7 de octubre de 2019

Cultura Talayótica en las Islas Baleares





Imágenes, de arriba hacia abajo: la naveta des Tudons; el talaiot de Torellonet Vell, en la isla de Menorca y; taula y talaiot de Trepucó.

En las islas de Menorca y Mayorca se desarrolla en época del Bronce Inicial lo que se ha venido a denominar, desde una perspectiva arqueológica, como mundo Navetiforme. La fase formativa o Navetiforme I ocurriría en el Bronce Inicial, en tanto que el apogeo (Navetiforme II) aconteció entre 1400 y 1000 a.e.c. Este último momento supone el abandono de las antiguas necrópolis de tipo dolmen así como las del tipo hipogeo, si bien se mantiene la inhumación colectiva en cavernas[1]. Solamente en Menorca aparecen en esta fase las navetas de enterramiento.
Las navetas de enterramiento son recintos de inhumación grupal que inician su andadura en el Navetiforme II, aunque al igual que las cuevas de inhumación colectiva, perdurarán hasta la primera fase propiamente talayótica. Se puede destacar la naveta de Ses Arenes (con casi setenta cadáveres). Por su parte, en Cova des Cárritx se documentó un ritual funerario en el que se le cortaba el pelo a los fallecidos para luego guardarlo en unos pequeños recipientes de madera. Aunque se desconoce el significado de tal ritual, parece claro que algunas prácticas funerarias enfatizaban los cabellos y el cráneo. En otra cueva (des Mussol), se documentan prácticas ideológico-religiosas en las que participaban pequeñas esculturas en madera. Una de ellas presentaba un personaje de rostro humano con cuernos, iconográficamente afín a las conocidas representaciones del Cernunnos celta.
Las viviendas del Navetiforme II se originan en el Navetiforme I hacia la mitad del II milenio, y son de planta alargada terminada en uno de sus extremos en forma semicircular o absidal. En su interior son comunes los hogares, las banquetas y demás mobiliario de interior. Aparecen aisladas o, en algunos casos, en pequeños grupos colindantes de dos o tres.
La cultura talayótica propiamente dicha de Mayorca y Menorca comienza en el Bronce Final. La fase formativa se fecha entre 1000 y 900 mientras que la de pleno desarrollo entre 900 y 800 a.e.c. Se trata de una evolución autóctona que perdurará algunos siglos, aproximadamente hasta 600 a.e.c., y en la cual destaca como rasgo fundamental la arquitectura, concretamente los monumentos turriformes conocidos como talaiots (esto es, atalayas). Es una arquitectura megalítica, que presenta edificaciones públicas monumentales, no sólo los mencionados talaiots sino también taulas, santuarios y recintos amurallados.
Los talaiots están conformados por grandes bloques pétreos. Son torres de planta circular y de sección troncocónica, cuyas funciones pudieron ser variables: para organizar banquetes funerarios, como centros redistribuidores, espacios de reunión comunitaria del poblado y hasta lugares para despiezar carne[2]. Las taulas o mesas, por su parte, exclusivas de Menorca, son recintos rituales o santuarios con un muro que delimita un espacio a cielo abierto, habitualmente con una cabecera absidal, en cuyo centro se erigía una megalítica estructura de piedra  formada por una piedra hincada sobre al cual otra se sostenía en horizontal. Los santuarios presentan plantas cuadrangulares o absidales. Al igual que las taulas aparecen aislados (mientras que los talaiots pueden verse aislados o haber formado parte de poblados amurallados de plantas irregulares).
Las casas en Mayorca tienen plantas arriñonadas o cuadradas, con presencia de pilastras o columnas de sustentación; en Menorca, por el contrario, las casas circulares o radiales con un patio central son mucho más frecuentes. En el interior de las mismas destaca un mobiliario formado por banquetas, plataformas, hogares y depósitos para el agua.
La configuración y desarrollo de la cultura talayótica se acompañó de un crecimiento demográfico y de la nuclearización de la población. La estructura económica se centraba en la ganadería de cerdos, bovinos y ovicápridos, y mucho menos en la agricultura, esencialmente de cereales.
En relación, finalmente, al registro funerario talayótico, se puede decir que al principio, en las primeras centurias, pervivieron los enterramientos colectivos en cueva, propios de la tradición Navetiforme, como es el caso del yacimiento de la Cova des Pas, en Menorca, datada entre 900 y 800 a.e.c., en donde aparecieron más de setenta individuos inhumados en posición fetal envueltos en sudarios de piel de buey.
El denominado período postalayótico alcanza hasta el 123 a.e.c., momento en que Menorca es incorporada el imperio romano. El recinto de taula es ahora, en lugar del talaiot, el edificio que vertebra los poblados (Talatí de Dalt, Trepucó). Se construyen las casas adosadas mientras que las prácticas funerarias se llevan a cabo en necrópolis en grandes cuevas artificiales, como el conocido ejemplo de la necrópolis de cala Morell.

Prof. Dr. Julio López Saco
UM-FEIAP, octubre, 2019.


[1] Los enterramientos en cuevas se pueden ver en Es Cárritx, en Ciutadella, Menorca, o en el Forat de Ses Aritges, en la misma localidad menorquina.
[2] A pesar de las diversas funciones plausibles, el talaiot es un monumento claramente comunal, desde una perspectiva tanto ideológica como económica.

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