7 de octubre de 2014

Monstruos míticos: las serpientes Basilisco y Anfisbena

Imágenes: arriba, anfisbena en la Iglesia de Santa María de Piasca, Cabezón de Liébana, Cantabria; abajo, basiliscos en un capitel del claustro de la iglesia de Santa María la Real de Nieva, Segovia.


El basilisco, cuyo nombre procede del griego (diminutivo de rey, basileus), es un animal fabuloso que se reconoce inicialmente por una mancha blanca ubicada en la cabeza como si fuese una corona, de ahí su denominación. Con su presencia y silbido, pone en fuga a cualquier animal. No se desplaza e impulsa en ondulaciones, sino que avanza erguida sobre la parte central. Al exhalar su aliento mata las plantas y rompe las piedras. Es muy probable que este animal mítico haya que identificarlo con el ureus egipcio que, según Horapolo, representaba la eternidad, y por eso se colocaba en la cabeza de los dioses como símbolo de la única sierpe inmortal conocida. En el ámbito cristiano, y particularmente en los bestiarios medievales, se convirtió en un símbolo del mal, representando la lujuria, y siendo una de las bestias que, al lado del león y el dragón, son combatidas por Cristo. Se llegó a identificar su veneno con enfermedades como la sífilis. En el siglo XII se pensaba que el basilisco nacía del huevo de una serpiente incubado por un sapo. En la iconografía cristiana su apariencia se transformó, convirtiéndose en un híbrido entre un gallo y una serpiente.
Según la mitología griega, la anfisbena es uno de los seres que nace de la sangre que gotea de la cabeza de Medusa cuando Perseo se trasladaba encima del desierto de Libia. Se trata de una sierpe (o quizá lagarto) de dos cabezas, que puede andar hacia delante o hacia atrás, devora cadáveres y se suele vincular al mundo subterráneo. En la iconografía medieval se la podía representar con cuerpo de gallo, o con patas de gallo, y con alas con escamas, dibujos o plumas saliendo de su cuerpo. Esta serpiente fantástica procede de arcaicas concepciones que ven en ambas cabezas del animal la pugna entre el bien y el mal. De hecho, el neoplatonismo y el cristianismo la usaron como símbolo de dicha lucha.

UCV-UCAB, Escuela de Historia-Escuela de Letras, Caracas.

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