23 de julio de 2022

Nuevo libro. Julio López Saco



En los próximos días estará ya circulando por diferentes librerías mi último libro, titulado A la larga sombra del mito. Un prolegómeno histórico-cultural, Dodo Books Indian Ocean, 2022, 328 pp. cuya principal finalidad radica en observar el mito como pretérito referente pero también como expectativa presente, como un amplio preludio de los aspectos de la cultura y como el guía de la tradición. Desde lecturas comprensivas y bajo una calidoscópica mirada crítica, se subrayan varios de sus anclajes, enseñanzas y funcionalidades, enfatizando su contemporánea permanencia en el mundo de hoy. Deslizándose de manera transversal a lo largo del tiempo, se focaliza su acción en el marco de la historia del mundo antiguo pero sin desdeñar su proteica acción y consolidación en forma de modernos constructos. Marco inherente de la cultura humana, el mito ha seguido transmitiendo valores y rezumando una sabiduría inseparable de la historia, del arte, de la filosofía. Estará disponible (en papel e ebook) en Amazon, Abebooks, Barnes & Noble y en otras plataformas, librerías y distribuidoras para América, Asia y Europa. En España y Portigal, en la ferrolana Central Librera, y también en Casa del Libro e Iber Libro.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, julio, 2022. 

18 de julio de 2022

Sanxingdui: cultura china del Bronce












En las imágenes, un mapa de localización de Sanxingdui y su esfera de influencia; el yacimiento arqueológico y diversas piezas, algunas figuras zoomorfas y otras antropomorfas, de la cultura material, hechas en bronce y en jade.

Sanxingdui (“Montículo de la Triple Estrella”), es una cultura principal de la Edad del Bronce en China, cuyo emplazamiento arqueológico principal se encuentra en la provincia de Sichuan. Aunque el hallazgo se remonta a finales de los años veinte del siglo pasado, fue en los ochenta cuando se excavó el sitio, en el que aparecieron objetos en bronce de gran relieve, datados entre los siglos XII y XI a.e.c. El yacimiento tipo fue identificado con el antiguo reino de Shu.

En conjunción con las tumbas Xingan en Jiangxi, Sanxingdui ha desafiado la narrativa oficial  que afirmaba que la civilización china se había expandido desde las llanuras centrales del Río Amarillo, lo que ha dado pie a que los investigadores hayan adoptado ahora la idea de la presencia de múltiples centros de innovación como factores ancestrales clave de la cultura china. El sitio arqueológico, en Nanxing (Guanghan, Sichuan), en las bancadas del río Yazi, ha evidenciado la presencia de una ciudad amurallada (datada en torno a 1600 a.e.c.), en la que se han recuperado objetos en bronce y en piedra en hoyos sacrificiales, del tipo esculturas con rostro animalesco, campanas, animales como dragones, aves o serpientes, hachas, máscaras y esculturas de personajes masculinos.

Algunos cinturones y máscaras estaban hechos de oro, mientras que ciertas hachas, anillos, cuchillos, de jade. También aparecieron objetos en marfil y conchas de moluscos. El estilo artístico, totalmente novedoso, fue lo que más atención despertó entre los investigadores, pues era desconocido en el arte de China hasta entonces.

Los animales relacionados desde el Neolítico con los cuadrantes celestiales, los orientes y las estaciones, esto es, el dragón, el tigre, la serpiente y los pájaros, predominan en Sanxingdui, lo que implicaría que los bronces podrían simbolizar el universo. Se debate, a falta de registros escritos, si tales bronces podrían ser parte de algún ritual orientado a la comunicación con los espíritus del universo o con los ancestros. Por su parte, los jades de esta cultura aparece correlacionarse con los seis tipos de jades rituales de la antigüedad en China, asociados a los cuatro puntos cardinales principales, además de al cielo y la tierra.

En las campañas de excavación efectuadas entre 2011 y 2016 ha salido a la luz la sección norte de la muralla de la ciudad (que podía ser parte de dos pequeños asentamientos previos), además de unos pocos objetos en oro y jade. El sitio permanecía próspero, sin duda, durante el período antiguo de la dinastía Zhou, entre 1050 y 771 a.e.c.

La cultura pudo colapsar debido a desastres naturales, ya que se han hallado evidencias de inundaciones masivas y de movimientos telúricos (se ha registrado en textos un terremoto en 1099 a.e.c. en la capital de la dinastía Zhou, en Shaanxi), pero también por la presencia invasora de otras gentes de cultura diferente.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, julio, 2022.

