Imágenes (de arriba
hacia abajo): mosaico de la Casa de Dionisos, en Pafos; mosaico de Océano y
Tetis. Zeugma, sur de Turquía, siglo II a.e.c.; y mosaico teselado de
Alejandría, que muestra un perro entrenado. Quizá represente la mascota
favorita de algún señor, su compañero en la caza o en el banquete. Siglo II
a.e.c.
Hacia
el siglo II (si bien más probablemente el III a.e.c.), la técnica pétrea fue
reemplazada por el mosaico teselario. Se ha dicho que el deseo de imitar la
pintura pudo ser la fuerza conducente que estuvo en la invención del mosaico
con teselas, que ofrece un mayor rango de colores y el empleo de materiales
artificiales (vidrio, terracota, fayenza). Los pequeños paneles (emblemata)
en algunos mosaicos de los siglos II y I asemejan, ciertamente, pinturas. Una
fina técnica, a partir del uso de tesserae
minúsculas (opus vermiculatum), a menudo unidas con mortero pintado
realza los efectos.
Se
ha pensado que el vínculo perdido ente ambos tipos de mosaicos se encontraría
en una casa en Morgantina, Sicilia, en donde un mosaico representa a Ganimedes
siendo transportado por el águila de Zeus. Está confeccionado mayormente con
teselas pero también incluye unas pocas piezas de piedra con las que se forman
pequeños elementos, como el codo y los testículos de Ganimedes, y ciertas
formas geométricas sólidas en los bordes. Los arqueólogos creen que la casa fue
abandonada tras el saqueo de los romanos en 211 a.e.c., y por tanto, datan la
construcción entre 260 y 250 a.e.c. en función de una moneda encontrada bajo el
umbral.
Pero
este desarrollo mixto no es exclusivo de una única región. Dependiendo de los
autores, diversos lugares jugaron un papel relevante. Es el caso de zonas del
Egeo, como Clazómene y Tebas, o de ciudades como Alejandría, en donde diversos
pavimentos combinan piedras con teselas en distintas proporciones. Así mismo,
se ha propuesto una datación en el siglo IV o principios del III a.e.c. para
los mosaicos de piedra con algunas teselas en Assos, Gela, Atenas, Maronea,
Elea o Arpi.
Es muy probable que la técnica del teselado, que fue
refinada en las cortes helenísticas, lo haya sido como resultado de un
mecanismo para difundir la riqueza y el poder de los reyes. Ejemplos
muy destacados son los pavimentos de los palacios en Pérgamo, que se datan en
la época del reinado de Eumenes II (197-159 a.e.c.) o de su sucesor Atalo II
(159-138 a.e.c.), así como el grupo de mosaicos de Delos, fechados entre 166,
cuando los romanos convirtieron la isla en puerto libre, y los ataques de
Mitrídates del Ponto en el 88 y de los piratas en 69 a.e.c. Los mosaicos
pergameneos fueron comisiones reales en tanto que los delios se hallaron en
casas más modestas y en apartamentos de mercaderes.
Los mosaicos teselados helenísticos se han encontrado
por toda Grecia y a lo largo del Egeo, pero también en el Levante, Asia Menor,
Cirenaica, Egipto, Magna Grecia, Sicilia y la Península Ibérica. Tal
proliferación refleja, al menos en parte, la expansión del poder y, sobre todo,
la cultura griega. Del mismo modo,
también parece ser el producto de una incrementada prosperidad y movilidad
social.
La mayoría de los mosaicos con teselas se encuentran
en los interiores de las casas, y unos pocos en edificaciones públicas, templos
y baños. Se emplearon en dependencias de variadas formas y tamaños, si bien la
ubicación más típica fue en las grandes habitaciones rectangulares con una
puerta en la mitad de uno de los lados largos. Aunque también se han encontrado
en habitaciones menores y en lugares abiertos al frente que se encaran hacia el
patio (exedras), al igual que en los patios o los peristilos. En el interior de
las casas se aprecian distintos tipos de pavimentos que forman una jerarquía y
que marcan, por lo tanto, la relevancia de los diferentes espacios.
Sin duda, los mosaicos teselados se reservaron para
las mejores habitaciones, a veces combinado con mármol pintado, estuco
moldeado, elementos arquitectónicos e, incluso, frisos figurados. Una opción
lujosa fue el opus sectile, piezas de piedra coloreadas cortadas de
forma que configuran un diseño (como los cubos). La mayoría de los mosaicos de
este tipo helenísticos siguieron el mismo diseño básico como los mosaicos
pétreos, con bordes concéntricos que estructuran un campo central, que puede
contener una o más figuras o paneles florales. Usualmente, aparece cubierto de
patrones geométricos.
En estos mosaicos todavía se observan elementos
conectados con Dionisos. Muy populares son las máscaras, que pueden evocar al
dios como patrón del teatro y también aludir, como reflejo, al disfrute del
drama. Las máscaras aparecen, algunas veces, en conjuntos asociados a
guirnaldas de hojas, flores y frutos, lo que podría simbolizar el rol de
Dionisos como una divinidad de la vegetación y la fertilidad, al igual que
hacen otros motivos de plantas, caso de las rosetas fantásticas y la profusión
de flores y hojas pobladas por delicados pájaros e insectos. Estos motivos son
típicos de la decoración interior helenística. Probablemente, querían presentar
una impresión genérica de abundancia, prosperidad y hospitalidad.
Los motivos arquitectónicos siguieron siendo comunes.
El mayor rango de colores disponibles en estos mosaicos hacía más fácil una
representación realista. Del mismo modo, también hacía más cómoda la
representación del mundo natural de forma realista. Diversos detallados emblemata mostraban ahora una variedad
de peces y crustáceos con extraordinario detalle y precisión, una moda que
pudiera explicarse por el interés helenista en las ciencias naturales y, tal
vez también, por el estatus que los peces conferían, pues se entendía que
formaban parte de un alimento de lujo. También las aves fueron populares.
Los animales salvajes y las criaturas míticas están
casi prácticamente ausentes de los mosaicos teselados griegos. Se ha explicado
tal ausencia señalando que habría mucha menor imaginería masculina vehemente
que la característica de los mosaicos en piedra. La razón estribaría en que las
estancias decoradas con mosaicos eran ahora usadas por el conjunto de la
familia, aunque también pudo deberse a un cambio de ideales, que se
modificarían desde los valores militaristas y agresivos del período clásico a
unos más dulcificados. No obstante, todavía se pueden observar algunas pocas
escenas de caza.
Diversos mosaicos presentan ahora imágenes conectadas
con las victorias en los eventos atléticos o de otra índole. En Delos, un
mosaico muestra un ánfora Panatenaica con la corona y la rama de palma del
vencedor. Estos motivos, probablemente, proyectaban un aura de éxito y buena
fortuna, aunque también pudieron haber implicado que el propietario frecuentaba
el gymnasion, un relevante marcador de estatus social. De modo análogo,
los temas como el drama o los peces, se pueden entender como una forma de
sugerir interés en la literatura y el aprendizaje, señas de identidad propias
de una elite ociosa.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR
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