En el marco de los paradigmas de las oleadas
migratorias semitas, los arameos fueron comparados a los amorritas, cuya
presencia histórica es muy anterior, así como a los árabes, cuya actividad
histórica es, por el contrario, muy posterior. Entre todos ellos habrían
existido continuidades tipológicas y lingüísticas. Se ha hablado de flujos
migratorios continuos desde las regiones desérticas hacia las tierras de
cultivo y una evidente contraposición entre estas poblaciones y las cananeas
sedentarias. Pero la diferencia entre arameos y cananeos es más de carácter
social y no tanto de época de llegada de los primeros. Aunque los arameos
proceden del elemento nómada, presente en la región desde la época del Bronce
Tardío, estuvieron en contacto con los sedentarios. A partir del siglo XII
a.e.c. los arameos se mezclan con los campesinos asentados y son en parte
asimilados, en esencial por los cananeos, con los que existe un emparentamiento
lingüístico. Las diferencias entre el arameo y el cananeo no son un indicador
de la aparición de nuevos grupos, sino de una progresiva diferenciación.
Las tribus que en el Bronce Tardío se encargaban del
pastoreo seminómada (los suteos en Siria y los Akhlamu en la Alta Mesopotamia), se pueden considerar los
antecedentes de los arameos. Sin embargo, entre estos pueblos de los siglos XIV
y XIII a.e.c. y los arameos, de los siglos XI y X, existieron muchas
diferencias. Ahora, en la alta Mesopotamia, en los montes y mesetas semiáridas
se producen asentamientos de arameos en la Edad del Hierro, una sedentarización
en toda regla. La crisis de los imperios regionales confiere a los arameos,
además, una libertad de acción inusitada. El grupo pastoral ahora ya no es marginal. Por otro lado, las rutas
comerciales y su orientación sitúan a las ciudades-estado arameas de Siria en
el eje del sistema comercial próximo-oriental. En el centro y sur de
Mesopotamia hay una mayor separación entre desierto y valles de regadío, la
urbanización está más arraigada y el poder político es más fuerte. Las tribus
arameas aparecen separadas y el proceso de sedentarización aquí es parcial. En
vez de estados con su correspondiente ciudad lo que ocurre es que subsisten las
tribus (utuayu, laqe, gambulu, pukudu y los caldeos de la Baja Mesopotamia).
En las zonas de lengua cananea el elemento arameo es
una evolución local, con continuidades lingüísticas y fáciles asimilaciones
recíprocas entre campesinos y nómadas en entidades nacionales más o menos
homogéneas, pero en las regiones donde el elemento arameo se sobrepone a
poblaciones distintas, hurritas en el Alto Tigris, asirios en el Éufrates
Medio, babilonios en el centro y sur mesopotámicos y neohititas en el norte de
Siria, solamente existe una yuxtaposición de componentes locales y arameos. Eso
sí, los nómadas ya non marginales, pues el elemento tribal forma una elite
sociopolítica y militar.
El modelo gentilicio es la forma del estado
territorial, en tanto que la comunidad de descendencia, de sangre, bien
expresada en los aspectos religiosos y de la lengua, se convierten en los
auténticos criterios de pertenencia. En la formación estatal gobiernan los miembros de la estirpe dominante,
antiguos jefes de tribu. El rey es flanqueado por los jefes de otras grandes
familias o clanes tribales. Se mantienen, desde la óptica ideológica, las
formas paternalistas (de origen nómada). Es la figura del rey como padre,
dotado de justicia.
Aparte de las inscripciones de algunos reyes locales,
las fuentes principales que permiten conocer el desempeño histórico de los
reinos arameos son indirectas, el Antiguo Testamento para los territorios del
sur, y las inscripciones asirias para los del norte. La mayoría de noticias se
refieren a los estados meridionales y se centran en las guerras con Israel.
En el centro y el sur de Mesopotamia, en territorio
asirio, las tribus arameas lograron diferenciarse de las poblaciones agrícolas
y urbanas de lengua acadia, y lograron mantener por un mayor tiempo su
organización tribal y su desvinculación con los grandes centros de poder. Los
arameos, de procedencia occidental en Mesopotamia, se propagaron en la
dirección noroeste-sureste, al igual que antaño había ocurrido con los
amorritas, porque era la zona de pastos y la ruta de trashumancia principales
entre el desierto y el piedemonte anatólico e iraní. El centro del territorio
arameo se encontrará en el desierto del norte de Siria, desde donde llevarán a
cabo incursiones esporádicas en las tierras agrícolas, muy cercanas a las
grandes urbes. En los siglos IX y VIII varias tribus arameas están presentes en
la propia Babilonia. De hecho, en los textos asirios de Tiglatpileser III se
mencionan hasta cuarenta tribus, todas ellas pequeñas, con jefes gentilicios
denominados nasiku. Poseen una
economía agropastoral. Algunas de estas tribus, como los utu, se especializan
en aportar tropas mercenarias.
Los textos llaman suteos a los arameos (cuando es una
designación que en el I Milenio se refiere a nómadas). Así nombrados aparecen,
por ejemplo, en el Poema de Erra, un texto que refleja el clima de inseguridad
que crean las incursiones nómadas (algunas de arameos) en territorio babilonio.
Las tribus caldeas del sur de Mesopotamia se
relacionan con los arameos, aunque las fuentes babilonias nunca los confunden,
sino que únicamente los yuxtaponen como entidades étnico-geográficas similares,
pero diferentes. Los caldeos llegan a Mesopotamia con posterioridad a los
arameos, y no antes del mediado el siglo IX a.e.c. Son grupos tribales de
mayores dimensiones que los arameos.
Desde una perspectiva lingüística, el ámbito
siropalestino y mesopotámico acabará por ser arameo. La lengua se convertirá en
lengua imperial oficial. De hecho, los documentos arameos llegarán a lugares
dispares como Anatolia, Egipto, Arabia, Irán y hasta la frontera de India.
Entre el II y el I Milenio a.e.c. se crea una franja lingüística aramea en el
interior de Siria y en el norte de Palestina, eso sí, dividida en variedades
locales. Posteriormente se produce un avance de las tribus arameas en la Alta
Siria, Alta Mesopotamia y Mesopotamia meridional y central, que hace retroceder
el elemento neohitita, a las lenguas habladas hurritas y suplanta al babilonio,
respectivamente. Con las deportaciones imperiales y los trasvases de población
se produce una fusión de los antiguos habitantes con los recién llegados, lo
que favorecerá, finalmente, al grupo más numeroso de los deportados, que es el
arameo.
El arameo convertido en lengua hablada de la mayoría
de la población de Mesopotamia y de Siria-Palestina, será adoptado oficialmente
por el reino babilonio y por el persa. En la etapa neobabilonia el arameo se
ubicará, al lado del acadio, en los registros administrativos.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP, Granada. Abril, 2017
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