26 de diciembre de 2022

Burocratización de las mitologías chinas. Una imagen de la administración imperial

Imagen: serie de sellos chinos sobre antiguos cuentos de hadas

Los mitos chinos, así como sus más afamadas leyendas, proceden esencialmente de la tradición oral. En ellos sus personajes acostumbran a estar muy humanizados, y en ocasiones ni sus comportamientos son bondadosos ni sus actitudes nobles. De hecho es común que engañen, arruinen, busquen su propio interés y hasta asesinen sin piedad. Se trata de historias en las que abunda la violencia y las traiciones.

Además, las historias míticas chinas, sobre todo taoístas, presentan un elevado grado de racionalización, historización y burocratización, siguiendo el organigrama jerárquico propio de la administración imperial, como reflejo en el mundo de la imaginación mítica y legendaria. Una de esas historias cuenta la pintoresca peripecia de un niño muerto prematuramente y cómo sus quejas en el inframundo le devuelven a la vida.

Cui Mingko era un niño muy despierto y responsable. Cuando cumplió diez años enfermó repentinamente, y aunque su familia buscó cómo remediar su dolencia el infante acabó falleciendo. Una vez que su alma se presentó en el inframundo se encontró con un funcionario, concretamente un escribano, que se encargaba de revisar cada caso que le llegaba con la finalidad de asignar una función o una ocupación a las almas recién llegadas. Aunque Cui le dijo que él no debía estar allí porque había muerto muy tempranamente, el escribano le ignoró. Sin embargo fue tal la insistencia en sus protestas que revisaron su caso concreto, lo cual llevó más de un año. Finalmente, sus protestas tuvieron una respuesta favorable y lo mandaron de vuelta al mundo de los vivos. Su presencia en el reino de los muertos se había producido por un error tipográfico.

El escribano le confirma que le devuelven a la esfera terrestre aunque advirtiéndole que su cuerpo había sufrido el proceso de descomposición natural por el tiempo transcurrido. Naturalmente, Cui Mingko protestó de nuevo, exigiendo que lo resucitasen con su habitual apariencia. La persistencia de Cui dio lugar a que se llevase a cabo una reunión con el regente del inframundo para buscar una solución. Y la que hallaron fue utilizar un trozo de piel que cubriera el esqueleto desnudo de Cui. Sin embargo, la misma resultó ser demasiado corta, de forma que le dejaron los huesudos pies al descubierto. Sus pies causaban gran temor a las criaturas sobrenaturales y a los fantasmas.

A través de sueños, la familia de Cui supo de su inminente resurrección, de tal forma que decidieron abrir el ataúd donde había sido inhumado. Lo encontraron allí, ya con grandes deseos de salir por fin de su tumba. Durante su estancia en el submundo, Cui tuvo conocimiento de su expediente, en el cual aparecía reflejado que tendría un espléndido futuro, signado por varios ascensos sociales. En consecuencia, al regresar al mundo de los vivos pidió que le dejasen entrar en la guardia real. Así, fue nombrado prefecto de Sichuan, instalándose en el palacio de la prefectura en Chengdu. Este palacio estaba abandonado porque se decía que estaba embrujado. Se contaba, en efecto, que en otra época había estado habitado por Xiang Yu, el general de la dinastía Han que se proclamara Gran Señor del estado de Chu.

Un día, Cui escuchó una terrible voz que correspondía a este personaje. Pero lejos de impresionarse, le hizo saber que siendo rey había caído en un río y le habían decapitado. La voz desapareció al instante y el palacio sufrió una suerte de exorcismo. Después de este singular episodio, Cui contrajo matrimonio y tuvo tres hijos. En la boda del tercero de sus hijos. En la víspera de tal acontecimiento, las gentes próximas al templo consagrado a los espíritus de la montaña Huang o montaña amarilla, fueron testigos privilegiados de un extraño movimiento en el santuario. En el patio, iluminado con la luz de antorchas, se congregaban numerosos fantasmas en orden. Habían recibido la orden de escoltar a la novia y futura esposa del hijo del prefecto Cui.

