Imágenes, de arriba hacia abajo. El Joven de Mozia, en realidad, una representación de Melqart. Hacia 480 a.C.; El dios El entre dos leones. Cuchillo ceremonial de Gebel el Arak, sur de Abydos, hacia 3300 a.C. Museo del Louvre; Escultura sedente de la diosa Astarté.
Los fenicios, descendientes de los
cananeos del II Milenio a.C., solían agrupar a sus dioses en tríadas en cada
una de sus ciudades-estado autónomas principales, como Biblos, Sidón y Tiro.
Baalat, El y Adonis eran las divinidades principales en Biblos. Baalat (Señora)
es una diosa de la naturaleza, en concreto de la fertilidad; El pudo ser el
dios supremo de Ugarit, a veces identificado con el Cronos griego; mientras que
Adonis (el Tammuz babilonio) simbolizaba el ciclo de muerte y resurrección de
la vegetación, como resalta el mito griego, que lo asocia con Afrodita. Otros
dioses de Biblos fueron Baal Samin (identificado en Roma con Júpiter), Baal
Addir, Shipitbaal y Elibaal, además de Hammon.
En Sidón, la realeza desempeñaba el
cargo de sumo sacerdote de la diosa Astarté (la Ashtoret bíblica), diosa de la
fertilidad, al modo de la Inanna sumeria, la Isis de Egipto o la Ishtar
babilónica, aunque también vinculada con el mundo funerario. En esta ciudad,
Eshmun ejerció un rol equivalente del Adonis de Biblos. En Tiro, el dios más
venerado era, sin duda, Melqart (identificado en Grecia con Herakles) y muy
adorado en toda Palestina. Era una divinidad de carácter astral, solar y
protectora de los navegantes. Al mismo tiempo, también se veneraba a Astarté,
cuyo culto se relacionó aquí con la prostitución sagrada.
Otros dioses de Tiro fueron
Bali-ili (esposa de Baal en los textos ugaríticos), deidad de los santuarios de
los dioses Anat-Bali-Ili, el mencionado Baal Samin; Baal Malage, un señor de
los marineros, que equivale al Zeus Meliquios heleno, además de Reshef,
inventor del arado y el grano, según Filón de Biblos, y asimilado a Apolo. Hubo
también dioses fenicios artesanos e inventores de cierto renombre, como el caso
de Chusor, a quien se le atribuye la invención del fuego.
En la cosmogonía fenicia, que pudo derivar de la teogonía
egipcia de Hermópolis, y según la cual el mundo se originó de un huevo cósmico
(Mot), el dios supremo (a
partir de Filón de Biblos), era Eliun, y sus descendientes, entre otros, El,
Dagón, Astarté y Melqart. Damascio, por el contrario, menciona que El creó el
mundo (Ilomos), del cual nació Chusor, inventor del hierro, el fuego y diversos
oficios artesanales.
Prof. Dr. Julio López Saco
Doctorado en Historia; Doctorado en Ciencias Sociales, UCV
Junio, 2014
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