 

12 de julio de 2022

Vídeo (serie ¿Y si hablamos de mitos?). Temáticas y narrativas míticas en el arte del Paleolítico (parte II)


Segundo programa de la serie ¿Y si hablamos de mitos?, en el canal Hablemos de mitos. Se trata de la segunda parte de Temáticas y narrativas míticas en el arte del Paleolítico. A partir del tema mítico solar y lunar como referente en sociedades de cazadores y recolectores, se podría estar hablando de representaciones simbólicas por mediación de determinados animales (toro, oso, caballo, ciervo) presentes en el arte mueble y rupestre del Paleolítico Superior. Espero, como es costumbre, que pueda resultar de utilidad o de estímulo para toda persona interesada en el campo de la mitología y la mitocrítica. Comentarios, preguntas, apuntes, críticas, señalamientos, análisis tienen cabida en la caja de comentarios, tanto en YouTube como en el blog. Se puede difundir el vídeo y aquellos interesados pueden, si es su deseo, suscribirse al canal. Saludos.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-AEEAO-UFM, julio, 2022. 

4 de julio de 2022

Cultura Dong Son-Lac Viêt: Edad del Bronce en Vietnam








Imágenes: diversas figurillas humanas, alguna en labores agrarias, un búfalo de agua con un granjero encima, del 500 a.e.c., animal imprescindible en el cultivo del arroz, además de hachas, espadas y tambores hechos en bronce. Una de las más relevantes es la figura (la tercera, de arriba hacia abajo), que configura una lámpara que se conoce con el nombre del "hombre arrodillado".

La cultura Dong Son, mencionada por vez primera por el estudioso R. Heine-Geldern en los años treinta del pasado siglo XX, se desarrolló en el entorno del valle del Río Rojo (Hông Ha) del norte de Vietnam, desde aproximadamente el año 1000 hasta el primer siglo de nuestra era. Última cultura de Van Lang, su influencia se expandió por el sudeste de Asia. Muchas trazas de la cultura se encuentran en las provincias chinas de Guangxi, Yunnan, la isla de Hainan, así como en Tailandia y Laos.

Lac Viêt (Luoyue en chino), se refiere a un grupo multilingüístico conformado por tribus que habitaban el norte de Vietnam a partir del siglo VIII a.e.c. Estas gentes, conocidas por sus tambores en bronce Heger, del tipo I, por cultivar el arroz húmedo, elaborar sistemas de control de aguas e irrigación y construir diques, se denominan, desde la óptica arqueológica, como Dongsonianos, esto es, pertenecientes a la cultura Dong Son. En la mitología de Vietnam, Lac era un gigante, con el cráneo semejante al de un ave, que se les apareció a las tribus del sur de China sirviéndoles de guía en su peregrinar hasta el norte de Vietnam. El ave aparece como decoración en algunos tambores. Según la tradición legendaria, Lac Viêt fundaría un estado llamado Van Lang en el III milenio a.e.c., en un territorio dividido en feudos que serían gobernados por jefes de carácter hereditario. Los señores Lac serían, así, aristócratas hereditarios. El Lüshi Chunqiu menciona Yueluo, como sinónimo de Viêt Lac, probablemente entendido como el nombre de un específico país.

Las mujeres disfrutarían de un elevado estatus en esta sociedad, de carácter matrilocal, en tanto que la pareja casada residiría cerca, o directamente con, los parientes de la esposa. Lac Viêt y Luoyue se han relacionado, como distintos antiguos grupos étnicos, tanto a las modernas gentes Kinh vietnamitas como al pueblo Zhuang del sur de China. No obstante, hay que señalar que los escritores de época Han usaron la denominación como un xenónimo para referirse a una confederación tribal de la antigua Guangxi y el norte de Viernam, gentes a las que consideraban como una variante de los Yue. Sin embargo, Yue y Luoyue son grupos distintos con lenguas diferentes, aunque con prácticas culturales algo parecidas.

Se trata, en esencia, de gentes que pescaban y cultivaban el arroz, criaban cerdos y búfalos de agua, navegando en largas canoas por el río. Pero sobre todo, fueron grandes broncistas, como se ejemplifica en los tambores que abundan en el norte de Vietnam y el sur de China. Es probable que estas gentes hablasen lenguajes austro asiáticos. La cultura, de origen viético, llegó a convertirse, desde una perspectiva lingüística, en el ancestro principal del moderno pueblo vietnamita.

