1 de agosto de 2022

Metamorfosis religiosa: Jesús-Buda del maniqueísmo chino

En la imagen una pintura maniquea de Jesús-Buda, un Cristo como Buda en un rollo colgante de seda pintado, datado en los siglos XII y XIII (de época Song del Sur), que se encuentra en el templo japonés (Kôshû, Yamanashi) de Seiunji. Se trata de uno de los seis rollos colgantes maniqueos chinos de Zhejiang que fueron denominados Yí shu fó zhên o Pintura de seda del Buda-profeta Jesús. Eran pinturas de la iglesia maniquea china que muy probablemente se emplearon como objetos de veneración y enseñanza.

La figura, con líneas doradas y con presencia de varios colores, está sentada en padmasana o postura del loto, y encapuchada, con sus manos juntas en torno a un pequeño cofrecillo. Se entiende la figura si se recuerda que en el maniqueísmo gnóstico Jesús, como Gautama (esto es Siddarta), Zoroastro y Mani, se incluían en el grupo de los profetas. La figura nimbada se encuentra sobre una seda de color marrón, y si se observa con detenimiento, puede verse que sostiene en su mano izquierda un pequeño pedestal de loto rojo con una cruz de oro (Cruz de Luz), de brazos iguales. Se trata del mismo tipo de cruz (en relieve) que se halla en la cima de la estela nestoriana de Si Ganfu, Xi’an, hallada en 1625, pero que había permanecido enterrada desde la famosa persecución de 845, en la época dinástica Tang.

Aparte del nimbo alrededor de la cabeza se vislumbra el contorno de una mandorla enmarcando el cuerpo. El Cristo-Buda está sobre un elaborado pedestal en forma de soporte hexagonal de varias capas que sostiene un loto con un conjunto de pétalos abiertos en cinco anillos. Cada uno de los pétalos evoca un altar en miniatura.

Se ha dicho, no sin razón, que el rollo simboliza una metamorfosis religiosa de lo más interesante, al ser empleado por maniqueos del sur de China, quienes venerarían la representación hasta mediado el siglo XVI; luego al haber funcionado como un objeto cristiano en Japón durante poco más de medio siglo (entre el XVI y el XVII); y al haber sido utilizado, desde el XVII hasta la actualidad, como un símbolo budista en el país nipón, en donde los fieles budistas lo han considerado una representación de un bodhisattva celestial del budismo esotérico de nombre Âkâsagarbha. Aunque no hay registro histórico al respecto que lo corrobore, varias leyendas atribuyen la pertenencia de la pìntura a un daimyô cristiano, de nombre Arima Harunobu (Protasio como nombre bautismal) que habría estado en contacto con los jesuitas y con los portugueses (de quien recibiría armas), acabando sus días ejecutado por el poder del sogunado debido a su participación en la destrucción (acompañado de jesuitas) de templos y santuarios sintoístas y budistas.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, agosto, 2022.  

 

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