Este hecho es un indicador preciso de la fama, admiración y respeto que Cui Mingko se había granjeado a su paso por el submundo entre los habitantes que allí hacen vida habitual, una vida entre muertos. Se demuestra, de esta forma, la íntima conexión entre las esferas de existencia, además de la necesaria presencia en el inframundo de gestores administrativos reflejo de la vida más mundana.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, diciembre, 2022. 



 

14 de diciembre de 2022

Algunas fuentes escritas de la mitología celta

Imagen: portada de la edición del Lebor Gabála de Manuel Alberro, en ediciones Trea, 2009.

La tradición céltica, sobre todo aquella de los celtas insulares, contiene una gran riqueza de mitos y leyendas, con tramas y temas que tienen su origen en tradiciones que pueden haber surgido alrededor del siglo X a.e.c., si bien esa tradición se dilata en el tiempo hasta los primeros siglos de nuestra Era. De hecho, sólo tardíamente se inició el proceso de recopilación escrita de las tradiciones orales.

Las temáticas son muy variadas, pues se narran situaciones mágicas, encantamientos y hechizos (historias de Mannawydan ab Llyr, o bien Ossian, hijo de Finn McCumhaill), historias de conquistas y de conflictos (Tain bo Quailnge), o hazañas bélicas de los héroes, semi dioses y deidades (CuChulainn, Finn McCumhaill). Asimismo proliferan personajes y objetos tanto míticos como reales, con poderes preternaturales, caso de los terribles Formoré, los Tuatha de Danann, los gigantes y los dragones.

Una considerable sección de lo que se considera como mitos originales contienen hechos míticos pero también, probablemente, acontecimientos reales, referidos a la historia de la Erín arcaica. Muchos datos han llegado a la actualidad debido a la conservación de algunos códices recopilados entre los siglos VII y XII por parte de monjes cristianos, a partir de las antiguas narraciones orales que eran relatadas, desde antaño, por filidh.

El sacerdocio celta no debió ignorar temáticas como la creación del mundo o el origen del ser humano; no obstante, es probable que los druidas confinasen aspectos conceptuales de estas características al ámbito de los iniciados. Además, no se consideró dejar por escrito los temas sacros, tal vez por el poderoso peso de la oralidad y la orientación chamánica del sacerdocio céltico. Es por ello que la literatura celta más antigua, narraciones en lengua gaélica o en irlandés antiguo, fueron recopiladas por escritores posteriores, sobre todo en latín. Esa literatura no empieza por el origen del mundo, como sucede en la mayoría de las culturas de la antigüedad..

Las creencias tradicionales fueron aglutinadas y preservadas por los amanuenses cristianos de la arcaica Erín, aunque hayan sido fuertemente cristianizadas, lo cual supuso la supresión de algunas referencias paganas principales. Los monjes cristianos copiaron las versiones relatadas por los filidh con cierta fidelidad, aunque un buen número de las divinidades paganas se convirtieron en los manuscritos en humanos, si bien manteniendo poderes especiales. Sin ir más lejos, el dios celta Lug, deidad prominente entre los galos o celtas continentales, es descrito en las transcripciones cristianas como un ser humano común, aunque de gran tamaño, inteligente y muy fuerte.

De tales recopilaciones cristianas tardías han llegado hasta hoy un par de manuscritos principales, que son las más antiguas fuentes de información sobre las invasiones y conquistas que ocurrieron en las Islas Británicas. Se trata del Eireann Lebhar Gabhalla, que cuenta las diversas oleadas de conquistadores que llegaron a la Isla Esmeralda (Erín), y el Mabinogion, redactado en galés, que recopila ciertas versiones referentes a hechos bélicos e históricos acontecidos en las regiones de Cornwall y el hoy País de Gales.

El Libro de las Invasiones configura un extenso texto dividido en trece leyendas. Aquí se relata la epopeya de las cinco razas que poblaron y gobernaron sucesivamente el territorio irlandés. El Leabhar Gabhalla se complementa con otro manuscrito contemporáneo en sus orígenes orales, si bien transcripto tardíamente, en torno al siglo XIV, en el que se destacan los sitios en donde se desarrollaron las acciones cruciales en territorio irlandés. Otros códices contemporáneos serían también el Libro Amarillo de Lecan, el Libro de Leinster y el Dun Cow. En lengua galesa, complementos del Mabinogion, serían el Libro Blanco de Rydderch y el Libro Rojo de Hergest.