Aunque el trabajo del bronce tuvo sus primeros desarrollos en el sudeste de Asia, la industria del bronce Dong Son tuvo un origen local, equivalente a la cultura Go Mun (entre 700 y 500 a.e.c.), presentando notables piezas como hachas, cuchillos y puntas de lanzas. Los tambores en bronce, arriba mencionados, decorados con músicos, guerreros, aves, escenas del cultivo del arroz, ciervos o diseños geométricos, se empleaban fundamentalmente para la guerra.

Debido a la abundancia de alimentos debido a los propicios recursos agrarios, una parte de la población de esta cultura se dedicaba a la producción cerámica, los textiles, la metalurgia o la construcción. Las creencias tradicionales incluían el culto a la naturaleza, la adoración a la vitalidad masculina y femenina así como a los comportamientos de apareamiento. Se adoraban los árboles, a los antepasados, así como los principales granos cultivados. Muchos pasteles hechos con frutos, hoy habituales, se han hecho legendarios gracias a la cultura oral que proviene de estas épocas.

Las tumbas con presencia de ataúdes con forma de barco son propias de esta cultura. Una de las más famosas apareció en 2004 en la aldea de Dong Xa, provincia de Hung Yen. Probablemente, la peculiar forma del sepulcro simbolice el traslado del fallecido hacia el otro mundo. En el ataúd, con el cadáver completamente vestido, aparecieron algunos artefactos, como piezas de cerámica, además de semillas de plantas.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, julio, 2022. 

 

1 de julio de 2022

La maldición en la mitología griega: el caso de Tántalo



Imágenes: arriba, Tántalo, un aguafuerte de Francisco de Goya, siglo XVIII. Museo del Prado; abajo, Tántalo, un óleo sobre lienzo, anónimo. Siglo XVII, Museo del Prado. Cortesía del Museo del Prado, Madrid.

Tántalo es el nombre de un rey de Lidia, un no muy extenso reino asiático en el que se encontraban las montañas de Sípilo. Era el padre de Níobe, y también el progenitor de Broteas quien, según parece desprenderse de su nombre, habría sido el primer antepasado de los mortales (brotoí), así como del conocido Pélope, que otorga su nombre a la península del Peloponeso. Los dos hijos de Pélope, Atreo y Tiestes, serían los encargados de fundar la segunda dinastía de Micenas, cuyo renombre como estirpe regia no tendría nada que envidiar a la primera, la familia del héroe Perseo.

Se decía que en los montes Sípilo se hallaba la tumba de Tántalo, aunque no fue el único sitio en donde se le rendirían honores de gran héroe. Así, en Argos creían que poseían sus huesos; del mismo modo, en Polión, ciudad de la isla de Lesbos se le había consagrado un heróon y un monte lleva su nombre. En este mismo monte habría fundado, en compañía de su hijo Pélope, la primera ciudad de toda la región.

Se estimaba que era hijo de Zeus, aunque también se menciona el propio monte Tmolo, en Lidia, como su padre, en tanto que su madre era Pluto, a su vez hija de Crono. Desde épocas remotas Lidia era célebre por el oro de sus territorios, especialmente ubicado en las montañas, sobre todo en el Tmolo, pero también hallado en las arenas de los cursos fluviales. La esposa de Tántalo recibía diferentes nombres, entre los cuales se encuentra Dione, una Pléyade, hija de Atlas, que portaba el mismo nombre que una de las consortes extramaritales de Zeus. De hecho, es por mediación de Dione que los antiguos mitógrafos relacionaban a Atlas, arcaica deidad de la raza de los titanes, con el rey de Lidia.

El reino del rey Tántalo se extendía incluiría también Frigia, la llanura de la ciudadela de Troya y hasta la cordillera del monte Ida. Su riqueza se convirtió en legendaria, hasta el punto que algunos poetas crearon juegos de palabras a partir de la semejanza de su nombre con la denominación de una pesada y valiosa moneda de oro, el talento (de ahí los talentos de Tántalo).

Tántalo tenía trato con las deidades, y hasta a su mesa se sentaba. Aunque se le consideraba humano, en realidad no era mortal, como conlleva la idea de su eterno castigo. En una ocasión, ascendió al cielo para asistir al banquete de los dioses y, en correspondencia, los invitó a un banquete sacrificial análogo pero en su ciudad en el monte Sípilo.

