Imágenes: arriba,
planta del Templo de la Ceniza, con el vestíbulo de las columnas, de Warka;
abajo, vaso pétreo de Warka o de Uruk, con diseños organizados en bandas que
muestran diversas actividades humanas.
Los
periodos principales que señalan las secuencias cronológicas y las fases de
ocupación en la Mesopotamia antigua son tres. El primero, y más arcaico, es El
Ubaid (5300-3600 a.e.c.), subdividido en Ubaid del 1 al 4, y que corresponde al
Badariense y Amratiense en el valle del Nilo, así como al Yarmukiense y parte
del período Bersheba-Ghasuliense en el Levante; el segundo es Uruk (3600-3100
a.e.c.) subdividido en antiguo y reciente, y coincidente con las fases Susa B y
C en el Juzistán, el Geerzense y el Predinásico reciente en el valle del Nilo,
así como el resto de la etapa Bersheba-Ghasuliense levantina; el tercero y
último es el período Jemdet Nasr (3100-2900 a.e.c.), que coincide con el Bronce
Antiguo levantina y las dos primeras dinastías egipcias. El período que aquí
destacaremos será el de Uruk (Warka, Erech en la Biblia).
Los
útiles que caracterizan al período, así como el sistema cultural que Uruk
representaba, estaban muy extendidos por todo el sur de Mesopotamia e, incluso,
más allá de la región. La cerámica
pintada se sustituye por otra, fabricada a torno rápido, con decoración de
motivos incisos. Los tipos cerámicos producidos en serie serán indicadores
claros del inicio de Uruk reciente, siendo su final asociado a las primeras
improntas de escritura. Las subdivisiones cronológicas posteriores se harán en
función de la arquitectura, la glíptica y las dinastías históricas.
En
la fase de Uruk antiguo la arquitectura sigue los precedentes de Ubaid 4, en tanto
que las cerámicas son grises y desciende notablemente la decoración pintada. En
el período reciente, entre 3400 y 3100 a.e.c., se constatan innovaciones
técnicas notables y cambios en las temáticas ornamentales. Abundan ahora los
cuencos con un borde biselado. La presencia de impresiones digitales y de
apliques e incisiones en la cerámica, aunado a asas en forma de soga, son
características destacables. Por otro lado, aparecen innumerables sellos, tanto
del tipo cilindro como del de estampilla, en los que destacan motivos
geométricos y temáticas zoomorfas, antropomorfas y naturalistas.
Lo más reseñable del período son
los edificios monumentales de Warka, comunidad que se había establecido en el
período Ubaid, cerca de Ur. Sus cerca de diez mil habitantes le habrían
conferido un claro estatus urbano. Los templos han proporcionado mucha información sobre la religión y el ritual. Muy poco se sabe, por el contrario,
de la actividad cotidiana de la sociedad, al no haber sido excavados talleres
artesanales, edificios cívicos y construcciones domésticas. La arquitectura más
antigua corresponde al denominado zigurat de Anu. La construcción más
conservada del recinto se conoce con el nombre de Templo Blanco, de planta
tripartita. En su sala central dos elementos han destacado por su relevancia.
El primero, un pedestal de forma rectangular, tal vez destinado a las ofrendas;
el segundo, una plataforma con escaleras, quizá base de una escultura. En el
interior hay varios nichos y en el exterior contrafuertes. Sus dimensiones y
algunos de sus elementos principales son cónsonos con los templos sumerios
históricos ulteriores.
Este complejo de Anu evidencia la
existencia de una elite que controlaba una gran fuerza de trabajo bien
organizada. Se implica, por lo tanto, una jerarquía institucionalizada que
tenía acceso privilegiado a los recursos económicos y a un gran número de
trabajadores y artesanos especializados.
El complejo más monumental es el
de los templos estratificados del recinto de Eanna, sitio ubicado en el centro
de la ciudad. En la época histórica estuvo dedicado al culto de Inanna, patrona
de Warka (en su advocación semítica Ishtar). En este recinto el templo más
arcaico es el denominado Templo de Caliza, con una gran sala en forma de T.
Otra edificación sobresaliente es el Templo de las Columnas, que presenta
columnas exentas y una decoración con mosaicos de conos arcillosos, que
estuvieron pintados de colores (negro, rojo y blanco). Estos conos
proporcionaban unos motivos ornamentales geométricos, en forma de zigzag,
bandas diagonales y triángulos. Esta arquitectura religiosa conforma una clara
evidencia, en consecuencia, de la presencia de una poderosa elite. En los
templos del zigurat de Anu los indicios de pedestales y altares para cremación
de ofrendas, así como la sofisticada planificación de los nichos internos del
recinto de Eanna, cuyas funciones pudieron ser tanto decorativas como rituales,
ejemplifican el poder de tal grupo elitesco presumiblemente religioso.
Otro de los elementos de la
cultura material de Uruk son los vasos de piedra. Destaca el vaso de Warka,
decorado con tres registros que presentan escenas de la vida cotidiana y
también religiosa. En el registro inferior se observan plantas y animales, en
tanto que en el intermedio se representa una procesión de hombres que van
desnudos y con sus cabezas rapadas, llevando consigo lo que parecen ofrendas de
vino y alimentos. En el registro superior pudiera representarse una escena
ritual en la cual se le presentan a una diosa varias ofrendas de comida. Otro
notable ejemplo es la naturalista cabeza de mármol de Warka, tal vez la parte
superior de una estatua femenina de madera. Esta estatuaria monumental de bulto
redondo precede la tradición artística sumeria.
La interpretación de las tablillas
de la etapa de Uruk reciente parece confirmar la introducción del arado en este
momento. Del mismo modo, las más antiguas noticias acerca de la invención de la
rueda también se registran entre los restos culturales principales del cuarto
milenio que corresponden al período Uruk, época en la que, asimismo, empezó a
emplearse el torno para la fabricación cerámica. No se debe olvidar que los
carros fueron fundamentales para el transporte, facilitando la intensificación
de una economía eminentemente redistributiva.
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