20 de septiembre de 2023

El mundo legendario del Buda. Fuentes escritas


Imágenes (de arriba hacia abajo): relicario en plata dorada del templo Famen, que muestra a un bodhisattva arrodillado sobre un trono de loto. El objeto fue presentado al emperador en el año 871; Buda meditando de Gandhara, de la Dinastía Kushan (200-400). Victoria and Albert Museum, Londres.

El distinguido investigador francés Étienne Lamotte, en su obra titulada Histoire du Bouddhisme indien, des origines à l’ére Saka (Institute Orientaliste, Lovaina, 1958), menciona varias fases en la evolución de la leyenda del Buda. La primera de estas etapas incorporaría fragmentos biográficos en los Nikâya, en tanto que la segunda vería la inclusión de biografías, incompletas o no, en el Vinaya o regla monástica de conducta y moral. En una tercera etapa se incluirían varias vidas autónomas pero incompletas, provenientes de diferentes escuelas y datables en los primeros siglos de nuestra Era; entre ellas estaría el Lalitavistara y el Mahâvastu; el cuarto período conoce biografías completas escritas por coetáneos del rey kushán Kaniska, que abarcan desde el descenso del cielo Tusita hasta los funerales del Bendito Sâkyamuni. En esta fase destaca por encima de cualquier otra obra el Buddhacarita de Asvaghosa, si bien también son relevantes dos textos biográficos en chino (uno, obra de Samgharaksa, en la región de Gandhâra), y el otro anónimo.

Finalmente, una última fase agrupa composiciones cingalesas transmitidas por textos pâli, con la presencia de los más arcaicos fragmentos escritos sobre la vida del Buda. Aquí se incluye el Nidânakathâ (que introduce las jâtaka pâli), así como un comentario de Buddhadatta al Buddhavamsa, que refiere las dos primeras décadas de la enseñanza del Despierto.

El Mahâvastu o La gran gesta, recoge, en sánscrito budista híbrido, diversas fábulas, leyendas, hagiografías, testimonios búdicos y varios relatos en una serie de episodios. El texto compila antiguas tradiciones orales relativas a los episodios más clásicos de la leyenda del Buda, así como referentes de la literatura popular india. Su período de composición abarca desde el siglo II a.e.c. al siglo IV. Probablemente la obra fue compuesta por los lokottaravâdin, escuela subsidiaria del mahâsâmghika, si bien no se puede descartar la participación de otras escuelas.

Esta obra incorpora jâtaka y avadâna (narraciones morales que propician la devoción e instrucción de laicos, enfatizando las efectivas consecuencias derivadas del karma, sin entrar en disquisiciones doctrinales), en forma de historias en sí mismas y al modo de fragmentos falsamente biográficos referentes a las anteriores vidas del Buda Sâkyamuni. Algunas de tales jâtaka, por su parte, poseen sus equivalentes en el Canon Pâli, en tanto que otras provienen de cuentos populares.

La obra, como ocurre con el Nidânakathâ, estructura la vida del Bienaventurado en una triple sección. La primera comienza en los arcaicos tiempos del Buda Dîpamkara, relatando sus vidas anteriores; la segunda alude a la estancia en el cielo o paraíso Tusita, lugar en donde decide su reencarnación en el seno de la reina Mâyâ, madre del Buda, además de episodios relevantes como su huída de palacio o el enfrentamiento victorioso con el demonio de la muerte Mâra; finalmente, la última habla de las primeras conversiones que logra Sâkyamuni, el largo proceso de difusión de la doctrina búdica y la configuración de la comunidad de monjes.

La edición más antigua de la obra sánscrita en lenguas occidentales fue la llevada a cabo por Emile Senart en las últimas décadas del siglo XIX para la Societe Asiatique parisina.

El poema épico llamado Los Hechos del Buda (Buddhacarita), relata la vida del Sâkyamuni desde que nace hasta que se produce el reparto de sus reliquias después del parinirvana. Catorce de sus veintiocho capítulos fueron redactados en sánscrito, mientras que los demás aparecen conservados en traducciones tibetanas y chinas. La edición clásica del texto en sánscrito es la que corresponde a E.H. Johnston (editorial Motilal Banarsidass, Nueva Delhi, 1971).

Es un texto atribuido al dramaturgo y conocido poeta Asvaghosa (tradicionalmente considerado un brahmán que se convirtió al budismo), relacionado directamente con la corte del rey Kaniska, de la turca dinastía Kusâna (procedente de Bactria e instalada en el norte y noroeste de India), en el siglo II. En el Buddhacarita el Buda es la forma visible del dharma, pues en el poema Siddhârtha desafía abiertamente la sabiduría ortodoxa brahmánica hasta conducirla a su consumación, si bien en ningún momento se le muestra como un heterodoxo.

Lalitavistara, una obra anónima en sánscrito, en verso y prosa, cuya compilación final data del siglo IV, narra la vida del Buda Gautama desde su estancia en el cielo Tusita hasta el famoso primer sermón en el Parque de los Ciervos en Sarnath. La tradición mahâyâna acabaría recogiendo la obra, tal vez sarvâstivâda en su origen, asociándola a los vaipûlya sûtra; esto es, los sutras extensos de la corriente mahâyâna. El título se refiere al entretenimiento, la elegancia y la práctica deportiva además de a la exposición en detalle.

