28 de abril de 2017

Arameos: caracteres esenciales

En el marco de los paradigmas de las oleadas migratorias semitas, los arameos fueron comparados a los amorritas, cuya presencia histórica es muy anterior, así como a los árabes, cuya actividad histórica es, por el contrario, muy posterior. Entre todos ellos habrían existido continuidades tipológicas y lingüísticas. Se ha hablado de flujos migratorios continuos desde las regiones desérticas hacia las tierras de cultivo y una evidente contraposición entre estas poblaciones y las cananeas sedentarias. Pero la diferencia entre arameos y cananeos es más de carácter social y no tanto de época de llegada de los primeros. Aunque los arameos proceden del elemento nómada, presente en la región desde la época del Bronce Tardío, estuvieron en contacto con los sedentarios. A partir del siglo XII a.e.c. los arameos se mezclan con los campesinos asentados y son en parte asimilados, en esencial por los cananeos, con los que existe un emparentamiento lingüístico. Las diferencias entre el arameo y el cananeo no son un indicador de la aparición de nuevos grupos, sino de una progresiva diferenciación.
Las tribus que en el Bronce Tardío se encargaban del pastoreo seminómada (los suteos en Siria y los Akhlamu en la  Alta Mesopotamia), se pueden considerar los antecedentes de los arameos. Sin embargo, entre estos pueblos de los siglos XIV y XIII a.e.c. y los arameos, de los siglos XI y X, existieron muchas diferencias. Ahora, en la alta Mesopotamia, en los montes y mesetas semiáridas se producen asentamientos de arameos en la Edad del Hierro, una sedentarización en toda regla. La crisis de los imperios regionales confiere a los arameos, además, una libertad de acción inusitada. El grupo pastoral ahora ya  no es marginal. Por otro lado, las rutas comerciales y su orientación sitúan a las ciudades-estado arameas de Siria en el eje del sistema comercial próximo-oriental. En el centro y sur de Mesopotamia hay una mayor separación entre desierto y valles de regadío, la urbanización está más arraigada y el poder político es más fuerte. Las tribus arameas aparecen separadas y el proceso de sedentarización aquí es parcial. En vez de estados con su correspondiente ciudad lo que ocurre es que subsisten las tribus (utuayu, laqe, gambulu, pukudu y los caldeos de la Baja Mesopotamia).
En las zonas de lengua cananea el elemento arameo es una evolución local, con continuidades lingüísticas y fáciles asimilaciones recíprocas entre campesinos y nómadas en entidades nacionales más o menos homogéneas, pero en las regiones donde el elemento arameo se sobrepone a poblaciones distintas, hurritas en el Alto Tigris, asirios en el Éufrates Medio, babilonios en el centro y sur mesopotámicos y neohititas en el norte de Siria, solamente existe una yuxtaposición de componentes locales y arameos. Eso sí, los nómadas ya non marginales, pues el elemento tribal forma una elite sociopolítica y militar.
El modelo gentilicio es la forma del estado territorial, en tanto que la comunidad de descendencia, de sangre, bien expresada en los aspectos religiosos y de la lengua, se convierten en los auténticos criterios de pertenencia. En la formación estatal gobiernan  los miembros de la estirpe dominante, antiguos jefes de tribu. El rey es flanqueado por los jefes de otras grandes familias o clanes tribales. Se mantienen, desde la óptica ideológica, las formas paternalistas (de origen nómada). Es la figura del rey como padre, dotado de justicia.
Aparte de las inscripciones de algunos reyes locales, las fuentes principales que permiten conocer el desempeño histórico de los reinos arameos son indirectas, el Antiguo Testamento para los territorios del sur, y las inscripciones asirias para los del norte. La mayoría de noticias se refieren a los estados meridionales y se centran en las guerras con Israel.
En el centro y el sur de Mesopotamia, en territorio asirio, las tribus arameas lograron diferenciarse de las poblaciones agrícolas y urbanas de lengua acadia, y lograron mantener por un mayor tiempo su organización tribal y su desvinculación con los grandes centros de poder. Los arameos, de procedencia occidental en Mesopotamia, se propagaron en la dirección noroeste-sureste, al igual que antaño había ocurrido con los amorritas, porque era la zona de pastos y la ruta de trashumancia principales entre el desierto y el piedemonte anatólico e iraní. El centro del territorio arameo se encontrará en el desierto del norte de Siria, desde donde llevarán a cabo incursiones esporádicas en las tierras agrícolas, muy cercanas a las grandes urbes. En los siglos IX y VIII varias tribus arameas están presentes en la propia Babilonia. De hecho, en los textos asirios de Tiglatpileser III se mencionan hasta cuarenta tribus, todas ellas pequeñas, con jefes gentilicios denominados nasiku. Poseen una economía agropastoral. Algunas de estas tribus, como los utu, se especializan en aportar tropas mercenarias.
Los textos llaman suteos a los arameos (cuando es una designación que en el I Milenio se refiere a nómadas). Así nombrados aparecen, por ejemplo, en el Poema de Erra, un texto que refleja el clima de inseguridad que crean las incursiones nómadas (algunas de arameos) en territorio babilonio.
Las tribus caldeas del sur de Mesopotamia se relacionan con los arameos, aunque las fuentes babilonias nunca los confunden, sino que únicamente los yuxtaponen como entidades étnico-geográficas similares, pero diferentes. Los caldeos llegan a Mesopotamia con posterioridad a los arameos, y no antes del mediado el siglo IX a.e.c. Son grupos tribales de mayores dimensiones que los arameos.
Desde una perspectiva lingüística, el ámbito siropalestino y mesopotámico acabará por ser arameo. La lengua se convertirá en lengua imperial oficial. De hecho, los documentos arameos llegarán a lugares dispares como Anatolia, Egipto, Arabia, Irán y hasta la frontera de India. Entre el II y el I Milenio a.e.c. se crea una franja lingüística aramea en el interior de Siria y en el norte de Palestina, eso sí, dividida en variedades locales. Posteriormente se produce un avance de las tribus arameas en la Alta Siria, Alta Mesopotamia y Mesopotamia meridional y central, que hace retroceder el elemento neohitita, a las lenguas habladas hurritas y suplanta al babilonio, respectivamente. Con las deportaciones imperiales y los trasvases de población se produce una fusión de los antiguos habitantes con los recién llegados, lo que favorecerá, finalmente, al grupo más numeroso de los deportados, que es el arameo.
El arameo convertido en lengua hablada de la mayoría de la población de Mesopotamia y de Siria-Palestina, será adoptado oficialmente por el reino babilonio y por el persa. En la etapa neobabilonia el arameo se ubicará, al lado del acadio, en los registros administrativos.

Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB. FEIAP, Granada. Abril, 2017

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