La
escapulimancia fue un método de adivinación que había estado en auge en Anyang,
la capital Shang. Antes de que el método fuese introducido en Japón en China se
había adoptado otros mecanismos. Esta práctica se continuó en Corea, en donde
muchas escápulas han sido desenterradas en diversos yacimientos en el norte y
sur del país. Una buena parte de los arqueólogos cree que los ejemplos más
antiguos preservados en Japón son de la época Yayoi Medio. El punto de partido
habría sido el valle del río Amarillo, continuando su acción a través de Corea,
desde donde llegaría a Japón. No obstante, ciertos estudiosos piensan que el
método de adivinación pudo haber llegado también desde Siberia.
La
tendencia generalizada es vincular la práctica adivinatoria con el cultivo del
arroz y sus rituales asociados[1].
La práctica difícilmente pudo haber alcanzado Japón desde el norte de Kyushu.
Es más probable que lo hiciera desde las islas de Tsushima e Iki, cruzando desde
la península de Corea. En los sitios Karakami y Harunotsuji en la isla de Iki,
algunos omóplatos de ciervo y jabalí fueron reconocidos como huesos oraculares (bokkotsu). Se ha dicho que
pertenecen al período Yayoi Tardío. Otros muchos yacimientos han mostrado
huesos fracturados. Los ubicados más al norte, pertenecientes al período
mencionado, se hallaron en el sitio Namani en la prefectura de Nagano.
Mientras, aquellos ejemplares del período Kofun han sido desenterrados en
ciertos sitios en las prefecturas de Osaka, Chiba, Kanagawa y Niigata (en la
isla de Sado).
Esta
práctica adivinatoria se continuó durante los períodos Nara (710-794) e Heian
(794-1185), épocas en las que todavía se carecía de escritura, siendo la
mayoría de los ejemplos recuperados huesos de ciervo. Los huesos oraculares de
marmota (iruka) se han encontrado en
cuatro yacimientos, todos en la prefectura de Kanagawa. Los caparazones de
tortuga marina (akaumigame)
pertenecen al comienzo del período Kofun. El texto conocido como Engishiki[2] señala que estos huesos eran los
instrumentos que empleaba la Persona Augusta para adivinar. Además, especifica
que eran enviados cincuenta de estos huesos a la corte cada año, a la par de
citar la cuota que se requería en las provincias.
Los
huesos oraculares consisten de omóplatos de ciervo, algunas costillas y, en
ocasiones, metatarsos y vértebras. Los omóplatos y las costillas de jabalí, los
huesos de la espalda de las marmotas y los plectros de las tortugas marinas son
también habituales. En ciertos casos, los huesos se pintaban de rojo. Parece
probable que los ciervos fuesen especialmente cazados, con debidas ceremonias
apropiadas, con el propósito de que sus huesos sirvieran para adivinar. En tal
sentido, pudo existir un negocio al respecto, el de suministrar omóplatos para
los adivinadores. La caza del ciervo, representada sobre las campanas de
bronce, podría ilustrar, precisamente, tales prácticas.
Se
conocen unas cien piezas de más de una treintena de sitios. Aquellos huesos
hallados en Tsushima e Iki y en las
prefecturas de Ehime, Okayama, Shimane, Osaka, Kanagawa y Miyagi así como en la
isla de Sado, se datan, en un porcentaje elevado en el período Yayoi,
porcentaje que decae progresivamente en los períodos Kofun (dieciséis por
ciento) y Nara (un catorce). En los huesos más antiguos la técnica empleada
incluía hacer un hueco con una barra de cobre y quemar la pieza, de manera que
se conformaban diversas fracturas que posteriormente eran “leídas”. Más tarde
el proceso se sistematizó y se realizaron pequeños huecos en las cuatro
esquinas del hueso, formando un cuadrado, además de otro en el medio.
Las
osamentas de marmotas tienden a ser de la etapa Kofun o posteriores, en tanto
que el empleo de caparazones de tortuga implica una práctica más sofisticada.
Adivinar a través de los caparazones de quelonios se concibió como un arte de
mayor especialización que el de la escapulimancia propiamente dicha. Sus practicantes
obtuvieron un reconocimiento social mayor, puesto que trabajaban para el
emperador. Tortugas aparecen en relieve en diversas campanas de bronce Yayoi.
No se les reconoció como símbolos daoístas hasta la dinastía Han en China,
cuando fueron introducidas en los espejos. De hecho, la serpiente enrollada y la tortuga (negras), fueron las divinidades
tutelares del norte, como se puede apreciar en los espejos TLV chinos.
El proceso de adivinación en la corte estuvo
rígidamente ritualizado, hasta el punto de que la madera con la que se
calentaban los huesos usados para la adivinación tenía que proceder de
determinados árboles, en especial de abedul o cerezo del Monte Kagu.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP-UGR. Junio, 2017.
[1] Si hoy en
día se advierte que el arroz surgió en Japón en época del Jòmon Tardío, es factible,
entonces, que la adivinación con huesos preceda la fecha convencional de los
inicios Yayoi.
[2] Los Procedimientos de la Era Engi, un libro
de leyes y regulaciones gubernamentales en lo tocante a las ceremonias y la
administración, fue editado en el primer cuarto del siglo X. Una de sus partes
es el Jingi.kan (que contiene los primeros diez libros de un total de
cincuenta) referida a los asuntos de los kami
en relación a la prosperidad de la comunidad nacional. La otra sección es
el Dajo-kan, mucho más extensa.
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