Imágenes, de arriba
hacia abajo: la Dama de Micenas, pintura al fresco micénica, datada en el siglo
XIII a.e.c. Museo Arqueológico Nacional de Atenas; vista parcial de la
ciudadela de Micenas, con el círculo de Tumbas A; Friso de los Grifos, pintura
mural de la sala del trono del palacio de Cnosos. Período Minoico II, hacia
1450-1400 a.e.c.; pintura mural con el Fresco de la Procesión restaurado, del
palacio de Cnosos. Hoy en el Museo Arqueológico de Heraklión y; deidad minoica
de las serpientes, Museo Arquelógico de Heraklión, datada hacia 1600 a.e.c.
La
arquitectura minoica es arquitrabada y aterrazada, con presencia de muros de
piedra enlucidos y soportes en forma de pilares y columnas, estas últimas
policromadas. La columna era normalmente de madera con un fuste liso o estriado
y con la parte inferior menos ancha que la superior. Los techos estaban
formados con vigas de madera. Las ciudades, como Gurnia o Akrotiri, no tenían
murallas y contaban con casas de dos pisos, algunas decoradas con pinturas. Por
otro lado, no hay constancia de templos, solamente de santuarios rupestres en
las montañas o en las cavernas. No obstante, existían oratorios en los
palacios, en los que pudo haber algunos altares.
En
la arquitectura funeraria destacan sobremanera los tholoi (cámaras circulares cubiertas con falsa cúpula, antecedentes
de los ejemplares micénicos), así como las tumbas en forma rectangular con
varias cámaras. En los ajuares funerarios aparecieron notables sarcófagos,
algunos de ellos rectangulares, con patas y tapadera, hechos en terracota.
La
principal tipología arquitectónica minoica es, sin duda, la referida a los
palacios, complejos de construcciones de carácter abierto, erigidos en lugares
elevados, de carácter funcional, organizados en torno a un gran patio central,
con estancias público-administrativas y habitaciones privadas. Su trazado es
laberíntico y asimétrico, contando con dos o tres plantas con terrazas. Las
estancias se decoraron con pinturas al fresco. Entre los más célebres se
encuentran Faistos, Cnosos, Malia y Hagia Triada.
La
escultura minoico-cretense se halla en forma de pequeñas esculturas exentas,
hechas en porcelana vidriada, marfil, oro o terracota. Se trata, mayormente, de
esculturas femeninas de diosas o sacerdotisas. Destacan las llamadas Damas de
las Sierpes, datadas en el Minoico Medio, trajeadas, con faldas con volantes y
con un escote que deja el pecho al descubierto. Los tocados suelen ser tiaras
con presencia de animales. El relieve, por su parte, es poco común. Se
encuentra reflejado en vasos, probablemente de uso ritual, en los que hay
bajorrelieves con decoración antropomórfica y geométrica. Sobresalen, en tal
sentido, el Vaso del Príncipe, el Vaso de los Segadores y los Vasos de Vafio.
La
pintura es un clásico referente estético minoico-cretense. Sus ejemplos suelen
datarse en el Minoico Medio y, sobre todo, el Reciente, entre 1550 y 1400
a.e.c. Se trata de una pintura al fresco con colores minerales sobre muros
estucados, cuyos precedentes inmediatos se hallan en el Egipto del Reino Nuevo
y también en el mesopotámico palacio de Mari, en Siria. Hay un empleo
primordial se colores vivos, claros, planos e idealizados (por ejemplo,
delfines o monos azules), con predominio del azul, el verde, el ocre y el
blanco. Es una pintura sin profundidad, con una temática vitalista y cotidiana,
con presencia de animales, reales o fantásticos, predominando la fauna marina, los
paisajes y las escenas rituales o de juegos.
Se
puede catalogar como una pintura elegante, de formas ondulantes, con una
figuración humana en la que las personas se representan jóvenes, atléticas y
ágiles. Las mujeres aparecen vestidas con un largo vestido con falda de
volantes, además de portar adornos y peinados auténticamente sofisticados. Los
fondos suelen ser lisos y unicolor. Se destacan, por ejemplo, el príncipe de
las flores de lis en Cnosos, tal vez un rey-sacerdote; la parisina, una mujer
noble o sacerdotisa, con un perfil marcado con líneas y un traje con un lazo
sacro a la espalda; el fresco de la tauromaquia, en Cnosos; el pescador (en Akrotiri),
un chico de piel oscura con una sarta de peces, en una postura que recuerda la
pintura egipcia; o los pugilistas, dos naturalistas niños luchando en una
suerte de combate de boxeo.
