1 de enero de 2022

Arqueología y arte minoico-cretense y micénico






Imágenes, de arriba hacia abajo: la Dama de Micenas, pintura al fresco micénica, datada en el siglo XIII a.e.c. Museo Arqueológico Nacional de Atenas; vista parcial de la ciudadela de Micenas, con el círculo de Tumbas A; Friso de los Grifos, pintura mural de la sala del trono del palacio de Cnosos. Período Minoico II, hacia 1450-1400 a.e.c.; pintura mural con el Fresco de la Procesión restaurado, del palacio de Cnosos. Hoy en el Museo Arqueológico de Heraklión y; deidad minoica de las serpientes, Museo Arquelógico de Heraklión, datada hacia 1600 a.e.c.

La arquitectura minoica es arquitrabada y aterrazada, con presencia de muros de piedra enlucidos y soportes en forma de pilares y columnas, estas últimas policromadas. La columna era normalmente de madera con un fuste liso o estriado y con la parte inferior menos ancha que la superior. Los techos estaban formados con vigas de madera. Las ciudades, como Gurnia o Akrotiri, no tenían murallas y contaban con casas de dos pisos, algunas decoradas con pinturas. Por otro lado, no hay constancia de templos, solamente de santuarios rupestres en las montañas o en las cavernas. No obstante, existían oratorios en los palacios, en los que pudo haber algunos altares.

En la arquitectura funeraria destacan sobremanera los tholoi (cámaras circulares cubiertas con falsa cúpula, antecedentes de los ejemplares micénicos), así como las tumbas en forma rectangular con varias cámaras. En los ajuares funerarios aparecieron notables sarcófagos, algunos de ellos rectangulares, con patas y tapadera, hechos en terracota.

La principal tipología arquitectónica minoica es, sin duda, la referida a los palacios, complejos de construcciones de carácter abierto, erigidos en lugares elevados, de carácter funcional, organizados en torno a un gran patio central, con estancias público-administrativas y habitaciones privadas. Su trazado es laberíntico y asimétrico, contando con dos o tres plantas con terrazas. Las estancias se decoraron con pinturas al fresco. Entre los más célebres se encuentran Faistos, Cnosos, Malia y Hagia Triada.

La escultura minoico-cretense se halla en forma de pequeñas esculturas exentas, hechas en porcelana vidriada, marfil, oro o terracota. Se trata, mayormente, de esculturas femeninas de diosas o sacerdotisas. Destacan las llamadas Damas de las Sierpes, datadas en el Minoico Medio, trajeadas, con faldas con volantes y con un escote que deja el pecho al descubierto. Los tocados suelen ser tiaras con presencia de animales. El relieve, por su parte, es poco común. Se encuentra reflejado en vasos, probablemente de uso ritual, en los que hay bajorrelieves con decoración antropomórfica y geométrica. Sobresalen, en tal sentido, el Vaso del Príncipe, el Vaso de los Segadores y los Vasos de Vafio.

La pintura es un clásico referente estético minoico-cretense. Sus ejemplos suelen datarse en el Minoico Medio y, sobre todo, el Reciente, entre 1550 y 1400 a.e.c. Se trata de una pintura al fresco con colores minerales sobre muros estucados, cuyos precedentes inmediatos se hallan en el Egipto del Reino Nuevo y también en el mesopotámico palacio de Mari, en Siria. Hay un empleo primordial se colores vivos, claros, planos e idealizados (por ejemplo, delfines o monos azules), con predominio del azul, el verde, el ocre y el blanco. Es una pintura sin profundidad, con una temática vitalista y cotidiana, con presencia de animales, reales o fantásticos, predominando la fauna marina, los paisajes y las escenas rituales o de juegos.

Se puede catalogar como una pintura elegante, de formas ondulantes, con una figuración humana en la que las personas se representan jóvenes, atléticas y ágiles. Las mujeres aparecen vestidas con un largo vestido con falda de volantes, además de portar adornos y peinados auténticamente sofisticados. Los fondos suelen ser lisos y unicolor. Se destacan, por ejemplo, el príncipe de las flores de lis en Cnosos, tal vez un rey-sacerdote; la parisina, una mujer noble o sacerdotisa, con un perfil marcado con líneas y un traje con un lazo sacro a la espalda; el fresco de la tauromaquia, en Cnosos; el pescador (en Akrotiri), un chico de piel oscura con una sarta de peces, en una postura que recuerda la pintura egipcia; o los pugilistas, dos naturalistas niños luchando en una suerte de combate de boxeo.