En esa reunión gastronómica, Tántalo, queriendo mostrar audacia y osadía, estuvo insolente y sacrílego. Casi como una rememoración de lo que le aconteció a Dioniso siendo niño, al que trocearon, Tántalo se atrevió a hacer algo tremendamente transgresor: sacrificar a su hijo (en lugar del habitual animal) y ofrecérselo troceado y cocinado como manjar a las deidades. De este modo, descuartizó al pequeño Pélope, cortándolo en pequeño pedazos y cociendo su carne en un gran caldero. Una acción, en definitiva, mucho más transgresora que el engaño de Prometeo, origen del ritual sacrificial heleno.  

Probablemente pretendía con tamaño despropósito poner a prueba la omnisciencia de sus divinos invitados, pero los dioses, que todo lo ven y todo saben, se dieron cuenta y se abstuvieron de probar bocado.

Rea, quien previamente había reconstruido los miembros del Dioniso infante, se abocó a reconstruir los pedazos, logrando que el  muchacho saliese indemne del caldero. Hermes lo retornó a la vida, aunque bien pudo ser la Moira Cloto. Así pues, Pélope resucita. No obstante, una diosa, tal vez una Deméter entristecida por la pérdida de su hija Perséfone, había probado la carne. Por tal motivo, a Pélope le relucía uno de sus hombros, pues hubo de ser reconstruido con marfil.

Esa marca acabaría siendo un distintivo, pues sus descendientes llevaban una señal de nacimiento, llevaban una estrella o poseían un hombro muy blanco. Lo cierto es que Posidón se enamoró de Pélope y lo raptó, llevándolo hasta el palacio de Zeus, aunque los dioses decidieron que Pélope fuese de regreso entre los humanos ya que como sucesor del sacrílego Tántalo debía convertirse en rey, portando consigo una terrible mácula. La espantosa acción del rey y héroe habrá de repetirse entre sus descendientes.

No fue este, no obstante, el único desliz de Tántalo. Siendo huésped de los dioses reveló a los mortales los secretos de los Inmortales. Una versión del mito contaba que incluso había ofrecido a sus amigos probar el específico alimento de los dioses, la ambrosía y el néctar. Semejante acción aparece como si fuese un innoble hurto, parecido al que Prometeo lleva a cabo con el fuego.

Estuvo Tántalo también implicado en negativas acciones de otros héroes. Es el caso de Pandáreo. En Creta se relataba cómo el perro de oro de Zeus fue robado por Pandáreo, hijo de Mérope (uno de los antepasados de la humanidad), llevándolo a Sípilo. Allí se lo entrega a Tántalo para que lo custodie. Cuando le reclaman a Tántalo el dorado can niega que lo tenga, llegando a perjurar. En consecuencia, Zeus castiga a los dos: sepulta al rey de Lidia bajo el monte Sípilo y a Pandáreo lo metamorfosea en piedra.

En algunas versiones se afirma que el autor del secuestro del copero Ganímedes fue Tántalo, no Zeus, si bien nunca recibió reprimenda por ello. En las Suplicantes de Eurípides se cuenta que en el momento en que Zeus accedió a satisfacer cualquier deseo que tuviese su huésped, Tántalo solicitó sin vergüenza alguna poder llevar el mismo tipo de vida que los dioses. El padre de los dioses, irritado por la insolente petición, le concedió su deseo, pero provocando que una enorme roca pendiese sobre la cabeza del rey con la intención de que no pudiese disfrutar de lo que tenía a su disposición. En tales condiciones, tal y como fue entendido por el propio Eurípides, el Sol pendía sobre su cabeza como una piedra de fuego. Era, por tanto, un castigo eterno.

Muchos pintores y poetas describen la suerte de Tántalo al simbolizar el Hades. Homero comenta que se encuentra en un lago, con el agua a la altura del mentón. La sed le atormenta pero es incapaz de beber, ya que si se inclina para hacerlo, el agua desaparece. También, sobre su cabeza penden frutos de árboles, pero cuando desea asirlos con su mano, el viento se los lleva volando hacia las nubes. Parece que Polignoto pudo añadir la amenaza de un enorme roca.

El mundo subterráneo del Hades que puede observarse en algún ejemplo de la pintura vascular muestra al rey Tántalo vestido con una larga túnica huyendo despavorido de la piedra. Castigos ejemplares, en fin, para quienes, como Tántalo, son excesivamente osados o desean en demasía lo que no les corresponde.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, julio, 2022.