Los seis clanes tibetanos
originales (en algunos relatos se habla, no obstante, de cuatro), descienden,
según la tradición, de Avalokitesvara, en su forma de mono, y de una demonesa
de las rocas. La historia cuenta como el mono-bodhisattva se había retirado a
una remota y aislada región del Tíbet a meditar. Sin embargo, una demonesa
local se enamoró de él. El mono-bodhisattva, ante la amenaza de suicidio de
parte de la demonesa, accedió a tener sexo con ella. Los tibetanos habrían
heredado, así su naturaleza religiosa y espiritual de su “padre”, mientras que
su carácter agresivo y rudo de su “madre”. El término tibetano para designar el
linaje es ru o riipa. Ru significa hueso
(de ahí la extendida idea de que los huesos de los tibetanos proceden del
padre, en tanto que la carne de la madre). El emperador (tsenpo) Songtsen Gampo, histórico fundador del imperio tibetano en
el siglo VII, fue reconocido como una
emanación del bodhisattva y sus esposas (las princesas china y nepalí) como las
diosas Tara y Bhrkuti.
Prof. Dr. Julio López Saco
UCV-UCAB
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