La cerámica destaca a partir del Minoico Medio, sobresaliendo la llamada cerámica de Kamares, de fondos oscuros con decoración geométrica y figuración zoomorfa marina. También es relevante la cerámica de Estilo de Palacio, del Minoico Reciente. Es naturalista, con presencia de formas vegetales estilizadas, así como de animales marinos como la estrella de mar, el pulpo o la medusa, que ocupan con sus cuerpos casi toda la vasija.

En lo tocante al arte micénico, lo primero que habría que señalar es que se trata de un arte desarrollado en el período helénico continental a fines de la Edad de Bronce, entre 1600 y 1200 a.e.c. En la arquitectura sobresalen las ciudadelas fortificadas en lugares elevados (Micenas, Tirinto), con presencia de murallas ciclópeas, así como el mégaron (salón de los palacios a uno de los lados del patio central). En estas ciudadelas amuralladas había una puerta de entrada principal de gran tamaño, como la célebre Puerta de los Leones en Micenas, sobre cuyo dintel destacan dos leones en relieve frente a una columna. También son un referente principal los palacios (en Pilos, Tirinto o Micenas), centros administrativos organizados en torno a una serie de patios. Las diversas salas tenían funciones muy diversas. Sobresale, fundamentalmente, el Palacio de Néstor.

El mégaron, por su parte, entendido como el antecedente del templo griego arcaico, constaba de un pórtico in antis, un vestíbulo o pronaos, una sala principal (naos), con un hogar central rodeado de columnas, y una sala del tesoro. Inicialmente era el lugar en donde los reyes recibían las delegaciones o se celebraban banquetes rituales. Más tarde se emplearon para rendir culto a las deidades a través de esculturas y exvotos. Fueron muy relevantes de los Micenas, Tirinto, Atenas y Pilos.

En lo concerniente a la arquitectura funeraria hay que mencionar el Círculo de Tumbas de Micenas, en el interior de la ciudadela. Se trata de sepulturas rodeadas de una muralla. Además debe mencionarse la famosa Tumba de Atreo (llamada Tesoro de Atreo o tumba de Agamenón), un tholos abovedado precedido de un corredor que pudo contener los restos de algún soberano de Micenas.

En lo que se refiere a la escultura, hay que señalar que es de pequeño tamaño, hecha en marfil, terracota y piedra, representando figuras antropomorfas. El cuerpo es un cilindro en el que destacan los dos senos, además de los ojos grandes, redondos y una nariz pronunciada. En cualquier caso, también hay una figuración zoomorfa (a base de toros) así como de carruajes de guerra. El ejemplo más peculiar es la denominada Tríada Divina (dos mujeres vestidas pero con los senos descubiertos y un niño delante de ambas). Parecen representar a Perséfone, Deméter y Lacco (Triptólemo), representando con ello la fertilidad agraria.

La pintura micénica es de influencia cretense. Se focaliza en la pintura al fresco sobre paredes con estuco, destacando los colores azul, rojo, amarillo y blanco. En lo relativo a la temática destacan las escenas de caza y de guerra, además de la figuración geométrica. Son relevantes las pinturas de los palacios de Pilos y de Tirinto. En Tirinto se encuentra la no menos célebre Dama Oferente, una figura femenina con los pechos al descubierto y un sofisticado peinado, que lleva una ofrenda en sus manos.

En el apartado de la cerámica y la orfebrería hay que remarcar que hablamos de una cerámica decorada con motivos bélicos, escenas de caza y pesca, además de motivos mitológicos. Todo ello acompañado de figuración geométrica, como espirales y meandros. Existieron ejemplares metálicos, sobre todo en bronce, y también en marfil. Un aspecto destacado en el ámbito de la orfebrería son las armas, los vasos de bronce martilleado y las máscaras funerarias en oro (como es el caso de la famosísima máscara de Agamenón, que apareció sobre la cara de un cadáver en la Tumba V del Círculo de Tumbas A de Micenas). También abundan no obstante, como parte del ajuar funerario, las espadas, cuchillos, copas y coronas.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, enero, 2022.

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