La
cerámica destaca a partir del Minoico Medio, sobresaliendo la llamada cerámica
de Kamares, de fondos oscuros con decoración geométrica y figuración zoomorfa
marina. También es relevante la cerámica de Estilo de Palacio, del Minoico
Reciente. Es naturalista, con presencia de formas vegetales estilizadas, así
como de animales marinos como la estrella de mar, el pulpo o la medusa, que
ocupan con sus cuerpos casi toda la vasija.
En
lo tocante al arte micénico, lo primero que habría que señalar es que se trata
de un arte desarrollado en el período helénico continental a fines de la Edad
de Bronce, entre 1600 y 1200 a.e.c. En la arquitectura sobresalen las
ciudadelas fortificadas en lugares elevados (Micenas, Tirinto), con presencia
de murallas ciclópeas, así como el mégaron
(salón de los palacios a uno de los lados del patio central). En estas
ciudadelas amuralladas había una puerta de entrada principal de gran tamaño,
como la célebre Puerta de los Leones en Micenas, sobre cuyo dintel destacan dos
leones en relieve frente a una columna. También son un referente principal los
palacios (en Pilos, Tirinto o Micenas), centros administrativos organizados en
torno a una serie de patios. Las diversas salas tenían funciones muy diversas.
Sobresale, fundamentalmente, el Palacio de Néstor.
El
mégaron, por su parte, entendido como
el antecedente del templo griego arcaico, constaba de un pórtico in antis, un vestíbulo o pronaos, una
sala principal (naos), con un hogar
central rodeado de columnas, y una sala del tesoro. Inicialmente era el lugar
en donde los reyes recibían las delegaciones o se celebraban banquetes
rituales. Más tarde se emplearon para rendir culto a las deidades a través de
esculturas y exvotos. Fueron muy relevantes de los Micenas, Tirinto, Atenas y
Pilos.
En
lo concerniente a la arquitectura funeraria hay que mencionar el Círculo de
Tumbas de Micenas, en el interior de la ciudadela. Se trata de sepulturas
rodeadas de una muralla. Además debe mencionarse la famosa Tumba de Atreo
(llamada Tesoro de Atreo o tumba de Agamenón), un tholos abovedado precedido de un corredor que pudo contener los
restos de algún soberano de Micenas.
En
lo que se refiere a la escultura, hay que señalar que es de pequeño tamaño,
hecha en marfil, terracota y piedra, representando figuras antropomorfas. El
cuerpo es un cilindro en el que destacan los dos senos, además de los ojos
grandes, redondos y una nariz pronunciada. En cualquier caso, también hay una
figuración zoomorfa (a base de toros) así como de carruajes de guerra. El
ejemplo más peculiar es la denominada Tríada Divina (dos mujeres vestidas pero
con los senos descubiertos y un niño delante de ambas). Parecen representar a
Perséfone, Deméter y Lacco (Triptólemo), representando con ello la fertilidad
agraria.
La
pintura micénica es de influencia cretense. Se focaliza en la pintura al fresco
sobre paredes con estuco, destacando los colores azul, rojo, amarillo y blanco.
En lo relativo a la temática destacan las escenas de caza y de guerra, además
de la figuración geométrica. Son relevantes las pinturas de los palacios de
Pilos y de Tirinto. En Tirinto se encuentra la no menos célebre Dama Oferente,
una figura femenina con los pechos al descubierto y un sofisticado peinado, que
lleva una ofrenda en sus manos.
En
el apartado de la cerámica y la orfebrería hay que remarcar que hablamos de una
cerámica decorada con motivos bélicos, escenas de caza y pesca, además de
motivos mitológicos. Todo ello acompañado de figuración geométrica, como
espirales y meandros. Existieron ejemplares metálicos, sobre todo en bronce, y
también en marfil. Un aspecto destacado en el ámbito de la orfebrería son las
armas, los vasos de bronce martilleado y las máscaras funerarias en oro (como
es el caso de la famosísima máscara de Agamenón, que apareció sobre la cara de
un cadáver en la Tumba V del Círculo de Tumbas A de Micenas). También abundan
no obstante, como parte del ajuar funerario, las espadas, cuchillos, copas y
coronas.
UM-AEEAO-UFM, enero, 2022.
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