¿Fue
la fundación de la República romana un proceso “revolucionario” (en sentido
amplio del término)?. Sí y no. Dionisio de Halicarnaso (en Antigüedades Romanas) y el omnipresente T. Livio son
nuestras fuentes principales para reconstruir tal proceso. Cuentan algo
parecido, pero no igual. Semejante semejanza no obsta, de hecho, para que las
interpretaciones historiográficas difieran un tanto.
Se
destrona a Tarquinio el Soberbio, rey de origen etrusco, aboliéndose el régimen
monárquico a través de dos máximos magistrados con poderes ejecutivos, los
cónsules. El proceso ¿revolucionario?, fue inspirado, según la tradición
analística romana (en especial la Historia de Fabio Píctor, de fines del siglo
III a.e.c.), por Lucio Junio Bruto, apoyado por el Senado. En este caso, la
proposición de la destitución del rey y su familia va seguida de la institución
de las magistraturas consulares. En Livio, Bruto actuaría en armas desde su
puesto de tribuno de los celeres. Lo cierto es que, se podría decir, el
carácter “revolucionario” de la nueva institución es relativo (o, al menos,
dudoso), pues la elección de los primeros cónsules se produjo bajo la dirección
de un cargo monárquico (praefectus urbis), y únicamente con “presuntos” deseos
republicanos, a decir de Livio.
En
otro aspecto, sin embargo, si existe un proceso revolucionario; el de la
concepción de un poder nuevo (Res publica frente a Regnum), aunque la
magistratura consular tuvo un proceso formativo previo. La analística romana
afirma la presencia de dos magistrados anuales supremos (cónsules y pretores)
así como un magistrado único, praetor maximus, encargado de fijar un clavo en
el templo de Júpiter Capitolino para iniciar el cómputo anual. En este punto se
otean variantes a la hora de concretar el relevante proceso.
Es
posible que el anual y primigenio praetor maximus (en la monarquía al frente
del colegio de praetores minores), fuese luego sustituido por dos praetores
maiores, de nombre “cónsules” para recalcar su igualdad; esto es, los que se
sientan juntos. Tal posibilidad fue defendida en su momento por todo un A.
Momigliano. Pero también el rey pudo haber sido sustituido inicialmente por un
magister populi, limitado de poderes en el siglo V a.e.c. por los movimientos
de secesión de la plebe que llevarían a la creación de los tribunos de la
plebe. Así, ese magister populi se convertiría en magistratura extraordinaria
para emergencias. Esta posibilidad, muy a tener en cuenta, la sostuvo el reconocido
estudioso De Martino.
Ahora
bien, lo que resulta clarividente (más que propiamente revolucionario), es que
la revuelta contra Tarquinio y la realeza se produjo de parte de la nobleza
ecuestre, guardia de los reyes etruscos, con la intención de monopolizar el
poder como un patriciado con total control del Senado (formado por ellos, que
también controlaban el ejército).
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, junio, 2019.
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