Aunque todavía se discute el origen y significado del término Mabinogion, algunos especialistas señalan que en galés antiguo un mabinog sería un aprendiz de bardo (análogo al fili irlandés). Una historia escrita por uno de ellos sería un mabinogi, cuyo conjunto conformaría entonces un mabinogion, el bagaje mítico-literario de uno de tales bardos o narradores profesionales.

Las leyendas difieren bastante de una a otra. Se mantiene constantes únicamente cuatro historias, las denominadas cuatro ramas del Mabinogion: Pwyll, príncipe de Dyffedd; Branwen, hija de Llyr; Mannawydan, hijo de Llyr y Math, hijo de Mathonwy. A ellas deben agregarse otras cinco que, si bien sólo aparecen en una de las versiones originales, se las considera de origen similar a las principales. Entre ellas destaca El sueño de Maxen Wedlic y El sueño de Ronabwy.

Los autores de los compendios escritos de leyendas y mitos, según el consenso alcanzado por los especialistas, habrían sido los bardos Gildes y Taliesin, los dos del siglo VI, Aneurin, tal vez de una época anterior, y Meilyr y Gwalchmaihid, del siglo XI.

Ciertas inconsistencias en el hilo conductor de las obras, el sostenido abuso de los aspectos mágicos y míticos, los desniveles de las propias estructuras narrativas, amén de algunas redundancias y agregados de determinada incoherencia, parecen confirmar que la recopilación y traducción no son en modo alguno literales, sino que fueron embellecidas y, de algún modo interpretadas, con los aportes literarios y el bagaje cultural de los amanuenses cristianos.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, diciembre, 2022.

5 de diciembre de 2022

Vídeo. Serie Hablemos de mitos: Mito cultural del celtismo


Nuevo programa de la serie que se titula ¿Y si hablamos de mitos?, en el canal Hablemos de mitos. En esta oportunidad Mito cultural del celtismo. Se aborda la creación de mitos referenciales para varios nacionalismos, así como las corrientes y tendencias que se basan en aspectos misteriosos, místicos, románticos, con escasa fundamentación histórica. No obstante, también se refieren los elementos históricos presentes en la configuración de los se ha denominado el mundo céltico, en realidad una serie de espacios con sus peculiaridades (Galia, Britania, Hispania, Gálatas). Espero sea útil y sirva de aliciente a las personas interesadas en las temáticas relativas a los mitos. 

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-AEEAO-UFM, diciembre, 2022. 
 

1 de diciembre de 2022

Las plagas en Egipto: ¿mitos de la naturaleza salvaje?


Imagen: La quinta plaga de Egipto, óleo sobre tela de J.M. William Turner, 1840. Museo de Arte de Indianápolis.

La batalla entre el faraón egipcio y la deidad hebrea durante el Éxodo vino acompañado de una profecía y maldición divina sobre Egipto. La divinidad hebrea advirtió al soberano que si no liberaba al pueblo israelí de la esclavitud, hasta diez plagas asolarían las gentes y territorios de Egipto. Esta mítica advertencia ha querido ser justificada históricamente, asociándola a eventos naturales.

Entre esa serie de verdaderos desastres naturales se mencionan súbitos cambios climáticos, epidemias o pestes diversas e, incluso terremotos y erupciones volcánicas. De hecho, desde un tiempo a esta parte ha tomado cuerpo la teoría que señala que las plagas habrían sido motivadas por la erupción volcánica de Thera (Santorini). Los maremotos y, sobre todo, las nubes de cenizas habrían llegado hasta el delta del Nilo. Tales movimientos telúricos liberarían gases cargados de hierro desde los fondos marinos, los cuales al ascender darían lugar a la conversión del hierro en óxido de hierro, que presenta un color rojizo. Desde esta perspectiva científica se “explicaría” la primera plaga, aquella que vuelve tóxica y de color rojo las aguas del Nilo.

