Imágenes, de arriba
hacia abajo: la naveta des Tudons; el talaiot de Torellonet Vell, en la isla de
Menorca y; taula y talaiot de Trepucó.
En
las islas de Menorca y Mayorca se desarrolla en época del Bronce Inicial lo que
se ha venido a denominar, desde una perspectiva arqueológica, como mundo
Navetiforme. La fase formativa o Navetiforme I ocurriría en el Bronce Inicial,
en tanto que el apogeo (Navetiforme II) aconteció entre 1400 y 1000 a.e.c. Este
último momento supone el abandono de las antiguas necrópolis de tipo dolmen así
como las del tipo hipogeo, si bien se mantiene la inhumación colectiva en cavernas[1].
Solamente en Menorca aparecen en esta fase las navetas de enterramiento.
Las
navetas de enterramiento son recintos de inhumación grupal que inician su
andadura en el Navetiforme II, aunque al igual que las cuevas de inhumación
colectiva, perdurarán hasta la primera fase propiamente talayótica. Se puede
destacar la naveta de Ses Arenes (con casi setenta cadáveres). Por su parte, en
Cova des Cárritx se documentó un ritual funerario en el que se le cortaba el
pelo a los fallecidos para luego guardarlo en unos pequeños recipientes de
madera. Aunque se desconoce el significado de tal ritual, parece claro que
algunas prácticas funerarias enfatizaban los cabellos y el cráneo. En otra
cueva (des Mussol), se documentan prácticas ideológico-religiosas en las que
participaban pequeñas esculturas en madera. Una de ellas presentaba un
personaje de rostro humano con cuernos, iconográficamente afín a las conocidas
representaciones del Cernunnos celta.
Las
viviendas del Navetiforme II se originan en el Navetiforme I hacia la mitad del
II milenio, y son de planta alargada terminada en uno de sus extremos en forma
semicircular o absidal. En su interior son comunes los hogares, las banquetas y
demás mobiliario de interior. Aparecen aisladas o, en algunos casos, en pequeños
grupos colindantes de dos o tres.
La
cultura talayótica propiamente dicha de Mayorca y Menorca comienza en el Bronce
Final. La fase formativa se fecha entre 1000 y 900 mientras que la de pleno
desarrollo entre 900 y 800 a.e.c. Se trata de una evolución autóctona que
perdurará algunos siglos, aproximadamente hasta 600 a.e.c., y en la cual
destaca como rasgo fundamental la arquitectura, concretamente los monumentos
turriformes conocidos como talaiots (esto es, atalayas). Es una arquitectura
megalítica, que presenta edificaciones públicas monumentales, no sólo los
mencionados talaiots sino también taulas, santuarios y recintos amurallados.
Los
talaiots están conformados por grandes bloques pétreos. Son torres de planta
circular y de sección troncocónica, cuyas funciones pudieron ser variables:
para organizar banquetes funerarios, como centros redistribuidores, espacios de
reunión comunitaria del poblado y hasta lugares para despiezar carne[2].
Las taulas o mesas, por su parte, exclusivas de Menorca, son recintos rituales
o santuarios con un muro que delimita un espacio a cielo abierto, habitualmente
con una cabecera absidal, en cuyo centro se erigía una megalítica estructura de
piedra formada por una piedra hincada
sobre al cual otra se sostenía en horizontal. Los santuarios presentan plantas
cuadrangulares o absidales. Al igual que las taulas aparecen aislados (mientras
que los talaiots pueden verse aislados o haber formado parte de poblados
amurallados de plantas irregulares).
Las
casas en Mayorca tienen plantas arriñonadas o cuadradas, con presencia de
pilastras o columnas de sustentación; en Menorca, por el contrario, las casas
circulares o radiales con un patio central son mucho más frecuentes. En el
interior de las mismas destaca un mobiliario formado por banquetas,
plataformas, hogares y depósitos para el agua.
La
configuración y desarrollo de la cultura talayótica se acompañó de un
crecimiento demográfico y de la nuclearización de la población. La estructura
económica se centraba en la ganadería de cerdos, bovinos y ovicápridos, y mucho
menos en la agricultura, esencialmente de cereales.
En
relación, finalmente, al registro funerario talayótico, se puede decir que al
principio, en las primeras centurias, pervivieron los enterramientos colectivos
en cueva, propios de la tradición Navetiforme, como es el caso del yacimiento
de la Cova des Pas, en Menorca, datada entre 900 y 800 a.e.c., en donde
aparecieron más de setenta individuos inhumados en posición fetal envueltos en
sudarios de piel de buey.
El
denominado período postalayótico alcanza hasta el 123 a.e.c., momento en que
Menorca es incorporada el imperio romano. El recinto de taula es ahora, en
lugar del talaiot, el edificio que vertebra los poblados (Talatí de Dalt,
Trepucó). Se construyen las casas adosadas mientras que las prácticas
funerarias se llevan a cabo en necrópolis en grandes cuevas artificiales, como
el conocido ejemplo de la necrópolis de cala Morell.
Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, octubre, 2019.
[1] Los enterramientos en cuevas se
pueden ver en Es Cárritx, en Ciutadella, Menorca, o en el Forat de Ses Aritges,
en la misma localidad menorquina.
[2] A pesar de las diversas
funciones plausibles, el talaiot es un monumento claramente comunal, desde una
perspectiva tanto ideológica como económica.
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