La cerámica de Kamares, de rica policromía, se encuadra en el período Minoico Medio (del IA al IIIB, 2050-1675 a.n.e.). Recibe su nombre de un santuario en gruta localizado cerca del monte Ida, en la isla de Creta. El gran número de sus piezas pudo haberse debido a que fue una cerámica muy empleada como ofrenda funeraria. Con presencia de panzas abultadas, esta cerámica presenta finas paredes de cáscara de huevo. Tipológicamente, encontramos jarras, ánforas, cráteras, copas y grandes vasijas para contener vino, aceite y granos. La decoración, con la presencia de varios colores, especialmente blanco, rojo, naranja y amarillo, es predominantemente geométrica, con abundancia de espirales, curvas y contracurvas, pero también cuenta con motivos naturalistas, vegetales y de animales marinos, en especial pulpos y crustáceos. El estilo clásico de esta cerámica, en el Minoico Medio II, se relaciona con el palacio de Faistos. En general, las piezas cerámicas de Kamares siempre tendrán un fondo oscuro, negro o azul, sobre el que se resaltan otros colores. En cualquier caso, los diseños suelen ser repetitivos y, habitualmente, simétricamente compuestos. Es frecuente que estas vasijas tengan unas formas muy características, con la boca muy estrecha, imitando el pico de un ave, y con dos piezas salientes redondas, imitando los ojos, a ambos lados del comienzo de la boca.
Prof. Dr. Julio López Saco
7 de marzo del 2010
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