La llamada marea roja, un fenómeno natural, que puede originarse a partir de la concentración de ciertas especies de fitoplancton o algas microscópicas, también ha sido un motivo de explicación de la primera plaga. Estas algas pueden producir toxinas paralizantes, aunque muy pocas especies afectan al ganado o al ser humano.

La ausencia de oxígeno por la abundancia de hierro habría sido la responsable, además, de la segunda plaga, aquella de las ranas que caen del cielo, puesto que ante la falta del vital gas los anuros se desplazan por todas partes desesperados. Siguiendo el encadenamiento lógico, la presencia de peces muertos y en estado de putrefacción en las aguas habrían facilitado la tercera plaga, las nubes de mosquitos, piojos y otros insectos que volverían denso e irrespirable el aire para las personas. La cuarta, aquella de las moscas, se debería a una agresividad por estas perturbaciones, transmitiendo enfermedades a los seres humanos. Ello significa que la quinta, prolongación de la cuarta, se haría evidente: la transmisión de enfermedades y pestes al ganado por los insectos, provocando desabastecimiento de carne y una hambruna feroz.

Las emanaciones de dióxido de carbono provocarían en los organismos una intoxicación que limita la presencia de sangre en la piel, dando lugar a la aparición de alergias, sarpullidos, eccemas, urticarias y erupciones de la piel varias, de modo análogo a lo que se cuenta al respecto de la sexta plaga sobre el país del Nilo. El granizo de fuego y hielo, tal como reza la séptima de las plagas, sería una consecuencia directa de la erupción volcánica, en función de que el choque de las cenizas con aire húmedo atmosférico generaría una cristalización, responsable, a su vez de la octava. Los vientos habrían llevado a Egipto las langostas, obligadas por los frentes húmedos y fríos a posarse sobre los campos y devastarlos. La oscuridad de la novena plaga encontraría su justificación en la enorme cantidad de ceniza y piedra volcánica expulsada desde el volcán a en la atmósfera, cuya negra nube cubriría la luz solar.

Incluso la última y la más selectiva plaga, que distingue entre egipcios y hebreos, habría tenido el mismo origen. La humedad nocturna del delta del Nilo daría pie a la formación de una neblina de gases tóxicos que mataría a todo aquel que estuviese en las zonas más bajas de las casas, donde, en efecto, solían dormir los más pequeños de las familias. No hay explicación asumible para explicar qué fue lo que salvó de dicha plaga a los hebreos, salvo el hecho del festejo de la Pascua y ventilasen las estancias algo, en todo caso, indemostrable.

Precisamente, el carácter selectivo, exclusivista de las famosas plagas, no encuentra explicación científica ni racional. Por otra parte, tampoco existe una relación cronológica directa entre el evento natural de Santorini y la advertencia divina. Las últimas dataciones ofrecidas sobre la erupción del volcán de la isla de Thera apuntan a 1600 a.e.c, mientras que el Éxodo judío, incierto en sí mismo como episodio de marcado carácter religioso e ideológico, suele datarse en la época de gobierno del faraón Ramsés II, hacia 1290 o 1280 a.e.c., si bien otras dataciones ubican el movimiento poblacional del Éxodo en la etapa de gobierno de Ahmosis (hacia 1540 a.e.c.), período en el que los hicsos fueron expulsados de Egipto. Si se aceptase esta última posibilidad, habría que asimilar hicso con hebreo, lo cual es muy discutible.

El papiro de Ipuur (datado en el siglo XIII a.e.c.) se señala, finalmente, como prueba testimonial en un documento histórico egipcio, en tanto que presenta textos presuntamente asociables a las famosas plagas de la Biblia. En el papiro se menciona una plaga extendida por todo el territorio así como la presencia de sangre, aunque no existe referencia a los hebreos. Además, el carácter poético-literario del documento y un contenido simbólico del mismo, parece en este caso lo más probable.

Ciertos estudiosos y expertos creen que estas plagas Vétero Testamentarias no son míticas. Aunque para ello advierten que en la creación de un mito o una leyenda pueden subyacer acontecimientos reales, una corriente de interpretación de los mitos cuyo debate no invalida en nada el carácter mítico de la narración ofrecida en el sacro libro bíblico.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, diciembre, 2022.