24 de febrero de 2020

La función de los animales en la mitología germánica




Imágenes, de arriba hacia abajo: el temible lobo Fenrir ilustrando un manuscrito islandés del siglo XVIII; una placa de casco, datado en la era Vendel (siglos VI-VIII), que presenta una figura armada que enfrenta a una sierpe. Pudiera ser Odín con sus cuervos.

Algunos animales, como el oso, el águila, el lobo o el cuervo, entre otros, desempeñaban un papel significativo en la concepción del mundo de varios pueblos germánicos. Su singularidad operaba en el marco simbólico y sobrenatural. Algunos de tales animales, realmente bestias, como el lobo o el cuervo, estaban íntimamente vinculados con dioses como Odín. El célebre furor guerrero de los berserker corría paralelo a la ferocidad que algunos de tales animales poseían en la concepción germánica. Se dice de estos guerreros que combatían como si fuesen rabiosos lobos, poseyendo la fuerza de osos o, incluso, de toros. De esta manera, se asociaba el ideal del guerrero con algunos de estos animales.
El guerrero aparece identificado con dos animales totémicos muy conocidos, el oso y el lobo, que encarnaban para estos guerreros la fylgja, espíritu que acompañaba y tutelaba a cada persona desde que nacía hasta su fallecimiento. Se trataba de una suerte de doble espiritual, que era capaz de transmitir las peculiaridades de estos animales a los combatientes. Tal simbiosis entre animal y guerrero pudo deberse a las creencias chamánicas.
Los osos y los lobos se caracterizan esencialmente por su fiereza, agresividad, resistencia y fuerza bruta, todas ellas consideradas cualidades vitales de un buen guerrero. A la par, eran animales totémicos. La veneración por el oso se constata en el hecho de que gran número de héroes portan nombres que refieren a este animal. Por su parte, el lobo posee algunas connotaciones negativas, como ocurre con los lobos hermanos Sköll y Hati, implacables perseguidores de la luna y el sol, con el famoso Fenrir, vástago de Loki y responsable directo del Ragnarök o con Garm (en sentido estricto un perro), que guarda las puertas de Hel, el infierno.
El lobo es sanguinario, resistente y pertinaz, a la par de astuto y paciente, que actúa en manada para maximizar su caza. Se le venera por su capacidad de hacer largos recorridos sin agotamiento aparente. Los lobos estuvieron muy relacionados con Odín, quien se acompañaba de un par (Freki y Geri). La simbología de este fiero cánido como animal guerrero fue muy empleada en el ámbito anglosajón, pues algunos soberanos se representaron entronizaron flanqueados por un par de lobos como encarnación simbólica de la realeza.
En la concepción cosmológica en la que destacan los ideales heroicos de la elite guerrera, la imagen de estos animales en las armas de los combatientes funcionaría como un poderoso amuleto que le facilitaría la protección y el favor de la deidad asociada al animal. Además, le permitiría a los guerreros mimetizarse con el animal en cuestión, adquiriendo así sus cualidades fundamentales, como la agilidad, la resistencia o la fuerza.
Al margen de lobos y osos, otros animales de batalla serían ciertas aves, concretamente el águila y el cuervo. La primera, es un símbolo de realeza y poderío, que los germanos habrían adoptado simbólicamente del mundo romano, donde su imagen era usada en los estandartes legionarios como una representación del dios Júpiter; la segunda, simboliza por el contrario la inteligencia y la astucia para sobrevivir ante las adversidades. Odín, como ocurría con los lobos, está asociado con los cuervos, hasta el punto de que siempre aparece acompañado de dos de ellos, Hugin (pensamiento) y Munin (memoria), los cuales le comentan al dios todas las cosas que son capaces de oír y ver. El nombre de ambos córvidos pudiera remitir a las prácticas chamánicas, pues el chamán entra en trance lanzando su pensamiento y su memoria hasta una esfera distinta de conocimiento.
Las siluetas de varios cuervos eran usados en los estandartes de los vikingos con la intención de infundir pavor a los enemigos. Además de con la guerra, los cuervos se vinculaban con la sangre ya derramada y la carroña. Su presencia atemorizaba en función de que podía tener un papel oracular, sirviendo para maldecir si era necesario.
Así pues, en consecuencia, animales como el lobo, el oso, las águilas y los cuervos, se consideraban bestias de Odín. Todos ellos podían glorificar al guerrero, el cual al matar a sus oponentes con sus armas, especialmente la espada y la lanza, les proporcionaba alimento. Animalizando a los guerreros también se les deshumanizaba, confiriéndoles un talante devastador y provocando en los demás un auténtico pavor.


Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, febrero, 2020.

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