1 de febrero de 2025

Oración-Discurso Fúnebre de Pericles en Tucídides

Imagen: pintura del academicista alemán Philipp von Foltz, realizada en 1852

El Discurso Fúnebre de Pericles, que habría sido pronunciado por el líder de la democracia ateniense y orador en 431 a.e.c. en el Cementerio del Cerámico, en Atenas (aunque en algunas obras pictóricas, como la pintura de Philipp von Foltz, de 1852, se ubica en la colina del Pnyx, ante la Asamblea), se configura como un testimonio acerca de la cultura y el civismo desde la óptica griega.

Se trata de un discurso en relación a las exequias de las víctimas del primer año de la guerra contra Esparta. Este discurso elogioso, que empieza con una alabanza a la tradición del entierro público de aquellos caídos en combate, se llevó a cabo en la ceremonia procesional que condujo los féretros (uno por cada tribu ateniense), hasta el Cerámico. Pericles intenta definir y evaluar el espíritu de la democracia ateniense, destacando los valores que gobiernan la vida de sus conciudadanos y que explican la grandeza que alcanza esta polis en la segunda mitad del siglo V. Resalta la igualdad de los ciudadanos ante la justicia y cómo estos principios se extienden a la política exterior, destacando la magnanimidad y generosidad de los atenienses, así como la legitimidad de las instituciones de la polis. La grandeza de Atenas es asociada con los héroes muertos. Así, la libertad en el valor es el fundamento de la auténtica felicidad.

El discurso no es una trascripción fiel de lo dicho por el político y orador ateniense, sino una verosímil recreación del historiador Tucídides, que lo incorporó al relato de su Historia de la Guerra del Peloponeso (II, 35-46), donde se narra la guerra civil entre Atenas y Esparta, con sus respectivos aliados. También hay que advertir que no hay una cabal exactitud histórica en la descripción de Atenas, cuya realidad aparece un tanto idealizada. El objetivo no es tanto saber lo que de hecho Atenas fue, sino lo que ella creía, o deseaba, ser. De hecho, la autoría de la oración es atribuida por Platón en su diálogo Menexeno a Aspasia, compañera de vida de Pericles.

El discurso fue escrito bastante tiempo después de que fuera pronunciado y cuando ya Atenas había sido derrotada. Así, se puede entender como un discurso fúnebre de Tucídides en honor a la Atenas vencida que, aunque humillada en su derrota, se levanta como un paradigma universal de la cultura cívica. El panegírico a los muertos en combate aparece casi como pretexto para abordar el elogio de la gloriosa Atenas antigua, entendiendo que la defensa de su eternidad es su verdadero patrimonio y eje de su reputación. Estamos ante un texto fundacional, configurado como un paradigma de conciencia ciudadana y un modelo de reflexión política alentada por una optimista confianza en el progreso de la cultura humana.

¿Pudo haber en Pericles, como advertía Umberto Eco, un uso político de los caídos en batalla como propaganda del populismo más que como una alabanza de la democracia?.

Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, febrero, 2025.