Es probable que este texto hubiera estado al alcance de los artistas que decoraron la gran estupa de Borobudur, datada en el siglo IX, pues en ella aparecen relieves que refieren algunos episodios de esta obra. Algunos de tales episodios del Lalitavistara, dicho sea de paso, se encuentran asimismo en los evangelios apócrifos relacionados con Jesús, como acontece con el caso en que las estatuas de los templos cobran vida, postrándose a sus pies, con el desmayo del maestro al recitar el alfabeto o con la inclinación que llevan a cabo los árboles a su paso.

La narración se desplaza en tres niveles específicos. El Buda, ser eterno, inmutable y universal, completamente liberado, de un lado; el Buda como un ser en evolución y, finalmente, como simple humano, que después de un duro y difícil aprendizaje logra el despertar, falleciendo a la edad de ochenta años. En este último caso, el Buda es un ser aparente, en tanto que un Buda eterno adquiere la forma de un ser humano con la finalidad de instruir a los seres conscientes.

Los distintos capítulos finalizan alabando de manera alegórica la figura del Buda, lo que proporciona un tono devocional al conjunto. Hay una evidente preferencia de lo mitológico sobre lo filosófico, un probable indicio de que la obra estaba originalmente destinada a personas laicas y no a monjes.

La primera traducción a lenguas europeas, desde el sánscrito y el tibetano, se llevó a cabo en París a mediados del siglo XIX, por obra de Edouard Foucaux (ediciones del Museo Guimet parisino).

Otro texto referencial de la vida legendaria del Buda es Udâna, obra de ocho capìtulos con una decena de episodios en cada uno de ellos vinculados con su vida. Cada sección culmina con un colofón en verso que, según la tradición, pronunció el propio Bienaventurado (el Bhagavant). Unos pocos episodios, en los que abundan los prodigios, centran su interés en reivindicar la relevancia del budismo frente al brahmanismo.

La Crónica del Linaje, Nidânakathâ, es un texto estructurado en tres momentos esenciales. El primero de ellos es la llamada época remota, cuando Sumedha, a la postre convertido en Sîddhârtha, promete el voto de alcanzar el despertar delante del Buda Dîpamkara. Imágenes de este Buda Dîpamkara aparecen en Gandhâra, lo cual evidencia que la historia que se cuenta es septentrional en su origen. Esta sección es, en realidad, un comentario al Buddhavamsa o Saga de los Budas. Esta época remota o dûrenidâna se acerca, por tanto, al Cariyâpitaka y al Buddhavamsa. Este último texto narra la historia de los veinticuatro budas que anteceden a Sâkyamuni a lo largo de las doce últimas eras mundanas, empezando, naturalmente, con Dîpamkara. El mismo Siddhârtha cuenta en primera persona la historia, señalando quién era él en el momento de la presencia de cada uno de los budas.

La época media elabora un relato desde el abandono del cielo Tusita hasta el momento de lograr el despertar. Esta época (avidûrenidâna) comienza cuando los dioses solicitan que renazca el Buda una vez más para el beneficio de los seres humanos. Posteriormente, sigue las leyendas clásicas en el episodio del elefante blanco que se introduce en el seno materno de Mâya, en el nacimiento mítico del Buda en el parque de Lumbini, en lo tocante a las cuatro señales y la huida del palacio, en lo referente a los varios años de ascetismo errante, en la batalla contra Mâra y en el definitivo logro del despertar.

En la época reciente se habla desde los largos años del ministerio búdico hasta la donación del parque o bosque de Jeta a la comunidad de monjes por parte de un rico mercader de nombre Anâthapindika. El texto se centra en las conversiones, comenzando con la de algunos mercaderes laicos.

Jâtaka fue empleado con la intención de incorporar, por parte de la tradición budista, un buen número de fábulas, cuentos y leyendas conocidas en India, utilizándose como medio de transmisión, preservación y también difusión de esta serie de relatos. Muchos de ellos existían, por consiguiente, antes de la aparición del budismo. En estas historias el protagonista se identifica con un nacimiento anterior de Siddhârtha. Tales nacimientos acontecieron en la forma de animales, deidades y seres humanos.

El principal, y más largo comentario sobre las jâtaka en pâli (al margen de la antología Cariyâpitaka que ilustra sobre las virtudes), es el Jâtakatthakathâ, en el que se comentan más de quinientos jâtaka en prosa, cuyos contenidos se encuentran al margen de la tradición budista. Se trata de relatos costumbristas, narraciones tradicionales indias, cuentos sobre encantamientos y fábulas. En cada vida narrada en los jâtaka, el bodhisattva surge para perfeccionar y controlar las diez virtudes (pâramitâ) consideradas supremas, entiéndase la generosidad, el discernimiento, la bondad, la paciencia, la firmeza, el desprendimiento, la veracidad, ecuanimidad, consideración y la resolución. Son un grupo de virtudes que encuentran cobijo en el corazón del ser consciente. Aparecen en la vida y crecen durante el desarrollo de la misma, si bien un único tiempo vital es insuficiente para lograr perfeccionarlas todas.

Bibliografía

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BAREAU, A., Recherches sur la biographie du Buddha dans les Sutrapitaka et les Vinayapitaka anciens: de la quête de l’Éveil à la conversion de Sariputra et Maudgalyayana, (3 vols.), Presses de l’École Française d’Extrême-Orient, París, 1971-1995.

LAMOTTE, E., Histoire du Bouddhisme indien, des origines à l’ére Saka, Institute Orientaliste, Publications Universitaires, Lovaina, 1958.

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Prof. Dr. Julio López Saco

UM-AEEAO-UFM, septiembre, 2023.

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