1 de diciembre de 2019

Cartografía antigua: mapa babilónico del mundo




La tablilla de arcilla conocida inicialmente como Imago mundi, y luego, más correctamente como mapa babilónico del mundo, fue un espectacular hallazgo, hoy clásico, que se produjo en el antiguo núcleo babilónico de Sippar a fines del siglo XIX. Descubierta por el arqueólogo Hormuzd Rassam, la tablilla, datada entre los siglos VII y VI a.e.c., contiene el primer mapa conocido del que se tenga noticia. Ya en el siglo XX, el asiriólogo I. Finkel encontró otro fragmento del mismo mapa, que completaba la primera tablilla. Hoy se conserva en el British Museum.
El pequeño mapa (de apenas 12 centímetros de altura), está compuesto por varias formas geométricas acompañadas por inscripciones en cuneiforme, referidos a topónimos, distancias entre lugares y accidentes geográficos variados. En el centro del esquema se encuentra Babilonia, en forma rectangular y cruzada por un río, el Éufrates, cuyo curso se representa con dos líneas paralelas, mostrándose desde sus fuentes anatólicas y hasta la desembocadura en el golfo Pérsico. Una referencia en acadio al norte de Babilonia señala una cadena montañosa, seguramente los Zagros, mientras que en el sur se menciona Susa, la capital elamita. La ciudad de Urartu figura al noreste, en tanto que la capital de los casitas (Habban) se sitúa (en realidad de modo incorrecto), en el noroeste.
Mesopotamia está rodeada por el “río amargo” (denominación del Océano), que divide la región exterior en siete territorios, todos ellos entendidos como lejanos. Se escenifican por medio de triángulos. Allende estos territorios alejados está ubicado el cosmos, con presencia de los astros y constelaciones. Estaríamos, entonces, ante una representación del mundo conocido, pero también ante un tributo debido al dios tutelar babilonio, Marduk, responsable de su creación. Este es el motivo por el cual la tierra conocida, lo que incluye montañas, ríos, el océano y las ciudades, se representa en el interior de una circunferencia que la separa del cosmos (un modo de indicar la presencia separada de Tierra y Cielo). Es posible, según se interpreta a partir del poema babilónico Enuma Elish, que los mencionados triángulos simbolizasen puentes de conexión del mundo terrenal con las dieciocho constelaciones de dioses a los que Marduk tuvo que vencer.
Aunque este mapa no es topográfico en un sentido estricto, sí es un intento documentado de representar el mundo conocido en esa época y lugar, de un modo tanto completo como orgánico. Este hecho lo convierte en excepcional.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, Diciembre, 2019.

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