cerámica y jade. Tales registros sirvieron como anotaciones
de los tributos, ejercicios de esculpir, etiquetas de las tablillas de los
ancestros, registros de sacrificios, genealogías y marcas de ceramistas.
En los períodos tardíos, textos como los manuales de
los rituales, regulaciones oficiales, listas de bienes funerarios o calendarios
fueron mayormente escritos sobre tiras de bambú o de madera. De tal modo, es
razonable sospechar que las gentes Shang también realizaron distinto tipo de
documentos escritos sobre tiras de madera.
Las inscripciones antiguas en China, sean sobre
bronces, hueso o cerámica, se caracterizaban por el cercano vínculo entre el
objeto inscrito mismo y el texto, de tal modo que el texto propiamente dicho se
refería al objeto. Así, por ejemplo, una inscripción oracular sobre hueso puede
ser vista como una “etiqueta” que nos informa acerca de que un hueso que
determinado adivino echó al fuego en un día concreto, y contenía un particular
tópico. Una inscripción sobre un bronce es también una etiqueta que informa de
que ese vaso ritual fue realizado para usar en los rituales ofrecidos a un
determinado ancestro. Las insignias pictográficas de clanes en bronces rituales
o en artefactos como un arma o un instrumento musical pudieron haber cumplido
una función similar.
Las inscripciones fueron auto referenciales; no fueron
textos independientes que hayan tenido una existencia autónoma por sí mismas.
Parece improbable que una cultura capaz de etiquetar objetos en esta manera con
considerable frecuencia, se hubiese limitado a sí misma escribiendo “etiquetas”
y nada más. Debió haber habido, en consecuencia, documentos sobre bambú o
madera, por ejemplo, referidos a eventos que acontecieron de modo independiente
del acto y el objeto de la inscripción.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR.
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